Valentina:
—No, tranquilito—respiré acelerada—, ¡JAVIEEER! —grité al ver como ese perro se acercaba peligrosamente a mí, escalé en la reja que tenía detrás y volví a gritar:— ¡JAVIEEER, AYUDAME! —el perro comenzó a saltar para morderme y sin querer, lo juro, le pegué una patada. Puse mis manos en mis mejillas y en mi boca se formó una o. —Lo maté—empecé a pegarme en la frente con mis manos, —¡NOOOOOO! No te mueraaaaas—grité nuevamente.
—¿Vale, estás bien?, ¿qué pasó? —se acercó mi amigo, auch, tomó al perrito en brazos y espero a que me pusiera de pie, —ven, acompáñame.
Caminé sin fijarme tanto por dónde iba.
¿Cómo pude pegarle al perro?
¿Por qué?
¿Cómo?
¿Cuándo?
¿dónde?
Ah.
Me iré al infierno por esto, lo sé.
—Auch—dije desde el suelo. Por qué soy tan ahueoná, por la chucha, pensé. ¿Qué hago ahora? ¿Y mi dignidad? ¿Qué hago? ¿Me hago la muerta? ¿Me levanto y sigo caminando con la frente en alto?
Opté por la primera opción.
—¿Vale? —sentí que me tocaron la guata y me aguanté las ganas de reírme. —Ya, Vale, levántate nomás si nadie te vió—me tomó la mano y me ayudó a levantarme.
—Ay no, que plancha—¿la mas yeta o la mas yeta?—, ¿dónde vamos?
—Dónde mi tía, es veterinaria, para que revise al perro, es de mi vecina y si vé que le pasó algo se va a poner a hacer show.
—Ah... ya.
Seguimos caminando y ahora sí me permití ver como estaba vestido. Uff, papasote. No entiendo como puede ser tan lindo, y es tan buena persona. No entiendo cómo puede gustarme tanto si lo conozco desde hace poco. ¿Por qué me haces esto, pulento?
—Llegamos—avisó, —¿Me esperas afuera o entras conmigo?
—Ehm... te espero acá nomás—le sonreí.
—¿Estás segura? Por que hace frío igual, mejor entra conmigo ven—me tomó del codo y cuando estuve a su lado golpeó la puerta.
1. 2. 3. 4. 5.
Abrieron la puerta.
—Hola tía Jessica—saludó Javier al ver a la que aparentemente es su tía. —Ella es la Valentina, una amiga—nos presentó.
—Hola—la saludé—un gusto conocerla.
—Igualmente—sonrió—, ¿y que los trae por aquí?
—Ehm, este perrito, quería atacar a la Vale y ella sin querer le pegó y quería ver si podías ayudarnos—habló el Javier.
—Eh, ya, déjenmelo aquí para revisarlo, ¿pueden dejarlo aquí un rato? Cuando termine de revisarlo los llamo
—Eh... yap, usted me llama y venimos a buscarlo.
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—Ya, ahora sí, cuéntame. ¿Qué pasó?
—Pucha, peleé con la Antonia—hice un puchero.
—¿Y fue muy fuerte la pelea? —me abrazó y empezó a hacerme cariño en el pelo.
—Ay, no sé. Es que mira, necesitaba hablar con ella porque en mi casa tuve unos problemas y de verdad necesitaba desahogarme pero ella estaba con el pololo y dijo que habláramos otro día—conté—, y puta, me da rabia igual por que no es la primera vez que me cambia por el pololo po, y cuando ella tiene un problema siempre estoy para ella. El otro día llegaron unos familiares a mi casa y, ella peleó con el pololo y me hizo ir a verla, cuando volví a mi casa ellos ya se habían ido. Siempre que están mal tengo que estar ahí, pero cuando yo estoy mal nunca está para mí
Estuvimos un rato en silencio hasta que él habló, —Vale, desde este momento cada vez que te sientas mal me tendrás a mi. No importa el día ni la hora, ¿bueno? —asenti y lo abracé.
—Te quiero mucho
—Yo te quiero mucho más
Sé que no debo hacerme ilusiones pero, ¿cómo evitarlo?
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Gay culiao. [PAUSADA]
Short StoryLa Valentina es hetero. Y el Javier, es gay. Unas simples palabras lograron romper su corazón. Con el pasar del tiempo, esos sentimientos aparecerán, aunque él lo niegue, no tendrá escapatoria. Por que uno no elige de quien enamorarse. Tampoco elig...