Perlas de Estrella.

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Miraba cada detalle de su blanco y sucio pantalón de algodón  floreado. Su rostro totalmente húmedo, no por la lluvia, si no por las lágrimas derramadas en sus hermosas mejillas rosadas de tanto llanto.

Sentada, en un charco repleto de agua ante la lluvia imponente que amenazaba horas continuas de tristeza. Tan solo pensar que esas perlas caían sin control al suelo de cemento, se me partía el corazón.

Pero... ¿Qué hacer en ese momento? Si fueras cualquier persona, pasarías defrente, sin tomar interés en lo que pueda suceder, en lo que ella esta pasando, seguro ante tus oídos serían llantos que retumban como el vuelo efímero de las aves o como un libro de historia que no repasaste mucho y con el tiempo pierde el color del recuerdo.

Sin embargo yo... No puedo dejarla así, ella da risas a mi viva, sus  llantos son los que me sentencian a muerte. El oscuro silencio de las calles suenan ecos las gotas de rocío.

_ Hola. - La cubrí con la sonbrilla, regalandole una sonrisa muy sincera. En aquel momento, no interesaba si yo también era bañado por el agua, solo quería que parara de romperme el corazón.

No dijo nada, no tuvo la delicadesa de asomar su mirada, solo se oyó el susurrar de su aliento.

_ Es muy tarde, para que este aquí...

_ Déjeme sola... No necesito... Su compación... - Articuló entrecortando las palabras devido a los llantos que había soltado antes de dirijirme a ella.

_ Oh... No es compación, estoy siendo amable... Es mi forma de ser. - Volví a sonreír.

_ ¿Amable dice?... En esta ciudad la amabilidad se perdió hace mucho. - Poco a poco levantó la mirada.

_ No es verdad, siempre va a ver alguién... Y ese soy yo. - Le estreché la mano. - Venga, dame la mano, deceo ayudarte.

_ ¿Ayudarme? Nadie puede ayudarme... No tengo cura para esto.

_ Pues... - Le sujeté de la mano y le ayudé a ponerse de pie.

_ ¿Sabe que lo puedo denunciar por secuestro a una menor? - Amenazó.

_ No estoy secuestrando a nadie. - Me sacé la chaqueta de cuero y se lo puse, tratando de que alguna u otra forma se sintiera abrigada.

_ No quiero, su mugrosa chaqueta.

_ Pontela o morirás de frío. - Toqué un tema muy delicado en mi comentario.

_ De todas formas ya estoy muerta.

La llevé de regreso a hospital, ambos empapados por la intensa lluvia.

La muchacha se había vuelto un gran problema, siempre trataba de escapar del hospital. No soportaba estar un solo día más en esta pocilga, contaba ella.

Hace tres años la familia llevó a Estrella al hospital. Hasta ese tiempo no la conocía, la conoceré dos años después, siendo mi pasiente. La familia conformada por cuatro integrantes, contaron que tenía ciertos problemas que no eran comunes en una adolescente. Días después de su chequeo, el problema se detectó. Un virus cancerijeno en su cuello uterino amenasaba la vida de Estrella, el cáncer había avanzado demaciado como para poder salvarla. No había manera, solo tener que someterla al tratamiento de Quimioterapia. Una vez me contó que al someterse por primera vez al tratamiento se sentía como una astronauta, apunto de partir a la luna.

_ Señor, Álvaro... ¿Qué fecha es hoy?

_ Lunes 16 de Julio del 2018.

_mmm... Podía averme dicho 16/07/18. No lo tenía que decir a detalle. - Se asomó a marcar la fecha en su calendario personal que había  hecho a mano en su taller de arte.

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