No debiste sentarte ahí

68 3 0
                                    

Esa mañana había despertado con la convincente sensación de que sería un día distinto, como si una fuerza interior la animara a alcanzar, por fin, aquello para lo que había estado preparándose casi toda su vida. El sol la encandiló al salir a la calle y la brisa desacomodó lo poco que había arreglado de su pelo, se sintió más viva que nunca. Compró una botella de agua a Pedro, el almacenero de la esquina, y siguió su recorrido hasta la parada del bus. No pasaron cinco minutos, cuando la puerta del transporte público se abrió frente a ella, subió con la delicadeza que la caracterizaba y, cuando se disponía a pagar el viaje, lo que sus ojos vieron le confirmó que, en efecto, sería un día distinto, aunque no por las razones que había imaginado.
Ella pensó que habría desaparecido. Pensó que jamás volvería, pero ahí estaba. Justo ahí, en la tercera fila y al lado de la ventana, junto a un espacio vacío estaba lo que le había  atormentado por tanto, y hacia tanto tiempo. Una figura humanoide, un tanto borrosa y de cabello largo que no poseía color ni rostro. La miró un momento, y luego se decidió a pagar el viaje, en ese entonces la criatura se paró, sin moverse de su puesto, y se giró. Todo sucedía como la primera vez que la vió. Lo recuerda a la perfección; la primera vez que la vió, ella tenía 11 años. Se había ubicado en un asiento individual, como su madre le había enseñado para que no mantuviese cercanía con extraños, mientras la criatura -al igual que ahora- se paraba y giraba. No le prestó atención. Al bajarse del bus, todo sucedió normal, mientras que al día siguiente el suceso se repitió; pronto comenzó a ver la criatura cediéndole el asiento en cualquier parte; en la calle, en el colegio... en su casa. Tuvo que soportarla durante más de un año; ¡pensó que había enloquecido!. Un día simplemente desapareció, no la vió más... hasta ahora.
Ya había pagado el viaje, habían muchos asientos vacíos... entre ellos el que estaba junto a la criatura, y fué entonces que hizo algo que jamás pensó; se sentó junto a la figura. Inmediatamente el ser pasó por delante de ella y se movió hasta el pasillo ofreciéndole el asiento. Ella aceptó, pues no pensaba seguir evitándolo. En ese entonces, el ente desapareció, y sintió alivio. Ya nunca tendría que soportar una cosa así.

El resto de su día transcurrió con normalidad, y al llegar a casa se sentó en el sillón frente a la tv...y nuevamente lo vió; la criatura se encontraba frente a ella con una demoníaca y espeluznante sonrisa

-"No debiste haberte sentado ahí"

----------------------------------------------------------

Aquí está el primer microcuento, está hecho a partir de la parte "10" de "wattpad te pregunta" publicado por @AmbassadorsES. Si les gustó voten. Cualquier comentario es bien recibido

MicrocuentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora