No me mires ↪️ AlmightyMay

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Autora: AlmightyMay

¿Estaría bien si te digo lo hermoso que luces esta noche?


NO ME MIRES

Las luces débilmente iluminan sus cuerpos, un tenue matiz áureo que les permite vislumbrar dónde el otro está.

Parecen un par de niños, tomados de la mano al tiempo que suben las escaleras y dejan risillas escapar apenas por encima de su aliento. Uno callando al otro, aquel que puede reír sin liberar sonido rogando que la fuerte risa del otro no despierte a nadie en aquel complejo de apartamentos. El aliento de éste último posee dejes de alcohol, más no es sino el dulzor de exóticos frutos lo que logra saborear cuando lleva sus labios a su encuentro.

Su labio inferior es ligeramente mordido.

Una de sus manos se encuentra con la de él, guiándolo entre las paredes de tan pálidos colores.

Kibum le ha jalado en búsqueda de aquel beso que tanto disfrutó pocos minutos atrás, entre los débilmente empañados cristales del automóvil de su amado.

Ésta no es la primera noche; pero ciertamente se siente de aquella manera.

Su mano libre busca la nuca de Jonghyun mientras, entre risas, intenta sin mucho éxito profundizar el acto que comparten. En la solitud de la madrugada, sabe el peligro que corren si son descubiertos, pero eso no lo hace menos emocionante.

Sus pasos son lentos y torpes, pero no es el alcohol el causante de tal efecto producido en él.

Su espalda toca finalmente una de las paredes, lo que agradece porque de alguna otra manera sus piernas le habrían fallado. Está completamente seguro de ello.

Jonghyun se separa un momento de él.

Sus miradas se encuentran; llenas de intensidad. Fija la vista en él con algo más allá de lo que hubiera encontrado en sus ojos antes; algún punto entre el mero deseo y la plena lujuria.

Se deleita con su cuerpo.

Pasea la mirada por él y alza una comisura de sus labios con picardía incierta.  Suelta la mano de la suya y la deja deambular por el cuerpo que admira, subiendo por su abdomen con extraña diversión y la otra explorando la parte baja de su espalda; un poco más abajo…

—Amo tanto tu cuello, Kim Kibum.

Su mirada arde en el lugar donde clava la vista.

Sus pestañas son cortas y difícilmente curveadas, pero la oscuridad que se esconde en sus ojos brilla de manera penetrante. Le pone nervioso.

Su privacidad ha sido violada.

— ¿Puedes siquiera alcanzarlo?

Estalla en el risueño que una pequeña carcajada provoca.

Sus felinos ojos se convierten en delgadas líneas, abrazadas por las arrugas que su bella sonrisa provoca cada vez que hace tal expresión. Más regresa al silencio una vez más al reconocer la seriedad en el semblante de Jonghyun…

Esto no es un juego.

No existe un lugar donde pueda escapar, pero en realidad no quiere hacerlo. La vergüenza le hace retorcerse ligeramente entre los brazos que lo acorralan contra el muro. Pareciera ser que Jonghyun se ha hartado de jugar encima de las telas que cubren su cuerpo, y de manera lenta su mano comienza a deambular en el espacio que hay entre ella y la piel de su plano torso.

Intenta no estremecerse ante el toque que de manera automática envía escalofríos a lo largo de su espalda.

La humedad del antiguo edificio ha comenzado a cobrar cuentas en el punto que une el techo con los muros; Kibum logra identificar varias manchas donde se filtra el agua por las noches lluviosas, al tiempo que comienza a llevar su cabeza hacia atrás.

Está abriendo paso a los labios de Jonghyun, que han comenzado a trazar su propio camino de las prominentes clavículas al cuello que tanto admira.

La voz de Kibum es baja y suave; apenas un grácil susurro al oído de Jonghyun.

—Aquí no.

Muerde ligeramente el hombro de Kibum.

—Maldita sea, Kibummie.— Habla contra su piel.

Pero no hay por qué parar.

Jonghyun siente al otro diciéndole qué hacer con su propio cuerpo, enlazando los brazos por detrás de su cuello. Saben lo que el otro está por realizar, y las acciones de cada quién proceden a ello. Presiona a Kibum un poco más contra la pared; éste se aferra a su cuerpo cruzando las piernas a su espalda y él le brinda soporte colocando los brazos por debajo de sus muslos.

Kibum es tan ligero como una pluma; quizá demasiado delgado para su altura.

Sus brazos no se quejan ni un poco por el peso; pareciera que no está haciendo ningún esfuerzo. Las pesas que levanta en el gimnasio presentan ser un reto mucho mayor, esto no es nada. Podría caminar con facilidad a lo largo del pasillo que tan bien conoce, si no fuera por los labios que se empeñan en crear una pelea con los propios.

Apenas llega a la puerta designada, tantea la clave y entra con Kibum todavía en brazos.

Ésta se cierra sola, y el sonido de bloqueo le avisa que nadie ha de molestarlos más.

Se quita los zapatos en la entrada. Kibum es el encargado de quitarle todo lo demás, y se encarga de hacerlo apenas han llegado a la habitación. Su espalda ahora es recostada contra la suavidad de un frío colchón. Se desvisten; algunas de sus prendas han ido a parar al piso, otras a las esquinas de la cama y otras se han simplemente desvanecido en la nada.

Está dispuesto a todo.

Toma su lugar entre las piernas de Kibum, con las rodillas hincadas en el espacio que éstas le dejan, y ambas manos situadas a los lados de su rostro.

Kibum muerde levemente su labio, otra vez, buscando una manera de escapar de la intensidad de su mirada volteando el rostro.

—No.— habla.

— ¿Qué pasa?— Sus palabras salen roncas, lo que lo obliga a carraspear.

—No lo hagas. —Toma entre su mano la barbilla de Jonghyun. Lo guía nuevamente al camino destinado, un fin donde los labios de ambos toman su reencuentro entre suspiros de placer y gemidos de amor.

Jonghyun sabe a melancolía atrapada y extrañeza profunda; Key es sonrosada timidez y dulce anhelo.

Pero por más que Jonghyun ame la fragancia que su cuerpo revela, y el sabor que sus labios producen, no puede sino separarse de él por la curiosidad que le obliga a hacerlo.

No sabe que Kibum se siente pequeño ante sus ojos, y que reprime las ganas de taparse el cuerpo entero con las delgadas sábanas grises.

—No me mires.

Sus manos intentan cubrir su cuerpo de alguna manera; es terriblemente adorable.

Jonghyun ama su cuerpo.

Y si a Kibum no le gusta, tendrá que amarlo al doble para compensarlo.

Pronto la vista de Kibum se apaga, mientras con los párpados juntos da la bienvenida a un remolino de sensaciones en la boca de su estómago. Los labios de Jonghyun han marcado territorio en su cuerpo nuevamente; ésta vez no subiendo sino trazando un camino hacia abajo por su pecho; bajando por su abdomen…

Mucho más abajo.

❤️ESPECIAL JONGKEY DAY❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora