Capítulo 2-. No pienso hacer eso

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"No pienso hacer eso."

Pasadas las dos últimas horas de clase, Noah, Finn y yo decidimos aprovechar el buen día que hacia hoy. Cogimos un par de bocadillos y algunos refrescos del comedor y nos dirigimos hacia las mesas de fuera.

—¿Os habéis enterado? —Dijo Finn cambiando de conversación —Ha venido un chico nuevo. Y—paró de hablar en medio de la frase, levanté la cabeza para saber porque no continuaba hablando y le vi mirar detrás mío, así que me di la vuelta—Sí, es ese. El de la camisa negra que está sentado al lado de Bethany y Jake.

—Ah sí, me han dicho que le habían expulsado de su anterior universidad y que le daban una segunda oportunidad aquí. Yo me mantendría alejado de él, no se ve de fiar. —dijo Noah aportando su opinión.

—¿Sabéis cómo se llama?— pregunté ahora yo. Seguía mirando disimuladamente hacia su dirección y vi como estaba muy pegadito a Bethany. De golpe vi como levantaba su cabeza y miraba hacia mí. Me había pillado por completo. Me giré de golpe y volví a centrarme en mirar a Finn mientras le daba un mordisco a mi bocadillo de jamón dulce y queso.

—No, no tengo ni idea. Pero no tardará en saberse. —dijo Finn. —Mirar a todas las chicas de ahí— dijo señalando a la derecha. — un poco más y se quedan sin bragas.

—Sí bueno, creo que con él sentado al lado de Bethany no muchas chicas se acercarán. —dijo Noah.

—Cierto, esa chica cuando quiere algo da miedo. —volvió a hablar Finn.

Y tanto que lo da. Bethany es conocida por casi toda la universidad, y mirad que es bastante grande. Es la líder de las animadoras de lacrosse, ¿es raro eh? Y bueno, tiene fama de haberse liado con todos los chicos guapos de la universidad. Por lo que se ve, el chico nuevo era su próxima presa, aunque al chico tampoco parecía importarle, todo lo contrario.

—¿Bragas? ¿Las bragas de quién? —dijo Sky apareciendo de la nada con su comida en la mano. Se sentó al lado de Finn justo delante de Noah y yo.

—Hablamos del chico nuevo, el que está sentado unos metros más allá ¿sabes quién es?

—Oh sí, me lo he cruzado esta mañana por el pasillo y madre mía, ¡está para comérselo!

—Ya ves —dijo Finn y todos nos lo quedamos mirando. — ¿Qué? Soy un tío pero admitir que al chico le han hecho con ganas.

Nos quedamos mirando entre todos y nos reímos a carcajada limpia, después de eso no volvimos a hablar del tema. Más que nada todos estábamos más preocupados ya que esta semana estábamos de exámenes hasta reventar. Seguimos hablando sobre los planes que teníamos para ese fin de semana. Querían ir a pasar el sábado por la ciudad o hacer otro plan así divertido, para no quedarnos un día más metidos en la universidad.

Me encerré en mi habitación y puse mi tocadiscos mientras hacia los deberes, era una cosa que me relajaba muchísimo. Una vez hechos, Noah vino a buscarme a mi habitación y más tarde le acompañé a la suya.

Él tenía que cambiarse para el entreno de hockey y así cogía el material para después a las cinco irse a entrenar.

Su habitación era exactamente igual que la mía, bueno, básicamente todas las habitaciones tenían el mismo tamaño, aunque él la había decorado más al estilo chico, lo normal. Lo único es que él se había instalado una pequeña tele y delante de ésta tenía un sofá.

Normalmente nos reuníamos en su habitación. Las tardes que no teníamos nada que hacer veníamos aquí y nos pasábamos horas mirando películas. Ha habido veces que nos hemos quedado dormidos, pero como ya veníamos preparados, cada uno traía un saco de dormir, aunque Sky y Finn se quedaban dormidos en el sofá y nosotros dos en la cama, o  íbamos turnando los sitios.

—Maya, ¿has visto mis pantalones de lacrosse? No los encuentro—dijo él desde el armario.

Estirada en la cama mirando mis redes sociales en mi móvil, sin cambiar de posición, vi que sus pantalones rojos se asomaban entre el montón de ropa de una esquina de la cama.

—Sí aquí —los cogí y se los tiré. —Deberías recoger un poco tu habitación, está hecha una pocilga.

—Ya bueno, tú lo has dicho. Debería. —dijo riéndose. No tenía remedio.

Estaba acompañando a Noah al campo cuando el profesor de filosofía vino hacia nosotros y me paró. Le dije a Noah que ya iría a verle entrenar más tarde. El profesor me guió hacía su clase y una vez allí me hizo sentar delante de su mesa.

—Srta. Smith, es usted una alumna excelente y estoy verdaderamente sorprendido con su calificación del último examen. —Hizo una pausa breve—No sé qué le ha podido pasar. Solo quería decirle que como sé que es aplicada y  que este examen cuenta mucho puedo hacérselo recuperar. Pero no va a ser un examen lo que tengas que hacer.

—¿Cómo? Me gustaría recuperar el examen, porque sé que lo hice fatal, pero ¿si no es haciendo otra prueba como lo recupero? ¿Un trabajo?

—Más bien es otro tipo de trabajo, necesitamos su ayuda. ¿Sabe que ha venido un chico nuevo no? —Asentí—Bien pues el caso es que está aquí de prueba. Se le ha cedido una beca y al más mínimo detalle podría ser expulsado  de este centro. Le cuento esto porque confío en usted y sé que podría ayudarlo.

—¿Ayudarle con qué exactamente?

—Pues habíamos pensado que podría ayudarle con los estudios, intentar que no se meta en problemas y cosas así. —Apartó su mirada de mí y la dirigió a la puerta. —Mírele, aquí está.

Miré yo también a la puerta. El chico del cual aún no sabía su nombre estaba abriendo la puerta mientras yo hacía una repasada mental a la conversación que había tenido anteriormente. No me lo podía creer ¿tanta mala suerte tengo que todo lo malo me tiene que venir a mí?

—Ya estoy aquí, ¿qué quiere? —su voz. Oh dios mío su voz, era cálida pero ronca a la vez, algo extraño pero bonito.

—Srt. Rumsfeld, le he estado comentando a su futura compañera, Maya, como va a ser esto. Espero que ponga todo lo que pueda de su parte y no le haga sufrir mucho. Ayden y Maya, cuento con vosotros. —pasó unos segundos y volvió a hablar. — Y si no tenéis ninguna duda, ya podéis retiraros.

Me levanté de la silla y la posicioné en su sitió, Ayden se dirigía ya hacia la puerta, la dejó abierta y después de él salí yo. Se quedó parado un momento y se giró hacia mí.

—No hace falta que hagas nada de esto. Yo no quiero estar aquí así que no voy a hacer estas mierdas de portarme bien.

—Bueno, eso lo dirás tú porque yo quiero recuperar mi examen y lo voy a hacer.

—Ya veremos.

Y se fue.

Tal cual.

Sin decir nada más, solo un ya veremos. 

DescongélameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora