Herida

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Tamborileo rítmicamente los dedos sobre la gruesa madera del escritorio frente  a mí; hago tiempo.

Sé que está mal.

Sé que no es la solución.

Sin embargo no se me ocurre algo mejor, tengo miedo. Odio admitirlo.

No sé en que momento se me escapó de las manos.

Por más que intento no logro deshacerme del sentimiento de ansiedad que me invade en este momento amenazando con ahogarme.

Sé que esperan una respuesta.... Rápido. Pero no me siento capaz de hablar, no ahora, pero debo hacerlo.

Las palabras se atascan en mi garganta en el momento que abro la boca para decirles lo que creen querer saber.

me siento forzada, violentada por la manera que todos han irrumpido en mi vida.

Me freno la lengua para evitar dejar libre la cadena de insultos que están a punto de abandonar mi boca.

Yo en el jodido infierno sé lo que se siente estar con esa incertidumbre, la  inquietud y eso es más que suficiente para querer quedarme callada. Por que justamente esa situación me trajo hasta este punto, mi curiosidad por saber y tener control de una información tan destructiva que al final termino destruyendome.

Evito a toda costa levantar la vista y encontrarme con la mirada de Carter Coleman; mi padre.

Que por más de 10 minutos ha esperado paciente por mi respuesta. Observo por el rabillo de mi ojo que el tabaco que reposaba entre sus largos y callosos dedos ha sido apagado.

Escucho como mi madre suspira sonoramente detrás de mí y sé que ha llegado la hora de hablar.

Abro lentamente la boca rogando mentalmente no quedarme sin voz.

- Se supone que no debería haber pasado esto-  por primera vez en estos 10 minutos me atrevo a levantar la vista hasta sus ojos- es jodidamente difícil, pero lo intento. Pero con cada segundo que pasa siento que puedo colapsar.
No pueden pretender que les cuente todo así como así, ni siquiera se hubiesen dado cuanta de la situación de no ser por la maestra Mitchell  que se preocupó por mí. Se empeñan en decir que ha sido una y idiotez y no lo niego, soy plenamente consciente de lo patético que ha sido todo esto. Y aunque crean que lo saben todo la realidad es que no tienen ni la más mínima idea. Cada uno de lo que estamos aquí ha creado un juicio mental a parte condenándome sin saber la verdad. Una verdad que no tengo ni la más mínima intención de contarles. Sabía que eran egoístas pero no tanto. Los desprecio, esta no es la familia que merezco. Por que sí lo hago aunque ustedes en este momento piensen que soy un puto error.

Cuando termino de hablar devuelvo la mirada a mi padre.

Luce herido.

Como si se hubiese apagado algo en él.

Luce roto.

Pero no hago nada para remediarlo, y me dedico a pasear la vista por la sala de estar de mi casa dando por terminado mi testimonio.

Evito la  mirada a mi madre que me mira con decepción y asombro a partes iguales y los reproches no pronunciados de parte de mis hermanos mayores.

Poso repentinamente la mirada en mi padre que ahora me mira de la misma forma con un vaso de wisky  sustituyendo el tabaco de hace unos minutos atrás.

Nadie dice nada, todo se siente incorrecto.

No me pasa desapercibida la mirada furtiva que mi padre le dedica a mi madre acompañada de un leve asentamiento de cabeza.

-Abigail- la llamada de mi madre logra sacarme del ensimismamiento momentáneo en el que me vi sumergida. Y sé por su tono  que odiaré cada una de las palabras que están a punto de abandonar su boca, y a pesar de que con cada microsegundo que pasa me encojo un poco más en mi lugar debido al miedo ensordecedor que se arraiga en mi sistema. Asiento. Dándole a entender que puede continuar- sé que no sabemos nada a comparación de lo que realmente ha ocurrido Pero eres mi  hija y sé que no me dirás nada de lo que en realidad ocurrió. y por eso- su voz se quiebra debido al llanto que acompaña su pequeña diatribia -  quiero que hagas tus maletas porque mañana a primera hora partes a un apartamento que hemos comprado para ti en Milán.
Josh se irá contigo. Iniciarás una nueva vida allá- le dedico una mirada de soslayo a lo que ella responde con cree me será lo mejor para ti.

Un te amo hija fue susurrado por sus labios para a continuación todos acercarse a la salida de la reducida estancia.

Dejo que el peso de sus palabras se asiente sobre mí, sintiendo se de pronto como una cruda realidad que no puedo afrontar y me cala los huesos.

No soy plenamente consciente de mis actos cuando me encuentro destruyendo la cocina y todo a mi paso. Ignorando las súplicas de mi madre y los intentos fallidos de mi padre y hermanos por detenerme.

Luego de un rato veo sangre correr por mi brazo y un sentimiento más grande que el que había sentido hace un rato se apodera de mí.

Miro a cada rincón de la cocina solo para descubrir que se han ido, me han dejado sola. Como siempre. Y lo peor es que no me sorprende, siempre huyen.

 Your ShadowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora