Las ojeras marcadas en su rostro le daban un horrible aspecto, Jennie se preguntó a si misma como era que las mujeres podían andar por el mundo de esa forma sin sentirse señaladas como feas, quizás por que no eran como ella, su madre la había educado de una forma tan peculiar y su padre todo lo contrario, miro la foto familiar que estaba en la pantalla de su Mac, a su mente llegó el recuerdo de su adolecencia, quizás a sus 16 años ese fue su comienzo para que su madre la comenzará a llevar a la oficina y le enseñara el manejo de los hoteles, no se quejaba, le encantaba mirar los diseños que hacia su preciada progenitora pero siempre era estricta, "no hagas esto", " Come con la boca cerrada", "espalda recta, cabeza en alto", etc. Terminaba cansada de escuchar eso todo el día, pero era ahí donde llegaba la mejor parte, Al salir de la oficina su padre pasaba por ella en el auto y la llevaba a comer hamburguesas o cualquier otra comida callejera que su adorada hija quisiera, el la adoraba inmensamente, era lo contrario a su madre, el era tan flexible en todo y su punto de vista era muy diferente al de los demás. Ambos la habían transformado en lo que era actualmente, una dulzura de persona pero firme y competitiva.
Su celular sonó repentinamente haciéndola saltar en su silla, miro la pantalla, la palabra " Padre" con una foto de ambos formando corazones con sus dedos, lo tomo y respondió rápidamente.
— Pensaba justamente en usted.
— ¿Amas tanto a tu padre que no eres capaz de olvidarte de el por un segundo? — Jennie río como una niña, amaba escuchar la dulce pero carrasposa voz de su padre.
— Tanto así es mi amor.
— Me alegro que así sea, ¿Como van las cosas por el barrio?
— Como siempre, nada interesante — Y fue ahí donde recordó su plan que no la había dejado dormir — Creo que hay algo.
— Dímelo.
— Creo que no es bueno financiar con los Park, la novia de Jimin se esta entrometiendo sin saber del tema y la señora Park lo permite.
— Ella sabrá por que lo permite, firma el contrato — Eso no era lo que quería escuchar de su padre.
— Pero padre. — Protesto.
— Obedece Jennie, tu madre te esta confiando todo esto.
— Por eso mismo no lo quiero hacer, nos mandaran directo a la miseria — Falso, los llevaría a la riqueza, Jennie lo sabia pero no quería ver a esa entrometida, además era parte del plan número dos.
— Jennie, ya lo he dicho y punto ahora te dejo que me ha llegado visita.
— Esta bien, cuidese padre.
— Tu también querida — Colgó pero después de pensarlo Jennie inmediatamente formo una sonrisa marcando otro número.
— Hola, soy yo ...
•••
La lluvia seguía callendo sobre la ciudad de Seúl, extrañamente pocos autos transitaban la zona por lo cual la policía lograba moverse con un poco de ventaja hacia el Callejón de Eonju-ro 153-gil.
El reporte de la muerte de la hija de un Ceo había alterado el orden de quienes habitaban esa área, estaban seguros de haber capturado al culpable o al menos a uno de los secuaces y al amenazarlo un poco soltaría toda la información necesaria.
Estación de policía de Seúl
La puerta se abrió y un hombre alto, robusto y aspecto de gánster entro hasta sentarse frente al joven de piel Palida.
Lo observó por un momento en silencio, el chico tenia la mirada perdida, seguro estaba recordando como la chica había muerto en sus manos.
— Creí que serias un hombre pero eres todo un muchacho — el chico no respondió — ¿Como te llamas?