Si quiero pero no puedo

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Kōki Akashi tenía un matrimonio feliz, pero algo empañaba esa felicidad: un hijo.

No estaba dispuesto a tener un hijo. Y por eso, desde 2 años de matrimonio, tenía problemas con su esposo. Amaba a Seijūrō y de verdad deseaba darle un hijo pero sin tan solo...

-¿Estás hablando en serio, Seijūrō-san? Creí que eras feliz con Kōki-san.

Se detuvo abruptamente, la voz era de su mejor amigo, Kagami Tetsuya.

-Y lo soy. Lo amo...

La voz decisiva y temblorosa de su esposo lo hizo querer mirar hacia el estudio.

-Pero quiero un hijo, y Kōki no quiere dejarmelo. Quiere que adoptemos.

-Ya veo...

-No lo entiendo, Tetsuya. Shintarō dice que Kōki está perfecto de salud. Es bastante fértil. No entiendo porque no quiere.

-... Debes hablar con él.

-Ya lo he hecho. Y he decidió pedirle el divorcio.

Kōki se cubrió la boca para no soltar un sollozó lastimero.

-¿No lo amas?

-Lo amo. Es mi vida. No entiendo porque no quiere un hijo.

-Insisto. Antes de que tomes una decisión, de la que estoy seguro que te arrepentirás, habla con él. Pero habla. Que se abra a ti

-¿Sabes algo?

-Solo te diré que Kōki-san se muere por tener un bebé tuyo, del hombre que ama, de que esposo.

Kōki se retiró lentamente y corrio a su habitación.

¡No podía creerlo!

Seijūrō le va a pedir el divorcio

Es lo mejor.

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Akashi Seijūrō era un varón de 28 años. Estaba felizmente casado con el doncel más hermoso del mundo, Akashi Kōki.

Un doncel de cabello castaño, preciosos ojos color café y una bella sonrisa.

Tenía su propia galería de arte, era un famoso pintor monocromático. Cada pintura conmovía hasta el corazón más duro.

Lo conoció en una de sus exposiciones.

Fue amor a primera vista.

Estuvieron dos años de amistad, y luego comenzaron una relación que duró 3 años hasta que decidieron casarse.

Su boda fue increíble. Kōki y Tetsuya se habían encargado de la decoración. Y de hecho le sorprendio ver flores color marfil adornando el lugar ya que Kōki le daba lo mismo cualquier color.

Y no lo iba a negar, eran felices. Pero cada que salía el tema de bebés Kōki se volvía testarudo y se negaba a darle un hijo.

Por eso no entendía el consejo de su amigo.

Ya había pasado una semana, y Kōki parecía más distante de lo normal. Incluso varías veces lo encontró con los ojos rojos. Le pregunto que tenía y le decía que nada.

-Akashi-sama. Tiene la visita de imayoshi.

-Hazlo pasar. Que nadie moleste- dijo extrañado por la visita.

El hombre pelinegro entró -Akashi.

-Bienvenido. Toma asiento, Imayoshi. ¿Que te trae por aquí?

-Vengo en representación de mi cliente- el pelinegro sonrió -. Akashi Kōki.

-¿Qué?- Seijūrō se levantó de inmediato. Tomo el sobre que azabache le tendió y lo abrió...

¿No es suficiente?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora