Capítulo 17

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No se sentía bien tener que mentirle a Jack, no cuando él había sido sincero conmigo. Pero no contar que me había visto con mi prima/criminal buscada por el MI6 y en seis países por estar con los Difaccio no era exactamente mentir. ¿Verdad? Él no me había preguntado nada al respecto por lo que no había tenido que engañarlo. De todos modos, la culpa de ocultarle aquello se retorcía en mi estómago. No pude desayunar por eso, la culpa me había quitado completamente el hambre.

En vez de pensar en ello me dediqué a inspeccionar el departamento una vez más. Puse un auricular en cada oído y toqué reproducir en el Ipod antes de guardarlo en el bolsillo trasero de mi short. Respiré profundamente y me puse manos a la obra una vez más. Mi hermano no me vencería, superaría otro de sus juegos como siempre había hecho. Si él había dejado un programa del que dependían muchos agentes que tenían por misión ser infiltrados y también del que dependía la seguridad interna del MI6 respecto a los doble-agentes que había entonces lo encontraría. Ethan no me ganaría.

¿Dormitorio? No, demasiado obvio para él. ¿Cocina? Revisé cada lugar, cada diminuto frasco y solo faltó que abriera la lavadora como si algo pudiera estar escondido allí. Pero no, porque conociendo a mi hermano el programa Pandora debía estar oculto pero en un lugar de rápido acceso. Porque se suponía que él no estaría aquí por mucho tiempo y se suponía que debía poder tomarlo rápido y huir si aquella era la situación. Pandora era algo que él debía entregar, era un mensajero, un intermediario. Si fuera algo que él debiera conservar entonces lo mejor sería romper todas las paredes del departamento pero como no lo era entonces tan solo necesitaba encontrar el escondite adecuado.

Aún con los auriculares puestos y la música sonando en mis oídos escuché el sonido del suelo de madera y me di vuelta. Escalofriante. Realmente mis reflejos comenzaban a ser los de uno de ellos. Más agudos, más entrenados, siempre atentos. Jack estaba de pie en la entrada de la sala y me miró antes de llevarse otra cuchara de Nutella a la boca. Él había descubierto que el Nutella era algo que se vendía al público y que no solamente se podía encontrar en una crêpe comprada en la calle. (¿Qué clase de persona no sabía eso?) No sospechó que se lo había regalado en señal de disculpa, para compensar no decirle nada sobre Alicia. Al menos así me sentía un poco menos culpable.

—¿Algo? —preguntó él y tomé el Ipod para pausarlo y quitarme los auriculares.

—Nada —dije y miré la pantalla—. Ya he llegado a la mitad de mi playlist y no he encontrado nada. ¿Tú?

—He hablado con los hombres de traje. Dijeron que obtendrían acceso a las grabaciones de las cámaras de la calle y buscarían a tu hermano pero hay varios puntos ciegos en esta zona —dijo Jack.

Alicia, por favor, dime que estábamos en un punto ciego y las cámaras no nos captaron.

—Ojalá tengan suerte —contesté.

—Te lo dije, cuando reconstruyes los últimos pasos y la zona de búsqueda se reduce es más sencillo y más rápido.

—Es frustrante —dije y tiré de mi cabello—. Sé que está aquí, que debería poder encontrarlo. Maldición, he estado en este departamento varias veces antes y con Ethan, hemos jugado aquí a esconder cosas y ese tipo de juegos que ahora estoy aplicando para rastrearlo y terminar con esto. Pero no encuentro nada.

Él dejó el pote de Nutella a un lado y estuvo frente a mí en tres segundos. Tomó mi rostro entre sus manos y lo levantó para que lo mirase. Me sonrió, seguro y confiado. Él creía que yo podía hacerlo. Por un momento la culpa me apuñaló en el medio del vientre. Le estaba mintiendo, ocultando parte de la información que sabía. Y me odiaba por eso, sabía que tarde o temprano no resistiría más y le diría todo. Al igual que también sabía que tarde o temprano tendría que tomar una decisión. Cuando volviéramos a Londres tendría que elegir y él también.

Pandora **disponible en físico y e-book**Donde viven las historias. Descúbrelo ahora