Desperté en mi habitación con un dolor de cabeza terrible, no podía casi ni pensar, me quité de encima a Sara y a Helena, mis dos mejores amigas, intentando no despertarlas, una de ellas me dio un manotazo y tuve que reprimir el grito, salí de mi habitación dirigiéndome a la cocina para tomarme una pastilla para el dolor, la imagen que me encontré allí no fue la más agradable de mi vida, mi padre estaba intentado hacernos el desayuno, hacía unos días había vendido su casa por cuestión de dinero y había venido a vivir con nosotras, no había otra solución, o se quedaba con nosotras o en la calle, por eso le dije que podía quedarse con nosotras hasta que encontrase un sitio mejor, parece normal en una casa, pero en la mía no lo es ni por asomo.
-PAPÁ!!! ESTAS PONIENDO LA COCINA PERDIDA!!! - le dije a gritos, mis amigas bajaron enseguida por los gritos.
- QUE ESTA PASANDO AQUÍ??- Gritó Sara.
- Joder, cómo has dejado la cocina hijo. - dijo Claudia.
Había algo parecido a masa de pastel por las paredes, el suelo estaba blanco de la harina y pegajoso por los huevos que se habían caído al suelo. Estaba todo hecho un desastre.
-SE PUEDE SABER QUE INTENTAS HACER? -dije yo.
- Prepararos el desayuno... - dijo mi padre avergonzado.
- Pues va usted mal encaminado señor Méndez... - dijo Clau en un susurro, aunque mi padre lo escuchó de todas formas.
- Lo sé, lo siento, solo quería daros las gracias por dejar que viva aquí, después de todo lo que ha pasado.- dijo el apenado después de todo lo que había sufrido.
- Tranquilo papá, no pasa nada, pero de todas formas tienes que limpiarlo tu solito, así que yo cojo mi pastilla para el dolor de cabeza y te dejo con este marrón. - Me acerqué, le di un beso en la mejilla y me fui escaleras arriba.
Mis amigas me siguieron muriéndose de la risa por lo que acababa de suceder. Casi se matan por las escaleras.
Claudia era una chica muy risueña y extrovertida, siempre estaba feliz, era extremadamente guapa, tenía el pelo de un color castaño claro y los ojos color café, todos los del instituto iban detrás de ella, pero ella se divertía haciendo como que no los veía.
Sara era más reservada, aunque cuando te cogía confianza estaba LOCA. Tenía el pelo castaño y unos preciosos ojos verdes, era la más alta de las tres y sacaba sobresalientes en todas las asignaturas, era muy lista.
Sin embargo yo, soy la rara, aunque no por eso se me trata mal, tengo los ojos azules, muy claritos, mis amigos dicen que a la luz del sol son grises y que son preciosos, yo no les hago mucho caso, soy normal para mi edad pero como la gente con la que me es extremadamente alta soy la bajita del grupo, jeje.
Me gusta cambiar mi color de pelo de vez en cuando, soy rubia, pero hace años que no se me ve mi color de pelo natural, me gustaba, pero necesitaba un cambio, desde los 14 empecé a teñirme el pelo cada poco tiempo, esta semana lo llevaba blanco con mechas rosa, lo había sacado de Perry, una componente del grupo Little Mix, me gustaba, me quedaba muy bien, me sentía cómoda.
Me metí en mi habitación y puse música, me apetecía Green Day, así que puse a reproducir la lista en mi ordenador, sonó American Idiot, mis chicos habían hecho una cover de esta canción, me encantaba, me ayudaba a despejarme por las mañanas. En ese momento entraron las dos locas empujándome a la cama y haciendo un solo de guitarra. las acompañé, no pude resistirme.