Ambos en sillones de cuero, separados sólo por una pequeña mesa de café. El de la derecha mantenía una pierna cruzada sobre otra, cambiando periódicamente de posición debido a la ansiedad. Mientras tanto, el de la izquierda, observaba esos movimientos con un leve ceño fruncido, exasperado por su comportamiento.
— ¿Ves? ¿Ves cómo me mira? — Bufó Tony, quejándose de Steve como si él no estuviese a su lado. — Me vigila siempre. Todo lo que hago está mal para él.
— Sólo deja de moverte así. Nadie te obligó a venir aquí. Es más, tú fuiste el de la idea. — Steve se cruzó de brazos, desviando la mirada.
— Ahora soy el de las malas ideas. — Refunfuñó Tony, frunciendo esta vez su ceño.
— No puedo ayudarlos sino lo permiten. Pero están aquí, significa que saben que necesitan una intervención.
Tony suspiró, en el fondo sabía que esa frase era cierta. Relajó su postura y como un efecto en cadena, Steve también se removió en su asiento. — No siempre peleábamos por todo. — Confesó el rubio. Tony rió con ironía, pero Steve trató de ignorarlo y continuar.— Me refiero a que desde que somos una pareja, no discutíamos por todo.
— ¿Qué es lo que cambió? ¿Cómo comenzó su relación? La historia completa.
A los dos les incomodaba narrarlo, pero alguno debía atreverse a contar cada detalle. Se miraron de forma fugaz, pidiendo en silencio al otro que comenzara. Luego de un incómodo momento, finalmente uno de ellos se decidió.
— Yo tenía muchos trabajos de medio tiempo. Estudié en la Academia de Bellas Artes de Nueva York, me especialicé en pintura, pero no es como que recibiera un título al igual que si hubiese entrado a una universidad con supuestas "carreras reales". Mi vocación terminó siendo un pasatiempo. Trabajé en una florería, una heladería, a veces cuidaba niños o paseaba mascotas. Ganaba lo suficiente para pagar la renta en Brooklyn, desde niño no me había mudado de ahí. No es uno de los lugares más seguros, pero siempre fue mi hogar aún y cuando mis padres murieron. Intentaba mantenerme al margen de las noticias, ignorando los problemas que ocurrían incluso fuera de mi departamento, pero un día me metí en una pelea. —Hizo una pequeña pausa, observando el suelo alfombrado. Tony le miró de reojo con un semblante que pasó a ser de preocupación. —Tres sujetos acorralaron a un chico en un callejón, yo volvía tarde de uno de mis empleos y escuché sus gritos. Le habían robado su dinero y al ver que no era mucho, comenzaron a golpearlo sólo por diversión. Me recordó a mí, por eso debía intervenir. No recuerdo demasiado, fue golpe tras golpe. Terminaron casi tan heridos como yo. El chico huyó. Un policía que se hallaba cerca presenció casi todo. Fue suerte, tal vez unos segundos después él me habría visto como el bravucón. Llamó por refuerzos y se llevó a los asaltantes en su patrulla junto conmigo para la declaración. No quise ayuda médica, puede que por eso llamé su atención. Me propuso un empleo como seguridad si aceptaba los entrenamientos. En unos meses me convertí en guardia de algunas tiendas. Parecía tener un don, detectaba robos mejor que cualquier otro. Me ascendieron, cambié de tiendas a edificios gubernamentales, después bancos y pasé al servicio privado como guardaespaldas. Ahí conocí a Tony.
—Desde los 18 me hice cargo del negocio familiar. El armamento y la tecnología militar no es un trabajo de bajo perfil. Mientras más aumentaban las ganancias, más estaba en peligro. Se dobló la seguridad, pero también los nuevos guardaespaldas estaban a prueba. Steve entró por sus recomendaciones.
—Y porque no era uno de tus lamebotas.
—Creía que pedías a gritos que te molestara.
La interrupción de Tony en vez de enfurecer a Steve, le sacó una ligera sonrisa. —Me parecía un cretino, un mujeriego ególatra. No habría acepado el empleo de no ser porque recién el edificio en el que vivía lo iban a demoler. Otro lugar sería más costoso.
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Mr. & Mr. Stark
FanfictionPareciera ser sólo una pareja de esposos, pero Steve y Anthony Stark guardan secretos peligrosos incluso para ellos mismos.