Capitulo Único: What hurts the most

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Lo que más duele, fue estar tan cerca.

Y haber tenido tanto que decir, y verte alejarte.

Y nunca saber, lo que pudo haber sido.

Y no vistes que amarte,

era lo que intentaba hacer.

La primavera había llegado al país del sol naciente; los cerezos en flor adornaban las calles y parques deleitando a todos con su belleza y aroma. Iluminados por las brillantes luces de la ciudad, los 7 hombres de los mugiwaras buscaron refugio de la brisa fría en un bar en el centro.

Se sentaron en una de las mesas cercanas al escenario, mientras veían pasar de un lado a otro hermosas chicas vistiendo ropas más que sugerentes. La primera tanda de tragos llegó y los amigos alzaron sus copas emocionados por la noche que apenas comenzaba.

—¡Arf, esta deliciosa! —jadeó Usopp, luego de vaciar su vaso de cerveza—. Bueno amigos, estamos aquí para festejar el último día de soltería del desorientado del grupo.

—Lo último era innecesario —replicó molesto el peliverde, haciendo reír a todos.

—Las cosas como son, Zoro. En fin, felicidades amigo.

—Quien diría que serias tú el primero en casarse. Que inesperado —comentó Franky, dando un sorbo a su bebida.

—Sí, sí, ya me lo han dicho varias veces.

—Recuerda que solo estas aquí para beber, Marimo mierdoso —advirtió Sanji, mirándole amenazante—. No permitiré que engañes a tu prometida.

—Jajaja si, mirar pero no tocar.

—¡Cállate, ya lo sé!

—Ah cierto, también hay que festejar por Sanji y su trabajo soñado —recordó Luffy.

—Es una pena que no puedas asistir a la boda mañana, Sanji-san.

—Bueno, si no viajo mañana temprano no estaré a tiempo para la inauguración del restaurante. Además, no creo que le haga falta al Marimo en la ceremonia.

—Pues en eso tienes razón.

—Dicen eso pero seguro extrañaran sus peleas —afirmó Usopp divertido, haciendo resoplar al par.

—¡Para nada!

—Bueno, no se puede hacer nada. Entonces, por la boda de Zoro y el trabajo de Sanji. ¡Salud!

—¡Salud!

El espectáculo en el escenario comenzó y todos gritaron emocionados mientras bebían; todos excepto Sanji. A pesar de tener una bella mujer semidesnuda danzando frente a él no sentía nada. Había dejado de sentir el día que Zoro les anunció con nerviosismo que se casaría.

Miró de reojo al peliverde que parecía más entretenido en beber su sake que en la bailarina y suspiró. ¿Cuántos años habían pasado desde que esos incontrolables sentimientos habían brotado en su interior? Si, desde aquella noche de verano cuando jugando a "El rey manda" con sus amigos, se le ordeno besar al peliverde.

Fue cuando sus labios se unieron ese breve momento que Sanji comprendió la magnitud de lo que sentía. El porqué de sus peleas y su afán por llamar su atención. El deseo de que probara su comida, el querer pasar tiempo juntos o el revoloteo en su corazón cada vez que le sonreía.

Siempre se había considerado heterosexual hasta que lo conoció. Si, Sanji había amado a Zoro desde su juventud. Por eso, el día que Zoro le presento a su novia sintió una daga presionar en su corazón. Día tras día, esta se hundía un poco más, retorciéndose lenta y dolorosamente cada vez que lo veía juntos, cada vez que se besaban o tomaban de las manos.

What Hurts The MostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora