Pinchazo ↪️ AleDubu-

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Autora: AleDubu-


PINCHAZO

Aquel día de Julio, la brisa se expandía sobre el Grand Park, en donde los gritos de aquellos montados en los juegos mecánicos se confundían con la melodía del viento, incluso sobrepasándolo, una pequeña figura volaba sobre los cientos de personas que se encontraban reunidas aquél día. El viento dificultaba su travesía, pero poniendo fuerza en sus alas lograba esquivar la corriente de aire.

Su jefe lo había regañado días antes debido a la poca productividad que había estado teniendo últimamente, así que se encontraba refunfuñando sobre lo mal que lo trataban y lo poco que apreciaban su arduo trabajo, el cual le costaba muchísimo trabajo realizar, y más el dar justo en el blanco.

Miraba las cabezas de las personas que se encontraban debajo, viendo un sinfín de peinados y cabellos, algunos teñidos y otros naturales. ¿A quiénes debería elegir?

Vio a varias de aquellas personas tomadas de la mano, y otras tantas abrazadas mientras veían el paisaje o simplemente descansaban en una banca, conversando de cualquier tema. El pequeño sonrió al observarles tan ensimismados en la expresión del otro, completamente atontados. ¿Y así decían que su trabajo era malo?

No era culpa suya cuando una de sus creaciones resultaba errónea… no lo era. El humano se había vuelto materialista y poco interesado en su prójimo, por lo tanto sus creaciones no duraban lo esperado. Eso le traía problemas con los rangos altos, ya que ese era su único trabajo; elegir eruditamente a dos personas que congeniaran bien y lograran emprender sentimientos profundos el uno por el otro… pero efectivamente, su trabajo había estado mostrando penurias.

Detuvo su atareado vuelo y decidió reposar un poco en la punta de uno de los tantos árboles que adornaban el parque. Llevó su mano a su frente, apartando las pequeñas gotas de sudor que se habían agrupado en su frente. Echó un suspiro al aire y de nuevo regresaba su mirada en busca de algún mortal que mereciera ser tocado por su flecha.

Un cabello cobrizo llamó su atención, así que lo siguió con la mirada. Este estaba mirando fijamente a una figura que yacía sentada en una banquita de madera, la cual, debido al fuerte viento, tenía que llevar su mano hacia uno de sus mechones de cabello para resguardarlo detrás de su oreja. El cobrizo sonrió al observar tal acto y puso sus pies en marcha hacia el lugar en el que tal persona se encontraba, así que el pequeño ser alado vio una oportunidad que no podía dejar pasar.

Llevó su mano hacia su espalda y tomó una de sus acorazonadas flechas y su arco, cerró uno de sus ojos y apuntó justo en el pecho de la figura femenina, la cual continuaba sentada, ignorante ante lo que estaba por suceder.

— Te tengo. — musitó el ángel, estirando la cuerda del arco hacia atrás, listo para disparar.

Antes de que pudiera soltar la cuerda, una gran brisa llegó hacia donde se encontraba, arrastrándolo a su paso. El pequeño ser alado soltó un corto grito cuando su cuerpo fue lanzado lejos del árbol.

Su cuerpo voló con el aire durante unos cuantos segundos, y él trataba de agarrarse de algo, lo cual fue inútil. Sus alas tampoco fueron de ayuda, ya que la brisa tenía una fuerza abismal. Cuando el viento cesó, el ser alado fue a dar al suelo, provocando que unas cuantas plumas de sus alas salieran disparadas por los aires.

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