El día estaba tan gris como mi mente, algunos relámpagos se oían a lo lejos, tan distantes como mi libertad. Me miro las manos, están llenas de cicatrices y de quemaduras, las muñecas me arden y pesan debido a las cadenas.
«Esto no puede estar pasando, yo era libre» Pienso mirando al suelo. Escucho las botas en el lodo y levanto la vista. Frente a mi esta la peor persona del mundo, desconozco su nombre pero sé por su ropa que pertenece a los Quita Sueño.
–¡Tú, el de las manos encadenadas, levantate!— me da una patada y caigo con el cuerpo de costado sobre el lodo—. El Shue quiere verte.
Consigo ponerme de rodillas. Me duele todo el cuerpo, llevo caminando más de ocho días, los últimos dos arrastrado por los caballos. Las cadenas son el símbolo de que soy un esclavo, nunca seré libre, nunca.
–¡He dicho, arriba!— me toma de las cadenas y me arrastra, el lodo se mete por mis botas, la peor persona del mundo hace un movimiento brusco en las cadenas y provoca que libere un grito.
Trato de ponerme en pie, lo hago, pero mis piernas están tan débiles como mi espíritu. La peor persona del mundo me arrastra buena parte del camino y logro ver las condiciones de los demás.
Frente a unos arboles que crecen al norte, hay cuatro chicos encadenados y unidos entre sí por cadenas gruesas, por su ropa de hojas sé que pertenecen al clan Árbol. A su derecha, cerca de un lago, diez ancianos tienen el cuerpo hundido hasta la boca, son del clan Gota. A mi izquierda, varias mujeres cuelgan cabeza abajo, ellas del clan Tormenta. Mire a donde mire, hay varias almas encadenadas o torturadas, su crimen, ser libres.
Después de varios minutos, llegamos a una cabaña, de su chimenea sale humo negro, y en el interior se oyen gritos de varias personas.
–Hermanos, sangre roja, sueños rotos, traigo al Livanti—. Dijo la peor persona del mundo.
–Hermano, sangre roja, sueños rotos, entra—. Contesto el Quita Sueño que montaba guardia.
Cuando abren las puertas, todos callan, y me miran, comienzan a murmurar. Los odio tanto, por su culpa estoy roto.
–Pueden salir— comenta una voz gruesa—, tengo algo que hablar con él—. Me señala, lo sé, pero no lo encuentro en esa oscuridad.
Todos salen y varios me tiran patadas, la peor persona del mundo me avienta contra el suelo y mis cadenas suenan con esa horrenda canción.
–Desencadenalo— dijo el Shue, un hombre de complexión fuerte, de baja estatura, su forma se había hecho presente entre la luz opaca de la chimenea—, quiero hacerle unas preguntas, hermano.
La peor persona del mundo me tomo de las muñecas y libero las cadenas, mis brazos cayeron al suelo de tierra.
–Puedes retirarte, hermano– la peor persona del mundo giro, me miro amenazador, carraspeo los dientes y salio—. Bien, Ares, quiero que esto sea lo menos doloroso para ti— me miro desde las sombras—, así que quiero toda la verdad, sera por tu bien.
–No obtendrás nada de mi— consigo decir con una voz tan dolorosa, el exceso de gritos me ha roto la voz—. No diré nada.
–Haces esto difícil, Ares— se giro y arrojo leños al poco fuego, este soltó un chirrido y varias cenizas volaron—. Yo no quiero herirte más, de verdad, todos somos hermanos, hijos del mismo Dios, el único.
–Todos eramos hijos del universo y la Tierra, hasta que llegaron con su Dios desde el mar.
–¡Que blasfemia!— me tira una bofetada que provoca un mareo tan doloroso—. Solo existe un dios, y es el Padre Escarlata, cualquier otra deidad esta vista como mundana, como acto de pecado.
La bofetada aun me tiene con la cabeza dando vueltas, pero logro distinguir cuando mete una punta de metal al fuego.
–Su dios llego a destruir imperios... En cambio los dioses espirituales salvaron vidas—. Escupo un poco de sangre.
–Ares, no sabes lo que dices, definitivamente estas perdido, aceptas la idea de varios dioses, es un error muy grave ante el Padre Escarlata. Pero bien, no estamos aquí para discutir sobre teología, estamos para discutir otra cosa, veras, perteneciste al clan Universo, clan que nos ha causado muchos problemas, son los más fuertes de su estirpe, casi nos acaban en la batalla del Bosque Esmeralda, pero... Te capturaron a ti antes de que huyeras como esos cobardes.
–No huí porque...
–No me interesa saber el porqué. Recuerdas a las demás sectas– se acerco al fuego y cogió la punta, esta estaba roja—. Lo pagaron mal, la Batalla Dorada, pobres creyentes del Golro, la Batalla De Las Dos Puntas, creyentes en Sancto, la Batalla Oscura, entre creyentes de la deidad Muerder, y así podría mencionar más pero aquí la pregunta es ¿cómo terminaron?
–Extinguidas... Tus hombres los mataron y los hicieron esclavos del pensamiento y esclavos del alma.
–Ares, no lo repetiré más veces, así que escucha ¿en dónde están los demás de tu clan?— el Shue tomo una pose aterradora, la punta descendía lentamente— ¿EN DÓNDE ESTÁN?— me tomo de la cara y la hizo girar, sentía el calor del metal.
–Hazlo... Me ataron a la esclavitud ya, no pierdo nada, mi familia murió, todos los que ame murieron... Los dioses me dieron otra familia, no dejare que la lastimen de nuevo.
–¡Eres más terco de lo que creí! Pero aún así yo te sacare la información— su tono de voz se hizo extraña, me tomo por el cuello y me tiro de espaldas, el golpe me sofoco y cuando inhale aire él me piso los brazos—. ¿Dónde están?— me dejo caer la punta al rojo vivo sobre la palma de la mano.
El dolor era horrible, grite hasta donde mis pulmones me lo permitieron, trate de pelear, pero estaba muy débil. Lo volvió a dejar caer sobre mi otra mano.
–De sus manos procede su magia oscura, lo he visto, ahora no podrás defenderte, ¿Dónde se ocultan los de tu especie?
Muchos gritos se oyeron fuera de la cabaña, los podía oír a pesar del dolor. El Shue se movió y pregunto a sus hermanos, cuando susurraron la respuesta él empalideció.
Las lágrimas caían por mis mejillas, las manos me ardían, la sangre me salia de la boca.
–No me sirves, que decepción— tomó la punta y la coloco no muy lejos de mi garganta.
Entonces, el fuego devoró el techo de la cabaña, y un halcón gris entro por el techo, se fue a parar en su cara y le rasguño esta. El Shue grito y tiro la punta al suelo. El halcón se libero de un zarpazo y se poso en el suelo con la forma de un león. Rugio y yo le entendí «Haste pequeño» me decía el león.
«No puedo hacer nada, estoy muerto, esclavizado... Muerto»
«–Haste pequeño»
Muevo lentamente la mano, el dolor me cega pero no debo cerrar los ojos.
Veo cuando el Shue toma de nuevo la punta y corta al león, este ruge y suelta un zarpazo pero no hiere al humano. Y es eso, el ver la sangre correr por su brazo que hace que surja...
Mis manos sueltan luces y mi alma se desprende, mi cuerpo se ve envuelto por luces doradas, pequeños destellos de vida, mi cuerpo se hace pequeño. Veo como adquiere la forma de un ratón blanco y vuelvo a mi cuerpo.
El león se convierte en halcón justo a tiempo cuando el Shue lanza otro golpe, vuela y entre sus garras me saca de ahí.
Fuera es un caos, varios animales pelean, la tormenta llega rompe en el lugar. Las gotas me empapan... Miro arriba, veo esas alas pardas y sé que estoy a salvo, lejos de todo el caos, abajo los animales retroceden y vuelan en forma de aves, todas vuelan, lejos del suelo, lejos de las cadenas, danzan en el aire... Libres.
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Livanti " Las Almas Del Universo."
Spiritual«Tu espíritu es libre pero se ve limitado por tu cuerpo.» Ares, un chico de 18 años esta en busca de su libertad y la búsqueda de su identidad en un mundo donde se impone una doctrina, la libertad es esclava y las ideas son pobres. ¿Qué hacer en u...