Capitulo 1

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                        El verano
Temprano en la mañana, el sol ya está más caliente que un petardo, cuando la camioneta de mamá se detiene frente a un pequeño edificio de ladrillos.

Yo tengo puesto mi viejo traje de baño a rayas rojas y blancas. Eso es porque hoy mamá me deja ir a nadar a la piscina de la ciudad con mi amiga Carla.

¡Pasar allí todo el día es tan barato como una bolsita de dulces! ¿Pueses creerlo?

Antes de que me baje, mamá se da vuelta en el asiento de adelante.

—¿Trajiste tu toalla y el bloqueador solar? ¿Tienes dinero para  tomar un bocadillo? –pregunta.

Sostengo el bolso de playa cubierto de anclas rosas y blancas, y respondo:

—¡Sí señora! Y tengo algunas monedas que saque de mi banco cerdito.

—Mejor qie te portes bien y hagas lo que el guardavidas te dice. ¿Me has escuchado? –me dice mamá

—No te preocupes —le digo. Me portaré bien, mamá

Luego salgo de la camioneta, arrastrando mi bolso por la acera. Me saco las sandalias y hago como si estuviera caminando sobre carbones calientes, como hacen en el circo.

En la ventana, pago mi entrada. Luego empujo la gran puerta de metal, oara abrirla.

En cuanto entro, ¡veo la piscina! Es un círculo gigante de agua azul y brillante, que parece gelatina.

Enseguida empiezo a buscar a Carla. No está en ninguna de las sillas largas. Esas están llenas de chicas mas grandes que tratan de broncearse.
Hay una silla alta ocupada por un guardavidas.

Lo conozco, su nombre es Wes. Es amigo de mi hermano, T. J., y hace seguir las reglas de la piscina

Justo frente al puesto del guardavidas hay una piscina redonda y pequeñita, para bebés. Las mamis se sientan en el borde sosteniendo a sus pequeños, los bebés dan pataditas mientras las mamis hablan.

Veo a Carla en la parte menos profunda de la piscina. Me saluda con la mano y grita:

—¡Ey, Kylie Jean, aqui estoy!

Salto a la piscina. El agua tibia me salpica el rostro mientras nado hacia donde está Carla.

¡Juguemos a las sirenas! –dice ella.

Primero, hago como si moviera mí larga cola de sirena. En realidad, son solo mis piernas enredadas entre sí. Luego, Carla también mueve su cola.

Después de un tiempo, salgo de la piscina y me pongo de pie en el borde.

–¡Mírame! ¡Bombazo! –grito.

Doy tres pasos gigantes hacia atrás. Luego corro hacia la piscina. Mientras salto a la parte profunda, le hago una bolita.

¡Splash! .

El agua salpica para todos lados. Llueven gotas gordas sobre todas las muchachas más grandes que toman sol con sus bikinis.

–¡Nunca me broncearé bien si siguen mojándome! –grita una de ellas.

–¡No más bombazos! –dice otra.

Nado como perrito hasta Carla y las dos nos reímos. Chocamos los cinco en el aire.

–¡Ese fue tu mejor bombazo hasta ahora! –dice luego–. Si hubieras salpicado más, hubieras mojado al guardavidas y estarías en problemas.

Yo asiento con la cabeza.

Él le contaría a T. J.  Y  T. J le contaría a mamá –digo. Entonces se me ocurre una gran idea para hacer en la piscina.

–¡Oye! ¿Quieres jugar al “tesoro hundido”? –pregunto

–¡Claro! –dice Carla.

Corro hasta mí bolso y encuentro algunas monedas nuevas y brillantes. Luego, salto otra vez al agua –sin bombazo esta vez– y me sostengo del borde de la piscina.

Dejo caer las monedas.

–Preparada... Listas... ¡Ya! –dice Carla.

Nos sumergimos.

Las monedas se hunden en espiral, en el agua azul, como pequeñas carnadas brillantes.
Sacudiendo nos en el agua como renacuajos, nadamos tras el tesoro plateado. Después de un minuto, Carla sube a tomar aire. Yo también lo hago. Luego volvemos a sumerginos y finalmente encontramos las monedas.

Después de eso, flotamos por nuestras espaldas por un rato.

–Amo el verano –digo yo.

–Yo también –dicr Carla. Luego pregunta –: ¡Oye! ¿Vas a ir al Festival del Día de la Fundación este sábado?

Todos los años, el día de la fundación del pueblo, se hace un festival para festejarlo. Como ese día es a mitad de verano es un día genial.
Siempre hay picnics, juegos, ferias y al final ¡Fuegos artificiales!

–¡Sip! –digo–. Siempre vamos. Abu Mary está haciendo collares para la muestra de artesanías y mamá siempre hace un picnic enorme para toda la familia. ¡Amo el festival!

–Yo también –dice Carla–. Simplemente amo el verano

–Igual yo –le digo.

–Este año harán un concurso de talentos en el Festival –me dice Carla–. Va a ser igual que en los programas de televisión, pero no tan grande, porque solo participará gente de nuestro pueblo.

¡Justo en ese momento una idea ilumina mí cabeza como una lamparita!

¡Apuesto que podría mostrar algo en el concurso de talentos!

–¿Que edad tienes que tener para entrar en el concurso? –pregunto.

Carla se encoje de hombros

–No sé –dice–. Nadie me dijo nada acerca de las reglas.

Mí mente me da vueltas más rápido que un ventilador en un caluroso día de verano.

Me gusta la piscina, ¡pero ahora tengo trabajo que hacer!

Nado hasta el borde y salgo, goteando agua mientras camino hasta mí toalla rosa y mí bolso de playa

–Tengo que irme –le digo a Carla–. ¿Vienes a la piscina mañana?

Ella se ríe y me salpica con el agua.

–Si –dice–. Voy a venir todos los días hasta que comience de vuelta la escuela, a menos que llueva. ¡Nos vemos mañana!

Mientras me despido con la mano, arrastró mí bolso de playa y mí toalla rosa hasta la puerta de la piscina


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⏰ Última actualización: Dec 05, 2018 ⏰

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Kylie Jean - Capítulo 1- Reina del cantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora