Capítulo III

30 2 0
                                    

Y luego, y luego qué. Me pregunté que pasaría cuando volviera a abrir los ojos y me sintiera fuera de lugar nuevamente, me pregunté cuál sería el decorado ésta vez y cómo haría para levantarme del suelo, tomar fuerzas y tratar de escapar de mi cabeza aún siguiendo atontada e imprudente.

Mi espalda yacía desplomada en el suelo y mi cabeza hacia arriba en dirección hacia el techo, mi mente entumecida y estática debido al golpe y mis ojos totalmente atrancados debajo de mis párpados cerrados.

Pasaron segundos, minutos e incluso horas en las que me mantuve así.

Pero nuevamente una nueva sensación de misterio comenzó a invadirme, debía resolver este enigma y adivinar el acertijo. Tendría mucho que investigar y husmear sobre el origen y las propiedades de esa "Rosa", pero cómo lo haría estando atrapada y sujeta a un delirio, que no eran más que una mágica alucinación causa del extraordinario aroma que se había introducido en mi pensamiento y había logrado emprender mi imaginación, haciéndo cosas que no creía posible o que tal ves jamás alcanzaría a entenderlas.

Abrí mis ojos inmediatamente y me levanté del suelo lo más rápido que pude, sacudí mis manos llenas de polvo en mis tejanos y me toqué las mejillas para medir la temperatura de mi cuerpo, hacía frío, mucho frío, mis dientes estaban temblando al igual que mis brazos y mis piernas.

Hice un pequeño esfuerzo para aclarar mi vista ya que aún no lograba ver con nitidez, y ví a un costado, en la pared derecha, una puerta de madera húmeda que unía el suelo con el techo debido a la longitud de su largo, me acerqué lentamente hacia ésta y con ayuda de ambas manos empujé la puerta arrastrandola hacia atrás.

Había encontrado una habitación a oscuras, no había luz, parecía ser una habitación completamente opuesta a la que me había encontrado horas antes, me adentré en el lugar y traté de aventurar cada espacio vacío con la mínima esperanza de hayar algo que me diera un indicio, y fue en ese momento cuando mis manos tantearon en la pared una cadenita pequeña, que tiré hacia abajo, al hacerlo se escuchó un molesto ruido,  de algo de hierro chocando contra el suelo, y se encendió un pequeño candelabro en lo alto del techo, que podía alumbrar con muy escaza luz la amplia y estrecha habitación, me gire hacia todos lados para observar con claridad, y allí estaba.

Mi pista estaba colocada en el centro del salón, en una cajita de madera que se encontraba acomodada perfectamente derriba de una mesita de cristal ubicada justo por debajo del candelabro. 

Lo tenía ahí, estaba a mi alcance y no sentí impulsos de atreverme a correr y abrirla desesperadamente para saber que se encontraba dentro de ella, sentí miedo, un leve escalofríos me recorrió el cuerpo, pero ya no iba a permitirme seguir esperando, quería acabar con todo de una vez y resolver "lo que sea que significara todo esto", quería encontrarle el sentido a esta historia pero todo me estaba resultando demasiado difícil, yo me estaba oponiendo, y tendría que dejar de hacerlo si quería llegar al fondo de la situación, asique sin pensármelo dos veces, dejé que todos mis miedos e inquietudes abandonaran mis emociones y cedí. 

Dí dos pasos, tres pasos, cuatro pasos y comencé a acelerar mi caminata hacia mi único e indispensable indicio, me detuve perfectamente delante de la delicada mesita de cristal, y tomé con sumo cuidado la cajita con mis manos acercándola a mis ojos para poder observarla, era de madera roble oscuro, y tenía tallada en sus dos costados pequeñas rositas que parecían estar dibujadas a mano debida a su mínima desprolijidad, intenté abrirla, no pude, lo hice con más fuerza y nada, la caja no quería abrirse. 

Me quedé en seco cuando recordé que algo se había caído del candelabro al tirar de la cadenita, y miré hacia abajo, ahi estaba la llave, cerca del pie de la mesita, la tomé e inmediatamente la introduje en su lugar, la giré dos veces y un sonido salió de la caja, como si se abriera un pequeño candadito de plata, fue entonces cuando me sorprendí al ver lo que tenía, nada más ni nada menos que una pista, era literalmente una pista escrita con tinta de pluma negra en un trozo de hoja color mate viejo, volví a dejar la cajita de madera donde estaba y me senté en el suelo a leer la pista, la cuál comenzaba con el nombre del escritor residente, firmada como "Abuela Cally", la abuela había escrito esa carta, y el día de su cumpleaños yo ya la había encontrado, la abrí antes de que mi alucinación desapareciera al acabar los efectos del aroma de la rosa, antes de que se borrara todo lo que había creado mi imaginación en cuestión mínima de tiempo y me puse a leer la carta detenidamente. 

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jul 22, 2018 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

La Mágica Rosa.Where stories live. Discover now