🔽Mañana será otro día 🔽

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La luz del techo nos sumía en una oscuridad que perduraba escasos segundos, hasta que esta volvía a encenderse.
Sus pasos resonaban por la claustrofóbica sala de interrogatorios mientras le repetía las clásicas preguntas,¿Dónde estaba cuando ocurrió el asesinato?,¿Qué relación tenía con la víctima?
Las mismas que le hicieron nada más Luis Cepeda y su equipo puso un pie en la cárcel,dos meses atrás,pero al inspector se le acabában los sospechosos y no tenía ninguna prueba sólida para acusar a Miriam del asesinato de esa joven.
Además durante estos meses la cárcel en ved de reforzar la seguridad y aumentar los controles diarios lo que había hecho es relajarse,permitiendo que las presas traficasen con drogas y armas,e incluso que pudiesen manipular algunas pruebas de la escena del crimen.
― ¿No vas a decir nada Rodríguez? ― preguntó Cepeda con la voz algo elevada,ya cansado de las dos horas perdidas de su tiempo en este interrogatorio ― Hasta los psicópatas que tienen veinte cadáveres enterrados en su jardín defienden su inociencia,haz lo mismo coño.
Pero Miriam no respondía,sólo se limitaba a mantener la mirada fija en los ojos del inspector,con la cabeza apoyada en su mano izquierda y con la otra jugaba con el bolígrafo que había encima de la mesa.
― No pienso decir nada hasta que tú me digas qué hace Mireya en Aislamiento ― la primera frase que dijo desde que entró aquí,pero no era la que el inspector buscaba ― bueno,me corrijo,me importa  una mierda  por qué está ahí,lo que quiero es que la saques ― continuó poniendose con una rodilla en la silla y con ambos brazos apoyados en la mesa mientras acortaba la distancia ente ella y Cepeda.
El inspector no lo dudó más y harto del tiempo que había perdido desde que puso un pie en la sala,dió un golpe a la mesa con ambos puños y cogió bruscamente a Miriam del cuello mientras la empujaba contra la pared,haciendo que la espada de esta estuviese pegada al río hormigón mientras que el inspector hacia cada vez más fuerza,dificultando el flujo tanto del aire como de la sangre.
Mimi,Roi y yo entramos veloces en la sala,los dos primeros se llevaron consigo al inspector hacia la otra punta de esta mientras que yo no dudé en arrodillarme y acariciar suavemente los brazos de Miriam,la cual estaba en el suelo tosiendo con fuerza y con ambas manos al rededor del cuello mientras hacía muecas de dolor.
Ana haz el favor de llevarte a Rodríguez a Aislamiento ― dijo Mimi algo más calmada mientras me señalaba la puerta con la mano que tenía libre ― A no ser que quiera decir algo de una puta vez.
Miriam obvio el comentario y con ni ayuda consiguió ponerse en pie,le cogí ambas muñecas con cuidado,como si tuviese miedo de que se hiciese más daño,y las uní con las esposas que antes llevaba en mi bolsillo trasero.La agarré del brazo con la suavidad justa para no hacerla daño pero tampoco para que pudiese alejarse mucho de mi lado.
Me despedí de mis compañeros con la cabeza y salimos hacia Aislamiento.
Estábamos cerca de las celdas cuando me fijé en que Miriam no había parado de llevarse las manos al cuello y la expresión de su cara no había cambiado mucho desde que salimos de la sala de interrogatorios.
Paré en seco y bajé las manos de la gallega con delicadeza para dejar ver una marca que empeoraba por momentos.
― Esto tiene muy mala pinta ― la marca no era rojiza,estaba tornando un color morado,lo cual podía significar que algún capilar o vena pequeña se había roto y estaba soltando sangre a descontrol ― Voy a llevarte a Enfermería primero,luego ya volverás a Aislamiento,vamos.
― ¿Vas a desobedecer a tú novia por mí? ― dijo de forma sarcástica,a lo que yo respondí rodando los ojos y poniendo rumbo a la Enfermería.
💥💥💥
Llamé a la puerta esperando una respuesta al otro lado de esta,pero no recibí ninguna.
No fue hasta que me separé un poco más y mi mirada recorrió el desierto pasillo que recordé que estábamos en horario de descanso y hasta bien entrada la noche no aparecería de nuevo por aquí nadie.
Pensé durante un par de segundos qué hacer,¿pasar de largo y llevarla a la celda sabiendo que necesitaba calmantes y coagulantes,o entrar las dos y hacerle la cura yo misma?
Rebusqué en el interior de mis bolsillos hasta sacar la llave magnética amarilla con la que se desbloqueaban las puertas.Pasé la tarjeta por el lector de la puerta ante la atenta mirada de Miriam,y una vez abierto,sujete la puerta mientras que con un gesto con la cabeza le hice saber a Miriam que pasase ella primera.
Una vez entramos,cerré la puerta y pasé la tarjeta volviendo a bloquearla.
― ¿Acaso no te fias de mí canaria? ― preguntó Miriam con una sonrisa burlona mientras se sentaba en la camilla.
Me acerqué a ella hasta quedar en frente suya,acerqué una de las bandejas que estaba llena de jeringuillas y antibióticos,también tenía alguna que otra venda y gasas limpias.
― Lo primero,cerrar la puerta es parte del protocolo de trabajo ― respondí mientras le quitaba las esposas de las muñecas ― y lo segundo,¿cómo sabes que soy canaria?
Mulher,¿no te escuchas muy a menudo,no? ― preguntó frotándose cada muñeca con la mano contraria mientras yo iba llenando alguna jeringuilla con el antibiótico.
― Vale,ahora estate quieta ― dije mientras le pasaba suavemente una gasa con alcohol por encima de la zona que parecía tener la contusión más grave ― ¿te hago daño?
― No...da igual ― respondió mientras gemía de dolor en cuanto la gasa entraba en contacto con su piel.
― Sujétate la gasa,con el frío del alcohol debería bajar la hinchazón y aliviarte un poco ― dije mientras cogía su mano y la ponía debajo de la mía,en ese momento nos quedamos varios segundos perdiéndonos en la mirada de la otra.En estos dos meses Miriam me había servido de mucha ayuda,siempre acudía a ella a por consejo con el tema de Jadel.
También es cierto que ella era la única que sabía la verdad acerca de lo qué pasó y podía ser ese el real motivo por el que iba a ella a pedirle consejo.
Miriam apartó su mirada de la mía y con la mano que tenía libre me bajo suavemente el cuello de la camisa,dejando al aire mi clavícula enrojecida.Pude notar como se mordía la lengua aunque estaba con la boca cerrada,para luego soltarme el cuello de la camisa y apoyarse con la mano libre en la camilla de nuevo.
― No me mires así que mira lo que llevas en el cuello,Miriam ― dije cogiendo un tarro pequeño y leyendo qué clase de antibiótico era.
― Es distinto,lo mío es por defender a alguien a quién quiero ― respondió con seriedad.
― ¿Acaso lo mío no lo es? ― dije sin apartar la vista del frasco pero ya algo nerviosa.
― ¿Acaso amas a ese hombre,Ana? ― preguntó cogiendo de nuevo con la mano libre una de las mías y haciendo que levantase mi visita del frasco ― El amor ni humilla,ni discrimina,ni maltrata.
Respiré hondo y dejé el frasco a mi lado.Este tema era una auténtica tortura y sabía que una vez abriese el cajon de mierda iba a tener que soltarlo todo.
Miriam pareció entender mis intenciones ya que me agarró la mano con más fuerza,de forma reconfortante,sin apartar su mirada de la mía.
― Los primeros años de relación con Jadel fueron mágicos,era atento y cariñoso,siempre nos llamábamos cada noche para desearnos buenos sueños,y cada mañana para desearnos un buen día,y cada tarde para darnos ánimos.
Deseaba salir del trabajo para llegar a casa y encontrame con él,contarle todo lo que viví bajo su mirada orgullosa y sus suaves caricias,para después antes de dormir,jurarme que siempre estaría a mi lado. ― suspiré intentado contener mis lágrimas ― Pero supongo que es cierto que el tiempo pasa factura para todo,solamente que estaba ciega y fuí incapaz de verlo en su momento.
Me tiraba las noches sola,hasta altas horas de la madrugada.Cuando se dignaba a aparecer, simplemente me traía alguna rosa o algún supuesto detalle mientras me susurraba un perdón.Siempre era mi debilidad y acababa perdonándole, pensando que mañana será otro día,pero nunca cambio,solo fué a peor. ― más de una lágrima había descendido,humedeciendo mis mejillas,y para mi sorpresa Miriam las limpiaba con suavidad,no dejando que bajasen mucho más,siempre con una de sus manos junto a la mía ― Pero apartir de un día las discusiones se hicieron parte de nuestra rutina,al principio eran simples tonterías y se quedaba en eso,hasta que un día tras varias palabras subidas de tono y un empujón vino el primer puñetazo,pero con un simple perdón y un abrazo ya volví a dejarlo de lado, pensando que mañana será otro día.No quería darle la importancia que requería porque tenía miedo a perderle,porque estaba dispuesta a dejarlo todo de lado y hacer como si nada hubiese ocurrido,pero cuando el paso del cariño al odio se hacía cada vez más habitual en mi día a día,la esperanza de recuperar la relación que teníamos al principio se esfumaba.
― Esa bestia no es un hombre ― dijo Miriam tras ver que no podía continuar hablando por los sollozos que se me escapaban de manera involuntaria ― y él no te ama,solo te quiere a su lado para poder pagar sus problemas contigo ― levanté mi mirada al notar como acariciaba suavemente mi mejilla.
― No sé qué me ha ocurrido estos meses contigo,pero eres de las pocas personas que hacen que me sienta cómoda y pueda sincerame sin sentirme mal conmigo misma ― dije una vez se me hubo normalizado la respiración ― y no sé cómo agradecertelo.
Me abalance sobre ella,rodeé su cuello con mis brazos y por primera vez me sentí de nuevo como en casa,como en aquella relación que tanto añoraba.
Al notar sus brazos rodeándome los costados y sus labios dejando un suave beso en mi cabeza toda la tensión y preocupación que tenía se esfumaron de golpe,y una felicidad me inundó de repente.
― Se cómo puedes agradecerme todo esto ― dijo susurrando en mi oído haciendo que me estremeciera ― alejándote de él,quiero ver esa sonrisa que llevas ahora cada día,aquí dentro es lo suficiente para afrontar la condena de otra forma.
― ¿Debería de preocuparme por compartir mis secretos y debilidades más íntimas con una presa condenada por vete a saber qué? ― pregunté separándome y dejando mis brazos sobre los suyos ― ¿Algún día me contarás la verdad de por qué estás en el zulo?
― Algún día ― respondió ― igual cuando dejes al calvo de lado será un buen momento.
― Venga,vamos a ponerte los anticoagulantes y antibióticos para eso ― dije señalándole el cuello ― y sujétate la gasa fresca en el cuello.
No,Miriam y yo no éramos simples amigas,yo estaba rota y seguramente ella tendría sus problemas bastante más importantes que los míos,pero aún así dedicaba su tiempo en escucharme y ayudarme.
No,no éramos amigas,y a partir de esa conversación entendí lo que realmente me pasaba,me estaba enamorado de Miriam.
💥  💥  💥

(Siento haber tardado tanto en actualizar,pero no he tenido tiempo de escribir,ni tampoco WI-FI,pero en fin,os dejo este capítulo, probablemente uno de los que más me ha gustado escribir,y todo gracias a la canción de Porta "La Bella y la Bestia" que me la he puesto en bucle.
Espero que también os haya gustado,si es así no dudéis en votar y dejarme en los comentarios qué os ha parecido,¡nos vemos!❣️✨)

🖤La ventaja de nacer con el veneno dentro🖤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora