Charles

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Aquella mañana de finales de agosto Sara despertó temprano. Bajó a desayunar y a despedirse de su madre. Aún no había escuela, pero la señora Laos comenzaba a trabajar ese mismo día en un asilo de ancianos, trabajo que le ocupaba todo el día a Callie, muy a su pesar, ya que cuando Sara comenzara su tercer año de instituto apenas podrían estar juntas, pero sin embargo sabía que no tenía otra opción, pues de aquel sueldo vivirían las dos.

Sara encontró a su madre en la cocina tomando un café, con cara de sueño. Aún así, la señora Laos la miró con dulzura, se levantó y le dio un beso en la mejilla sonriendo.

- Estaré aquí para cenar- le dijo con dulzura. Y al ver el rostro desanimado de su hija, añadió- Confío en que no me incendies la cocina, ¿eh?

- No te preocupes por mí, he aprendido a apagar incendios- contestó con gracia la niña.

Dicho esto, Callie se fue, dejando a su hija sola. Sara desayunó y luego se ocupó de las tareas de la casa.

Hacía ya dos años que el padre de Sara había fallecido en un incendio, cuando cientos de personas quedaron atrapadas en el edificio de una fábrica. Adam Laos había dado su vida con tal de abrir las puertas que habían quedado atrancadas, y gracias a él, todas las personas pudieron salvarse. Lamentablemente Adam había inhalado demasiado humo mientras estaba en el edificio, y nada más salir de él, murió.

Desde entonces para Sara todo se volvieron desgracias.

Apenas pasaba tiempo con su madre por culpa de los múltiples trabajos que ella tenía y, además, tras perder a su padre, la muchacha se había vuelto un poco antisocial con sus compañeros y amigos. Por este comportamiento empezaron a meterse con ella, y en menos de tres meses Sara había pasado de ser una chica alegre y sonriente querida por todos a una odiosa chiquilla antisocial que no quería estar con nadie. Los chicos de la ciudad aprovechaban el incidente ocurrido con su padre para burlarse de ella, haciendo comentarios como "Tu padre debe estar asqueado de ti" , "Manchas el título de héroe que él se ganó con su vida", "maldita antisocial, no vales nada"...

Sara había estado aguantando todas aquellas burlas sin contarlo a nadie, pero ya en su segundo año de instituto la señora Laos descubrió todo aquello por lo que estaba pasando su hija, e inmediatamente comenzó a buscar otra ciudad a la que trasladarse.

Aquel verano, Sara no había descansado lo suficiente como para tener fuerzas de empezar en un nuevo instituto, sobre todo después de lo que le había pasado. La señora Laos la animaba diciéndole que todo iría mejor que antes, que todo iba a estar bien, ya que el instituto "Charles" era el mejor que había podido encontrar.

Sin embargo fue la hermana de Callie,  Margot, quien se ocupó de buscarles una bonita casa en Mandoi, una ciudad muy conocida por su hermosura y su hospitalidad.

A principios de verano ya estaban listas para realizar la mudanza pero, a mediados de julio, Margot murió en un accidente de tráfico.

Ambas estaban tan colapsadas que no empezaron la mudanza hasta bien entrado agosto.

La mañana del uno de septiembre Sara estaba despierta incluso antes de que amaneciera. Aquel día empezaba su nueva vida en el instituto, y esto no la había dejado dormir. Como siempre bajó a desayunar y se encontró a su madre allí. Estaba tan nerviosa que apenas podía tragarse el zumo de naranja. La señora Laos notó la tensión en su hija e intentó tranquilizarla.

- "Charles" es muy conocido por su convivencia- decía-. Además, está catalogado como el mejor instituto de enseñanzas secundarias de todo Mandoi. No tienes de qué preocuparte, todo irá bien.

Sara sonrió y salió de su casa. Comenzó a caminar, concentrada en recordar el camino que hacía unos días se había aprendido. Sin embargo no podía evitar pararse a contemplar cómo las calles despertaban lentamente, mientras se abrían bares, tiendas, papelerías...

Imagers: La leyenda de LindilordWhere stories live. Discover now