Parte III

22 3 0
                                    


Respirar es tedioso, mi garganta se quema con cada inhalación y cada exhalación tiene un coherente sabor a sal. Mi cabeza va a reventar. La arena lastima mi piel, me duele el pecho y mi abdomen está tenso.

¿Arena? ¿Pero qué mierda?

Una contracción recorre los costados de mi tórax, una bocanada sale disparada de mi garganta; no puedo apreciar lo que es. Sabe a bilis y sal, la sensación quemante empeora. Otra contracción, esta vez el contenido es mucho menor y la saliva es espesa.

Trato de levantarme, pero mis piernas no responden. Mis brazos se sienten como dos pesas y mi consciencia se está distanciando. Todo parece un túnel largo, oscuro de todos lados. No puedo pensar con congruencia.

¿Estoy en una playa? ¿Dónde estaba antes?

Mi saliva se acumula en mi boca, no puedo pasarla y tampoco escupirla. Se escurre lentamente, pero al mismo tiempo se acumula. Tengo miedo, creo que me voy a ahogar con mi propia baba.

Quiero llorar, quiero gritar. ¿Qué está pasando? Puedo escuchar a alguien acercarse por un lado, no puedo voltear la mirada. Ni siquiera sé si tengo los ojos abiertos o solo me estoy imaginando este túnel infinito, este túnel de oscuridad ansiosa que solo me lleva de un lado de mi mente a otra. Mareando mi perspectiva, violando mis sentidos con el falo de la confusión.

Permíteme levantarme, playa maldita. Desierto de mierda.

Siento algo subir por mis muslos, estoy desnudo. Puedo sentir sus patas, pequeñas y filosas caminando. Me están haciendo daño, algo me está picando. Ahora se acerca por arriba. Trepa por mi cuello, se escabulle a mi boca. Puedo sentir sus patitas desesperadas intentando traspasar mis labios. Quiere algo de mí. Tal vez me quiere comer por dentro, estoy tratando de gritar. Pero no puedo. No sale voz de mi garganta, mis cuerdas vocales no reaccionan.

Apenas un pequeño gemido que no hace justicia ante el asco, el miedo y el terror que siento en estos momentos.

Caigo. El piso me detiene. O más bien yo me sujeto del piso.

Siento mi alfombra, mi cara me molesta. Me pica, mis ojos están irritados. La luz del Sol ha estado golpeando mi cara. ¿Cuánto tiempo?

¿Logré conciliar el sueño? Una sombra. Algo está frente a mí. Me está mirando, es el. El que me maldijo.

-No, perdón. Pero no conciliaste el sueño. Tuviste una alucinación combinada con un terror nocturno. ¿No es hermoso lo que puede hacer la mente?

¿De qué está hablando? Siento un escalofrío, pero como si sucediera en cámara lenta. Recorre mi espina dorsal, mientras va tensando todos mis músculos con su recorrido.

-¡Ugh!

Suelto un alarido, mi pantorrilla se acalambró. Mi músculo está tan tenso que no puedo moverme. El simple hecho de pensar es un martirio.

-Por favor, detén esto.

Le ruego. Le ruego con todas las fuerzas que quedan en mi cuerpo. Hazlo como tú lo desees, pero solo detenlo. Mátame, por misericordia.

-No. Termina.

-¡No! ¡Soberana madre de las mil putas, no voy a terminar tu estúpida historia!

Sé que puedes escuchar mis pensamientos. No sé por qué me molesto en gritar. Mis dotes de escritor terminaron. Mi tiempo tuvo que haber llegado hace mucho, ¿Qué esperas? Si mis manos ya no escriben, mis dedos ya no se mueven a la voluntad de mi mente. Y, aunque quisiera no podría, no puedo; no tengo nada más que decir. Nada más que compartir, se acabó; el poeta, el escritor, el guionista... Todo eso quedó atrás. Por favor, solo termina, solo haz lo que se supone que debes hacer; para eso te cree. Ese es tu propósito, tu último propósito, tu tarea final: llevarme, llevarme lejos de este mundo decadente. De este mundo faltante de lógica, arráncame de esta estúpida realidad; te lo suplico.

-¿Por qué me pides eso?

¿Cómo que por qué? No, no entenderías. Tu solo has vivido en el mundo de fantasía donde te cree. En ese mundo donde el príncipe y la princesa terminan juntos hasta su último momento. Donde el ignorante se mantiene ignorante y muere con una sonrisa en la cara. Donde todos los niños mueren sin darse cuenta, sin sufrir. Te di tareas que serían inhumanas y por eso te hizo algo más allá de lo humano, pero resulta que eso es justo lo que querías: ser un simple mortal. ¿De quién te enamoraste? Maldito idiota. Ese fue tu error, y el mío. Eh, dime.

-¡¿Por quién quieres ser hombre?!

Mi voz apenas y le hizo justicia al sentimiento que llevo por dentro. A toda esta frustración e ira. Quita esas estúpidas ideas de tu mente inventada. Soy tu creador, yo puse todo lo que sientes en ti. No tienes derecho a desobedecerme. Obedéceme maldita sea, obedéceme y termina con mi sufrimiento.

-Nunca te di una amante.

Así que no puedes venir a decir que quieres sentir lo que los humanos. Créeme que es solo un vacío más que no podrás llenar. Una tortura. Mírame, ¿tan feliz crees que soy? ¿Tan dichoso, contento, afortunado y bienaventurado me veo que quieres ser como yo? ¡Si te estoy pidiendo que me mates joder! ¿Qué no entiendes?

-Y-yo, yo solo quiero sentir...

¿Sentir qué? ¿Pena, desconsuelo, aflicción, amargura, melancolía, pesar, desdicha, nostalgia, tribulación? Dime hijo de puta, vamos. Dime que eso es lo que quieres sentir.

El nudo en mi garganta se vuelve insoportable, quiero gritar y llorar. Quiero que esto termine.

-Perdón...

¿Perdón? ¡¿Perdón?! Mi vida ha sido una desgracia tras otra. Nunca conocí el amor, solo la traición. Nunca vi crecer a mis hijos, solo sus ataúdes bajar al fondo de una fosa. Nunca conocí a mis padres. Mis amistades lo eran por conveniencia, ¿sabes lo que pasó cuando me quedé sin dinero? Soledad, soledad absoluta en este apartamento. ¿Y todo ese tiempo qué hice? Alcohol y tabaco, mis únicos compañeros en esta puñetera vida. Todos los días viviendo como un vil pedazo de carne esperando podrirse. Nunca tuve el valor de los suicidas, pero no por eso merecía este último infierno. Vienes tú, como niño malcriado. "Dame un final. No descansarás, no morirás hasta que me des un final" ¿Pero quién te crees? ¡Yo soy tu creador, tú me obedeces a mí!

-Si...

Lo miro desde el piso. Es solo una sombra con forma humana. Está arrodillado ante mí, si esta fuera una historia más diría que está a punto de llorar. ¿Eso es lo que querías no? Sentir.

Una imagen oscura está detrás de él. Se acerca cada vez más... Desaparece, pero es el quien desaparece y la imagen oscura se pone frente a mí.

-¿Qué está sucediendo?

-Es hora de irnos, amo.

¿Pero qué?

-Es hora de irnos.

Me pongo de pie, no sé cómo. No puedo sentir mi cuerpo, solo sé que estoy de pie frente a él. Me tiende su mano.

-¿Qué fue todo eso?

Pero yo lo sé. Ya lo entendí. Mi último recuerdo.

-Precisamente, amo. Por fin encontré lo poco que quedaba de su existencia, ya podemos irnos.

Sin descanso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora