Andrea. capítulo 2

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Crónica de un soldado
[Mi autobiografia]
Capítulo II.

"La vida de un soldado no es fácil, estamos forjados a una dura vida"

No alcance a salir a tiempo y un tablazo en mis na1gas sentí. El dolor era grande.

Todos estábamos en la explanada formándos, la mayoría salimos sin playera y en b0xer nada más. El frío quemaba nuestros cuerpos, temblabamos, no de miedo sino del frío intenso que había.

-Si pensaron que venían a pasarla "chido" se equivocaron, su adiestramiento será su peor pesadilla. Este momento es donde los debiluchos se comenzarán a separar de los fuertes. -gritaba enérgicamente el instructor-.

Comenzamos a correr alrededor de la explanada, las piedras que abundaban ahí lastimaban mis pies. A lo lejos, muy en el fondo se veían las luces de la ciudad. La noche era fría en exceso, pero comence a sudar a causa del ejercicio.
Después de media hora de correr nos hicieron hacer lagartijas, saltos coordinados. Hicieron que rodaramos en forma de taco por el suelo, mi cuerpo estaba sudado y por la tierra que ahí había se me pegaba el polvo (nos empanizaron). Habían muchos  árboles de pino en ese lugar, el instrumentor grito que cada quien escogiera su árbol, y cuando ya lo hicimos en forma burlona dijo "posición coala invertido". No sabía que era eso, pero nos explicó. Sujete el árbol con mis manos y piernas como si lo abrazará, mi cabeza quedo hacia la raíz y mis piernas hacia arriba. Es tan insoportable estar en esa posición, sentía que la sangre se bajaba a mi cabeza, sentía que no podía y cai dos veces y esas dos veces me levantaron a patadas y gritos mentandome la madre.
A las 3 de la mañana nos dejaron ir a dormir, era el primer día y sentía que no podría continuar.

[0400 horas, tiempo de México]
Otro instructor llegó gritando.

-Arriba, arriba, ya dejen de dormir señoritas. -gritaba amenazante con una tabla, por ende sabía que me pasaría si no lograba salir a tiempo y así como yo todos lo sabían-.

Cada día era un infierno, en el transcurso del día no dejaba de hacer ejercicio, correr, saltar, gritar, rodar. No había momento de descanso o yo lo veía así. Al paso de dos días mi cuerpo estaba molido, moretoneado y en exceso débil, y así como yo estábamos todos. En el día no descansamos y por la noche no nos dejaban dormir, si mucho dormíamos 2 o 3 horas.

Los días pasaban...
Nosotros los soldados todos los días hacemos honores a nuestra bandera. En la lista debemos estar la posición de firmes sin hacer movimiento alguno, podía ver soldados caer dormidos o desmayados. Al cuarto día soldados que no soportaron el trato ni la vida cómo soldados y comenzaron a desertarse, ese cuarto día se fueron 8 de mis compañeros entre ellos el negro.

Terminó la semana...
Día sábado. eran las 11 de la mañana, todos estábamos formados, nadie se movía, nadie hacia ruido alguno, los instructores rondaban al rededor del grupo como buscando a quien hacer pagar (hacer que hicieramos lagartijas, brincos etc.).

Después de una larga semana llena de todo, por fin nos dejaron salir franco (día libre).
Todos salimos como cuando aún perro amarrado lo sueltan, con esa alegría y gusto.

El nene y otro soldado de otro batallón que le apodaban el ratón salimos juntos. Al salir lo primero que hicimos fue ir a comer y después nos fuimos a un hotel a descansar. Al llegar nos quedamos dormidos y al despertar ya eran las 1700 horas, nos alistamos y nos fuimos a dar una vuelta por la ciudad que en esos momentos era desconocida para nosotros...

Andábamos en el parque de la ciudad el nene, el ratón y yo.

-Miren nada más lo que Dios creó para nosotros sus hijos. -dijo el nene mientras miraba a 3 chicas-.

-Hay que hacerles plática. -Dijo el ratón-.

