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La escuela era aburrida, sin importar que tanto le debatiera su amigo Max sobre eso, Kim no cambiaría de opinión.
El no quería estar ahí. Sentado en una banca escolar de madera. Sentía como su trasero se dormía. Frente a el estaba Alix.
Kim miró su nuca. Sus despeinados cabellos rosa le llamaban la atención, eran muy llamativos. "¿Ese era su tono natural o es teñida?" Se llegó a preguntar. No era una idea tan loca, pues conocía a gente con el cabello de colorines. Se percató como ese detalle lo había estado distrayendo y llegó rápidamente a la conclusión del asunto.
"¡SU CABELLO LLAMATIVO HIZO QUE ME GANARA!"
Kim sorió complacido por su tan acertada deducción, obvio era eso y no que ella era mejor que él, para nada.
—Soy un genio —susurró.
Su mejor amigo y compañero de mesa, Max (un chico de piel morena, gafas, cabello rizado y raro, además de ropa anticuada) lo miró de arriba a abajo con el ceño fruncido.
—¿Ahora qué estás pensado?—preguntó levantando su vista de la libreta de apuntes.
—Ya se porqué Alix me ganó —susurró Kim.
—¿Sigues con eso? —resopló Max, cansado —. ¡Ya pasaron cuatro meses!
—Y no me ha querido dar la revancha —murmuró— Creo que me tiene miedo— Kim hablaba con autosuficiencia como cada vez que podía.
—Cállate y estudia... te hace falta.
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Kim esperaba fuera del salón. Una chica bajita "chocó" con él (En realidad él le bloqueó el paso a propósito).
—¡¿Por qué no te fijas, imbecil?! —le gritó ella. Los ojos de la chica detonaban rabia. "¿el azul eléctrico puede dar tanto miedo?"
—¡Te pido la revancha! —gritó Kim y sonrió como idiota.
—¿De qué diablos hablas? —le preguntó Alix, luego entendió—. Kim, eso fue hace meses...
—¿Eso es un si?
La chica se dio media vuelta y lo dejó solo.
"¡Qué cobarde!" Pensó Kim.
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—¡En serio! —gritó— No me da la revancha...
—Kim... por enésima vez te pido con el debido respeto que dios me otorgó... ¡Cállate ya!
—Pero, Siri, ¡no seas tan mala with me!
—¡Me llamo Hue! —gritó una chiquilla de ascendencia vietnamita de unos catorce años de edad.
—Se Hue, no se Hue. ¡Da igual!
—¡Qué mal hermano eres! ojalá fuera adoptada.
Si, ella era su adorada hermanita menor, Hue. Kim había ido a recogerla a su clase de inglés. No eran idénticos en gustos, Kim era un atleta nato, Hue era inteligente y muy atenta a las culturas de otros países. Sin embargo, podían estar juntos sin matarse.
—¡No podrías vivir sin mi! —dicho esto, Kim le revolvió el cabello a su hermana. Parecía que sus cortos cabellos castaño oscuro hubieran estado en la secadora. Kim también era castaño, sólo que se tiñó la punta del fleco puntiagudo de rubio.
—Tsk, como sea. ¿Algún día me dirás el nombre de tu rival?
—Kubdel, Alix Kubdel —dijo Kim mientras miraba al horizonte.
— Si, ¿como por qué preguntas eso? —Kim se dio media vuelta para ver a su hermana.
—¿De Casualidad es pariente de Serge Kubdel?
—¿Quién? —preguntó confundido.
—Serge Kubdel, el director de la exposición de Egipto en el Louvre.
—Ah, creo que si. Deberías dejar de ir al museo, ese lugar de miedo...
—No es mi culpa que haya un mural de arañas.
Hue se burló de su hermano y retomó su caminar. Kim la tomó por la mochila haciéndola dar un frenon.
—¡Maldito mastodonte, suéltame! —vociferó ella.
—¡No hasta que te retractes!
—Esta bien, dueño y señor Kim...
Kim la soltó. Le sacaba varias cabezas, no era que su hermana fuera bajita, simplemente el era muy alto.
—Apresúrate, ya quiero llegar a casa.
—¿Por qué siempre me hablas de que él no te da la revancha?
Kim la miró apenado.
—No es "él", es una chica... que mide como dos centímetros.
Hue soltó una carcajada. ¿Su hermano que da pasos largos fue vencido en una carrera por alguien pequeño?
—Ya, no te rías —se hizo el digno y cruzó sus brazos—. ¿Qué te hizo pensar que era un chico?
Hue paró de reír y se llevo las manos al estómago.
—Siempre decías: "Hue, mi rival es un gallina" "Hue, no me da la revancha ese tipo" —su hermana imitaba su voz. Aunque más bien sólo hacia una voz grave mientas se encogía de hombros.
—Yo no hablo así... ¿Ahora qué hago?
—Insiste, así lograste que mamá te comprara pesas... y te golpeara el rostro.
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—Buenas noches, enana —habló Kim por teléfono.
—¿Kim? —preguntó una confundida Alix, a través de la otra linea—. ¿A quién se le ocurre joder a las dos de la mañana?
Se notaba su molestia y Kim no sabía el porqué.
—A mí — sonrío como idiota aunque nadie lo pudiera ver.
—¿Qué quieres? —espetó Alix.
—La revancha.
—¿Sólo me llamas por eso? ¡¿Tienes vómito en la cabeza o qué?!
—Tengo cerebro. ¿Me das la revancha si o no?
Alix gruñó tan fuerte que Kim la escuchó.
—¿Por qué no dejas de eso? ¡ya me cansaste!
—Anda —Kim sonaba como un niño pequeño.
—Kim...
—Anda.
—¿Sí digo que si, te callaras y me dejarás dormir?
—Si.
—Está bien. Mañana nos ponemos de acuerdo.
Alix le colgó. Kim dio un gritito y miro a su ventana.
"Ahora yo ganaré"
Un peluche le golpeó el rostro. Kim se sobresalto al ver que era una araña.
—¡Déjame dormir! —le gritó Hue parada en el umbral de su puerta.
—Alix me dio la revancha.
—Idiota.
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Corto, lo sé. Tenia que empezaresto de una manera no tan extensa.
No se porqué pero siempre le creo una hermana a Kim. No lo veo de hijo único.
Espero que les haya gustado, blablabla. Recuerden que esto también lo subí a una pagina de facebook y los amo.
