Katsuki estaba escuchando música mientras esperaba su paga de la semana, haber trabajado ahí por tanto tiempo le perturbaba, ¿qué sería de su vida? Se preguntaba él, ya que la pizzería lo ayudaba a seguir viviendo, la realidad es que nunca iba a admitir que le gustaba su trabajo, el rubio odiaba eso, pero no sabía como renunciar ¿acaso era posible?
Se acercó el gerente a darle su paga, Katsuki rodó los ojos por la tardanza, aunque ya era un tic, rodar los ojos era parte de él, tomó su dinero y se levantó de la silla para comenzar a seguir su camino, pero antes de salir, el gerente le pidió un favor.
—¿Podrías venir mañana? Esta bien si no puedes — dijo un poco apenado.
Todo el mundo le tenía miedo a Katsuki Bakugou, pero era un miedo a como reaccionaria, realmente le daba igual.
—Da igual... ¿A qué horas?— ni siquiera sabía porque había aceptado, tal vez lástima por su jefe.
—Eh...a las 4 de la tarde— dijo un poco agradecido.
—Mierda...bien, nos vemos— dijo el rubio un poco molesto saliendo de ahí.
Porque la verdad es que el chico hacia siempre lo que quería, él literalmente pudo haber dicho que no, pero aceptó, le sorprendía hasta a él mismo.
Ahora lo que haría, sería llegar a casa, dormir como oso y no despertar hasta que sea tarde para desayunar. Esa era su vida y la amaba.
6:30 a.m.
Mientras un rubio dormía en casa, un peliverde estaba atendiendo personas en el cajero, entregando las pizzas y recibiendo el dinero, todo con una bella sonrisa muy tierna, un buen ejemplo de empleado del mes, estaría ahí todo el día, a diferencia de alguien más, este chico era un poco manipulable, digamos que su jefe lo estaba explotando, no había nadie más, nadie trabajaba en la pizzería en sábado, excepto este chico, quien lo haría todo el día, ¿qué pensaba? Tal vez solo quiso ser un buen empleado.
—Gracias por su compra, vuelva pronto— dijo a un cliente tomando el dinero y sonriendo.
El cliente (que era una chica), probablemente volvería, pero solo para ver al chico tierno con pecas en sus mejillas, o tal vez si le gustó la pizza, nunca lo sabremos.
Izuku Midoriya, este chico creía que si era lo suficientemente bueno, por fin alguien se daría cuenta que necesitaba a alguien, al menos un amigo, si no podía tener pareja, ¿porqué el cielo no lo dejaba tener un amigo? Izuku se sentía solo, aunque viviera con su madre, se sentía vacío, él solo quería saber si alguien que no fuese su madre, podía quererlo, después de todo, él era siempre bueno, el mundo a veces le dolía, pero no caería ante ello, volvería aún más fuerte, es lo que el psicólogo All Migth le decía, era un apodo que Izuku había puesto con cariño, porque para Izuku, All Migth era su héroe.
No sabe cuando pasó, pero alguien entró, eran alrededor de las 3:00 de la tarde, ¿quién pide una pizza a esa hora? Era un hombre de traje, llevaba un maletín, Izuku tomó su libreta y se acercó al hombre.
—¿En que puedo ayudarle?— preguntó nervioso.
—Quiero una pizza grande a domicilio, no es para mi, yo solo paso a dejar el pedido, esta es la dirección — el hombre entrega un papel pequeño a Izuku con la dirección.
Izuku se confunde y acepta escribiendo en su libreta, sonríe y comienza a caminar hacía la cocina, el cocinero ya no esta, ya que pidió un descanso, así que debe esperar a que regresé, sale de nuevo y ve que el hombre ya no esta, su maletín esta ahí ¿la olvido? Se pregunta Izuku.
Se acerca y ve una nota, “entregame con la pizza” Izuku se confunde, pero no le toma importancia, tal vez es un regalo.
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Buen servicio
FanfictionDonde Katsuki e Izuku han estado trabajando para la misma pizzería por 7 años, pero Katsuki no sabe de la existencia de Izuku, hasta que les toca hacer una entrega juntos y el camino se vuelve un desastre por lograr llevar la pizza hasta su dueño. U...