Efímera

El parque

"Me gusta cuando nos miramos callados, hablando en otro lenguaje,
a través de los ojos, llamado silencio."

Entre sombras de ensueño, habían arbustos que vibraban por tímidos golpes de viento a los dos lado de nuestro paseo. Los músicos de aquel lugar sabían perfectamente que melodías tocar, un violín al fondo seguía al ritmo de mi corazón. Cada paso quise que fuera perfecto y dudé al rechazar aquella rosa que intentaron vendernos, ¿Recuerdas? Tú sonreíste, se que me entendiste y es que no quise poner precio a nuestra tarde.
Vimos el reflejo de madurar juntos en aquella pareja de ancianos sentada frente a esa fuente de la suerte. La típica con monedas en el fondo, representando todos aquellos deseos pedidos en silencio y con los ojos cerrados, por cada una de todas las personas que arrojaron con seguridad, ese trocito de metal que mueve el mundo.
Éramos incrédulos, ambos lo sabíamos, pero en segundos y sin mediar palabra, no hizo falta que contáramos hasta tres para que las dos monedas despegaran de nuestras manos por una misma razón. Nos descubrimos el uno al otro, por culpa de esa sonrisa acontecida de la única mirada capaz de callar el silencio.