La fiesta estaba animada. La música resonaba en la sala, la gente bailaba, bebía y se divertía. Todo era perfecto. Y encima, aquel chico de la barra, no dejaba de mirarla. Todo iba genial, y nada ni nadie podría estropear la noche. O eso es lo que creía.
Su teléfono comenzó a sonar, se dio cuenta ya que el bolsillo de su vaquero comenzó a vibrar. Sonrió a sus amigas mientras les enseñaba el móvil a modo de disculpa y se hizo paso entre la gente para poder salir a responder la llamada de su padre.
Cuando descolgó la llamada, el otro lado de la línea estaba en silencio,nadie respondía y eso era raro.
-¡Estás aquí! Mandy y yo te estábamos buscando, el chico de la barra nos ha dado un papel para ti y cuando nos hemos acercado a las demás nos habían dicho que habías salido...Lu, ¿estás bien?-pregunto ella al ver que su amiga se había vuelto blanca
-Tengo que irme a casa, Charlie. Dile a las demás que me encuentro fatal.
Lucy no dijo nada más y se alejó de allí, a pesar de que su amiga le gritaba, pero ella no le hizo caso, estaba más preocupada con lo que había pasado en casa y con esa voz que había oído al otro lado del teléfono y con ese "tranquilo, está muerto'.
Rápidamente subió a su coche y puso rumbo a su casa, donde su padre estaría esperándola y todo era una maldita broma. No podía haber nadie muerto. Y temía que si la voz tenía razón el muerto sería su padre.
Acelero muchísimo más y enseguida llego a su casa, aparcó y bajo rápidamente del coche hacia la casa. Subió los escalones del porche como si fuesen uno solo y se sorprendió al ver que la puerta estaba entornada, alguien había entrado. Con miedo saco el teléfono y dejó marcado el número de la policía, por si tenía que llamar.
Abrió poco a poco la puerta y entro. La casa estaba en completa oscuridad, salvo por la luz del despacho de su padre en el piso de arriba. Temerosa subió los peldaños lentamente hasta llegar arriba. Podía ver, por la puerta entreabierta, como estaba todo destrozado, entro decidida pero allí no había nadie. Al menos nadie vivo. Su padre se encontraba en un charco de sangre.
Rompiendo a llorar pulso la tecla verde y llamo a la policía y después se quedó con su padre hasta que la policía la separo de él.