El horror era cada vez mayor, el mirar aquel árbol me producía una fuerte nausea, el solo saber que con ver aquel árbol él ya no estaría.La soga estaba todavía desde aquella vez.
Frente al cementerio, donde la soledad esta acompañada de más soledad y los sueños frustrados se unen más a los lamentos, donde la gente solo observa una triste lapida creyendo ver a sus seres queridos que ya no eran mas que un cuerpo en putrefacción, amueblado en una caja de madrea con 3 metros de tierra encima. No tenia sentido, pero allí quería soltar todo el dolor y la amargura que me consumía, parte de la culpa era mía, mejor dicho toda.
El querer arrebatar a alguien el motor que lo mantenía en pie me hace una homicida, ya no era dolor , ni amargura, era culpa. Solo era culpa.