Nos fuimos hacia donde estaban las chicas, les hicimos platica y ellas correspondieron, cada uno de nosotros se empeño en cada una de ellas, las tres chavas eran muy guapas.

Yo. Comencé hacerle plática a Andrea, el ratón a Mónica y el nene a Sofía. Así fue como iniciamos una amistad los 6.
Platicamos hasta las 11 de la noche, ellas tenían que irse y nosotros también.
Quedamos de acuerdo que nos veríamos mañana domingo e iríamos a un parque ecológico que estaba cerca de la ciudad.

Día domingo...
Eran las 8 de la mañana cuando despertamos, estábamos en el hotel aún. Me levanté para darme un baño. Estaba en la ducha. El agua caía sobre mi cuerpo desnudo. -Una canción de Romeo Santos al fondo se escuchaba- mis manos sobre mi cabello se frotaban haciendo espuma mientras tarareaba la canción que al fondo se escuchaba. Mis manos llenas de espuma frotaban mis pectorales, abdomen, pelvis y al llegar a mi m1embr0    frotándolo le dije "Muñeco hoy palpitaras dentro de una doncella, se fiero y feroz como siempre lo haz Sido"

-0iesamamada Pibe (es mi apodo) apurate wey ya deja de platicar con tu cochinada que quiero tirar la piedra ya me anda carnal. -me dijo el ratón-.

-Ey que pues rata, que pasó ahí máster no insultes al muñeco porque se awita, se pone triste así que ahora pídele perdón o no salgo del baño y te tendrás que hacer en los pantalones. -le dije con tono serio-.

-No seas mamila pibe y ya sal wey que me ando haciendo. -me decía mientras golpeaba la puerta-.

-Ya te dije, el muñeco está triste.  -le decía mientras me aguantaba la risa-.

-ya pues, ya pues, perdóname muñeco no lo vuelvo hacer, ya wey ya abreme la puerta.  -me dijo desesperado-.

-Jajajaa no mam3s, lo hiciste, lo hiciste jajaja. -le decía mientras me burlaba de él y salía del baño desnudo-.

La música del fondo seguía y mis compañeros y yo nos arreglabamos para ir a ver a nuestras chicas. Nos fuimos al lugar donde quedamos de vernos. Al llegar a donde estaban ellas mis ojos se fijaron en Andrea pues la manera en que había ido arreglada se veía magnífica.
Cada uno se fue por un lugar distinto con su chica. Andrea y yo caminamos platicando de cosas un tanto incoherentes pero divertidas. Nunca nos entrevistamos como siempre se hace, solo platicamos cosas sin sentido. Llegamos aún punto del parque ecológico donde había una pequeña cabaña, entramos.

-tengo que hacerla mía hoy. -pense-.

Al estar solos la tomé de la mano y la acerque a mí. Quedamos tan pegados que nuestros cuerpos se rozaban. La tomé de la cintura y bese sus labios. Mis ojos cerrados me hacían disfrutar de aquel beso tierno. Mis manos soltaron su cintura y se resbalaban por su espalda y antes de llegar a sus na/gas, ella capturó con sus manos las mías y me dijo "No, no hagas eso. No rompas el encanto". No supe que decir ni qué hacer, salimos de la cabaña y seguimos caminando. Eran las 5 de la tarde cuando salimos todos de aquel parque y nos despedimos.
Ellas se fueron y nosotros regresamos al hotel por nuestras cosas.

Estando en el hotel...

-wou esa niña ufff es magnífica f0lland0 me dejó ahora sí que seco, sin una gota de milk.  -dijo el nene-.

-ni que decir de Mony es estupenda, magnífica un encanto de mujer.  -dijo el ratón-.

Mi cara de O.o y en mi mente pensaba "osea que soy el único que no hizo nada"

El tiempo se nos terminaba y teníamos que regresar al campo militar. Subimos y al llegar al dormitorio el nene y el ratón platicaban de lo que habían hecho mientras se uniformaban.
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Continuará

Crónica de un soldado   (autobiografía)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora