Len Kagamine tiene una buena vida. No era rico, pero si podía darse ciertos lujos, tiene verdaderos amigos que lo apoyan y aprecian, buenas calificaciones y una relación de confianza con sus padres. Pero a pesar de tener todo eso y ser consciente de que era afortunado, no puede evitar sentir un vacío de inconformidad, como si le faltara algo. Puede que sea su carencia emoción, quería destruir su rutina, necesitaba algo interesante que le diera otra perspectiva a su vida, una tonalidad de rosa que cambiara su monótona y gris existencia.
—¡Lo que a ti te falta es amor, Len! — Eso fue lo que respondió su mejor amiga, Miku Hatsune, cuando decido contarle sus (ahora más frecuentes) pensamientos.
Dudo un poco acerca de esa fantasiosa respuesta. Era algo de esperar que su amiga respondiera algo parecido, después de todo estaba enamorada y quería que todos sintieran el amor, pero aun así jamás le había revelado el nombre del chico y él tampoco iba a presionarla. Volviendo al tema en cuestión, el no creía que el amor hiciese un magnificente cambio en su vida, no había tenido chicas serias porque se aburría con facilidad y no sentía cambio alguno, así que dejo de ser un tema trascendente en su cabeza.
La verdad es que tampoco hacía mucho esfuerzo por romper su rutina. Se pasaba la tarde leyendo o practicando el piano, pero esas eran cosas que no se cansaría de hacer jamás. Era gran amante de la música y la disfrutaba de todas las formas que pudiese, a veces asistiendo a las presentaciones de las orquestas sinfónicas o deteniéndose de vez en cuando en la calle a escuchar a los músicos callejeros y dejando unos billetes.
Podría decirse que hubo un pequeño quiebre en su monotonía aquel domingo un tanto más importante que cualquier otro: era un día antes del inicio del ciclo escolar. Len caminaba por las calles de la gran ciudad de Tokio con una bolsa de supermercado que contenía un par de víveres, encargo de su madre. Se detuvo a contemplar una pequeña banda en una plaza, dejándose llevar por las notas musicales y la fresca brisa que indicaba que el verano estaba por terminarse. Disfruto de la música un rato para después agacharse a dejar un billete en el estuche de guitarra del artista, pero cuando se agachó, su cabeza cocho con la alguien que se disponía a dejar algo de dinero al mismo tiempo. Sobándose la cabeza con molestia elevo la mirada para encontrarse a una pequeña rubia que repetía su acción. Esta lo miro y pudo ver unos ojos celestes profundos. Vale, admite que sintió algo así como un choque, ese del que tanto se jactan en los libros y corrió la mirada.
—¡Lo siento mucho! — se disculpó la menuda joven haciendo una pequeña reverencia.
—No te preocupes, tampoco fue para tanto— Pasaron unos segundos y sintió la necesidad de decir algo más, pero no sabía que—Son buenos ¿no te parece?
No entendió esa imperiosa necesidad de sacarle charla a una desconocida, pero prefirió dejar ese pensamiento para después.
—Si, creo que tienen potencial—la chica le sonrió y él le devolvió la sonrisa— me gusta mucho escuchar a los artistas callejeros, admiro como intentan tratar de hacerse un lugar en la maravillosa carrera de la música.
Se sorprendido bastante, pensaba lo mismo de los artistas callejeros.
—¿De verdad? Creo lo mismo, debe ser duro empezar desde abajo para seguir tus sueños y se necesita mucha pasión para seguir algo tan difícil y bello como es la música—la chica asintió, también sintiendo esa fascinación con las palabras de muchacho.
—¡Exacto! Hay que tener mucha pasión por la música para poder dedicarse a esta completamente, pero no hay duda que si es algo que lo haces del corazón, va a ser del agrado de la gente.
La contemplo un poco mientras hablaba, la verdad es que tenía un acento un poco extraño, tenia pinta de ser extranjera, pero se le daba bien el idioma. Vestía un vestido blanco con un vuelo en la zona del pecho y una chaqueta de jeans. Su cabello era muy corto, sobre los hombros y de un color amarillo fuerte, pero se notaba natural. Era muy linda, no hay que negarlo. Iba a responderle a la chica, cuando esta recibió una llamada a su celular. Se sobresalto y miro el teléfono, sus ojos se agrandaron en una cara de sorpresa.
—¡Ah! Debo irme, voy tarde, muy muy tarde—iba a ponerse a correr, pero se dio vuela para mirar a Len—Fue un gusto, pero tengo que irme. ¡Adiós!
Y sin más se puso a correr perdiéndose rápidamente en el tumulto de gente, dejando a Len con la palabra en la boca. No alcanzo a preguntarle ni el nombre, pero sintió que esa chica como una tonalidad amarilla que necesitaba.
...
Es mi primer fanfic, dont be rude:(
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Romeo and Cinderella
RomanceEl aburrido Romeo necesitaba algo interesante que le diera otra perspectiva a su vida, una tonalidad de rosa que cambiara su monótona y gris existencia. Así que dejo que la tonalidad amarilla de Cenicienta lo consumiera por completo.