Taizo Koijiro

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Está muerto... Ah... su corazón parece tan cálido, se siente suave al tacto... ¡Ah!... ¡Huh¡ Correr... Correr... Si no te apresuras ellos te alcanzarán... Corre más rápido... Ese callejón, ahí nadie te verá... Escondete, espera y luego corre otra vez...

No mato por diversión, ¿o sí? ¡¡Jajajaja!! Mi desquiciada risa. Hmmmm... ¿Y ahora qué? Uuu... Quizá deba salir a buscar a alguien... Es lo que hago por la noche, cuando las leyes humanas dicen "dormir", las mías, mis leyes dicen "matar", no todos lo entienden. Eso me gusta, eso me hace felíz, como único individuo. Haaaaa...

Soy Taizo Koijiro. Antes viví en  Hokkaidō hasta los dieciocho años, luego me mudé a Tsukuba para estudiar la Universidad, pero  un año después, regresé a Hokkaidō, por cuestiones laborales, no era fácil que alguien me "encontrara", así que mas tarde, me mudé a Tokio... He oído hablar de una serie de asesinatos. Todas las víctimas son hombres jóvenes y hermosos, de entre veinte y treinta años. Aparecen en la escena del crimen, boca abajo, cuando la policía llega a investigar los cuerpos, éstos han sido despojados del corazón. Es simple, las personas bellas enamoran a las demás, o al menos las ilusionan, las personas bellas tienen al mundo detrás suyo, se supone que la gente enamorada, siente con el corazón, aunque eso sea una vil mentira, el corazón no siente, el corazón es sólo un músculo, además, quien hace tal barbaridad, deja una marca en su mano izquierda, varias líneas, cada una paralela a la otra, todas en conjunto, parecen formar letras diferentes. Nadie sabe lo que significan. Sólo yo...

Los investigadores han llegado a la conclusión de que el responsable es una mujer, posiblemente, enferma de la cabeza, y si eso fuera cierto, no la culparía, hahahaaa... La han apodado, "Delicacy Woman". Lo correcto sería "Delicacy Man", ¡¡hahahahaha!! Y tienen razón... Siempre hay un dulce y delicado olor a flores, siempre que alguien ajeno se da cuenta, es porque sigue el olor, pero se encuentran con mi rastro. Hmmmm... Amo el olor de las flores, aromatizar mi 'area de trabajo' con ellas, me causa felicidad, me hace sentir bien. Me pregunto si la policía de Tokio algún día logrará atrapar a Delicacy Man...

Hoy me han dado ganas de ir por alguien más... Es un chico, de unos veinticinco años, es alto, de cabello azul casi blanco y recto, sus ojos son hermosos y su sonrisa lo es aún más... Sé que su nombre es Watae Seome. No acostumbra mucho acudir a fiestas, hablar o salir de casa, pero mañana irá a un club para el cumpleaños de uno de sus amigos, lo sé porque he estado indagando sobre él. Uhuuuu... Una vez ahí, veremos que sucede. La verdad es que no planeo mucho las cosas, espero que todo fluya, no busco a "mis chicos", ellos vienen a mí. Nunca sostengo relaciones sociales con ellos, por obvias razones, me limito a observar desde lejos, a estudiarlos, siempre que los encuentro, es por casualidad, jamás los busco. A pesar de eso, todas las veces he tenido éxito, todas excepto una, hace un mes viajé hasta Hokkaidō, pues mis crímenes en Tokio, habian sobrepasado los límites de lo humano, y decidí darle un descanso a la gente de la ciudad. En Hokkaidō, tuve una experiencia inolvidable, que poco a poco, y sin haberlo notado, fue cambiado mi rumbo.

Esa vez, iba tras un chico llamado Suyen Michio. Se suponía que nos encontraríamos "casualmente", caminando entre unos altos edificios. Esperaba el momento, en la esquina de un estrecho callejón, la lámpara de iluminación sobre mi cabeza, titilaba incesante, como si en algún momento, pensara negar su luz. Era la hora, 10:50 en punto. Suyen Michio asistía a la universidad, en el turno de la tarde, ese día, estuvo hasta altas horas de la noche en la biblioteca para terminar un proyecto que debía entregar el siguiente día, puesto que extrañamente, no tenía acceso a Internet, creyó preciso trabajar ahí. Según mis cuentas, terminaría a las 10 de la noche aproximadamente, luego, tomaría el tren hasta una estación cercana, viajando de 10 a 15 minutos, ahí, la única estación cercana a su casa, le llevaria un viaje de 20 minutos, bajaría del tren en la última estación, caminaría 10 minutos más, llegando a una tienda de conveniencia, donde acostumbraba ir a diario, a comprar té de limón enlatado, de 355 mililitros, lo que le tomaba cinco minutos, saldría, caminando sobre la calle en la que me encontraba.

Me dí cuenta de todo eso ya que lo estuve siguiendo durante tres semanas, entre más tiempo lo haga, es mejor, ya que puedo estudiar cualquier variable que pueda suscitarse en la rutina de mis "chicos".  La primera vez que lo ví, me pareció algo familiar, fue por accidente, mientras caminaba frente a la Universidad, a las tres de la tarde, Suyen Michio, entraba a ésta. Algo parecido al "amor a primera vista", o eso...

10:52... Suyen Michio no aparecía. De la nada, hubo un corto en la energía eléctrica y las luces de la ciudad se apagaron. 10:55... 10:57... en medio de la noche, oscura... 11:00... 11:03... El lapso había sido sobrepasado por mucho según lo que ví otros días. Aún así, algo me impedía moverme del lugar, como si en cualquier momento, Suyen pasara caminando por ahí... 11:30, nada... Me di por vencido bastante rápido. Regresé a casa, caminando entre las calles entruncadas y activas, a pesar de no haber luces, como si al igual que yo, no durmiera, pero esta vez, hubiera hecho una excepción. Comencé a sentirme somnoliento, algo que no sucedía en años. Waaa...

Al llegar a la casa, tomé un pan de arroz, me dirigí a la habitación, y tuve un largo y profundo sueño. Aquella noche, la primera en la que fracasé, soñé con un amigo de la infancia que no había visto desde hacía años años, poco después de mudarnos a estudiar la universidad. Su nombre es Masayoshi Shuuna. Supongo que pasó ya que pensé que sus iniciales y las de Suyen Michio eran las mismas, a excepción de que estaban intercambiadas, además de que la última vez que nos vimos fue aquí en Hokkaidō, y estábamos comiendo pan de arroz. Masayoshi, ha sido mi mejor y el único amigo, he trabajado con  algunos pocos compañeros, pero prefiero hacerlo solo.
Masayoshi siempre fue tan amable como inteligente, aunque sombrío en su escencia, así que cuando ingresamos al Instituto, se hizo de muchos amigos, admiradores y hasta enemigos. Por mi parte, siempre fuí un invisible, muchas veces, ni siquiera el profesor sabía que estaba ahí, debido a eso, no terminé la Universidad en Tsukuba, puesto que Yoshi ya no estaba, y además, tenía tiempo "trabajando". Aquellos días felices,  sólo tenía a Masayoshi, pero ahora no lo tengo, no tengo a nadie realmente, a pesar de todo, no tengo realmente días felices...

DELICACY PSYCHOPATH©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora