EL MEJOR REGALO DE CUMPLEAÑOS

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Como de costumbre la luna se mantenía imponente sobre la aldea, los aldeanos ya habían dejado de transitar las calles y una suave y tibia ventisca, azotaba las ventanas de las principales casas cercanas al palacio del kage. Su luz llegaba a parecer como si en toda su magnitud pudiere apaciguar de momento el calor del desierto, cada uno de los faroles y bombillos que alumbraban las casas parecían opacarse a su resplandor. La luna lucía realmente hermosa.

Era sorprendente como desde el techo más alto de la aldea podía divisarse toda la aldea, imponente, ahora en construcción y elevándose en todo su esplendor, desarrollándose día tras día, hermosa al contacto con la luz de la noche y su propia oscuridad. Hoy un año más se hacía presente y solo su mente y sus recuerdos festejaban por ello; nadie más que él conocía el secreto de su nacimiento, tal vez algunos de los ancianos que se prestaron para sellar a aquel monstruo en su interior, pero ninguno diría nada, no tenían por qué hacerlo. Realmente no le importaba. Solo quería estar solo, divisar a lo lejos como poco a poco cada una de las luces de su ahora apreciada aldea, comenzaban a apagarse, a extinguirse para permitirle a la luna ser la única que iluminara el paisaje al tiempo en que la brisa meneaba con fuerza su desordenada cabellera. No podía culpar al destino, había nacido para traer dolor a los demás, más ahora tenía un punto a favor, su lucha e ideal más grande, su propio camino ninja.

Gaara... –Escucho su nombre ser pronunciado por una voz inconfundible. Aquella voz, aquel articular de palabras con que tanto soñaba desde hace ya muchos años–. Al fin lo he conseguido, al fin he llegado, ¡Feliz cumpleaños Gaara! –Decía un sonriente rubio al abrazarse con fuerza al pequeño y joven kage; quien sonrojado no entendía nada de lo ocurrido o no parecía procesar todo cuanto le ocurría.

– ¿Qué?, ¿Qué haces aquí Naruto? –Apenas podía pronunciar mientras sentía como en su corazón comenzaban a destellar un sin fin de sentimientos–. ¿Cómo supiste qué?

–Tarde días en investigarlo. Shikamaru me ayudó ttebayo, después de todo mi Aldea también guarda un archivo especial sobre fechas importantes, lo importante es que pude llegar a tiempo, ya es media noche ttebayo –Abrazándole de nuevo mientras olfateaba su cabello en un gesto inocente–. Gomen Gaara, yo...

–Arigato Naruto, es, creo que, el mejor cumpleaños que he tenido. Gracias –Decía mientras un sonrojo bastante visible se tornaba en sus pálidas mejillas.

–Gaara yo sé que me comporte como un idiota –Llamando la atención del pelirrojo que iba a negar inmediatamente interrumpido por un dedo del rubio. Éste se encontraba prácticamente arrinconándole–. Si, fui un idiota, ¿cómo no me di cuenta antes? –Tomando las mejillas de su pelirrojo mientras con caricias unía sus labios en un etéreo y cálido beso–. Te amo, realmente te amo Gaara.

Poco a poco sentía como su corazón destellaba de alegría, como sus noches dejaban de ser oscuras para convertirse todas en luz. Como el hielo comenzaba a derretirse para dar paso a la calidez de aquel cuerpo que le abrazaba acurrucándole en sus labios, en sus brazos, en su pecho; como el más oscuro cielo podía iluminarse tan solo con el tacto, con el roce de su boca y el aliento que siempre había soñado en sus más profundos y negados sueños. Un solo suspiro.

–Naruto, siempre has sido un idiota –Alejando al rubio que sorprendido temía ser golpeado aunque no de una forma física, viendo como poco a poco esos labios que tanto anhelaban se alejaban aún más de los suyos–. Creo que si lo fuiste, pero yo más. Yo más que tu... –Tomando rápidamente al rubio para recostarse en su pecho y besar cada uno de los rincones que en años soñó con tener–. No quiero, no quiero que esto termine jamás.

–No es un sueño mi Gaara, es real, tan real como tus besos y este momento de nosotros,t tuyo y mío, nuestro –Besando nuevamente la suavidad de los labios del kazekage–. Je, me pregunto si los labios de los kages saben todos así ¿?... Je –Sonriendo al ver como poco a poco las mejillas de su rojito parecían estallar de un momento a otro.

–Por ahora soy el único y si te atreves a probar alguna otra boca, te mato Uzumaki –Sonriéndole para luego abrazados caer en el más profundo sueño. Allí en la cúspide de su aldea y teniendo a la luna como testigo.

Ahora su alma estaba completa. Sus cumpleaños jamás serian como antes. Ahora sabía lo que era ser amado, lo sentía, lo palpaba, el mejor regalo de cumpleaños había sido él, quién le había rescatado, su primer amigo, el mejor de todos y su amado en secreto, el mismo que había descifrado un camino lleno de murallas de arena y le había tomado para sí, su rubio. El futuro Hokage de la Aldea oculta entre las Hojas, Uzumaki Naruto.

EL RENACERWhere stories live. Discover now