Ideas Erroneas.

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Me llamo Luke, tengo 16 años.

â¿Es normal que chicos se enamoren de otros chicos? âme mire al espejo, alboroté mi cabello para dar ese estilo de chico malo pero moderado, salí en busca de una taza de café. â¡Para nada!

Mis padres se encontraban fuera, por lo que yo tenía que valerme por mí solo. Era horrible.

Faltaba cuarto para las 6 am. Seguía quejándome de manejar todo yo solo en el departamento.

Y la interrogante que surge de mí interrogante anterior: ¿De quien se enamoró? Del chico más perfecto (al menos para mí), con el que me haya topado... No, más bien, con el que haya tratado.

Llevaba 4 años de conocer a James, mi mejor amigo. Tiempo que desperdicie pensando que todo iba normal, nunca vi nada más entre nosotros que un compañerismo, una amistad.

Tomé las llaves del auto de mi padre, que para fortuna mía, dejó a mi disposición.

Era mi primer día en preparatoria.

Salí del auto, James esperaba en el pórtico por mí, ambos deseábamos estar en la misma clase.

Sonreía de una forma que cada chica que pasaba a su lado se perdía levemente.

James practicaba fútbol, era el mejor, mejor que yo; íbamos a los mismos entrenamientos. Por alguna razón él decía que le era indispensable hacer cualquier ejercicio.

Pero de cualquier forma le sentaba muy bien. Más de una vez lo pude ver sin camisa y notar sus grandes músculos e impresionante abdomen.

Me acerqué a él y lo saludé de la forma habitual; si yo estaba emocionado por entrar a un nuevo año, el estaba eufórico.

â¡Tiempo que no te veia! âanticipé antes que él hablará.

âLo mismo digo. Parece que perdiste la forma. âdijo mirándome de pies a cabeza.

âNo tanto James, solo que, estuve muy ocupado.

La verdad no era esa. Últimamente encontraba excesiva cualquier actividad física.

Nos quedamos en la entrada de la institución unos momentos, hasta que vi una chica salir por las puertas de la escuela.

—James, buenas noticias. Estamos en la misma clase —dijo Michelle mientras abrazaba a James.

—¡Estupendo!

—Hola Luke. —dijo alzando la mano.

Le respondí con una sonrisa un tanto depresiva, pero alegre.

Michelle era una vieja amiga, de hecho, fue mi mejor amiga. Tiempo después de cursar primer grado de secundaria ella se fue al extranjero, y perdimos contacto entre ambos.

Para ser sinceros, me sorprendió que ahora saliera con James. Que yo recuerde esos dos antes no congeniaban muy bien.

—Creo que tú también estas con nosotros. —mencionó Michelle, tan secamente que pareciera que no recordaba nuestra amistad.

Esboce una sonrisa. Era lo mejor que podía hacer. Michelle y James la devolvieron al mismo tiempo.

Caminamos juntos al aula correspondiente.

—¿Y que tal las vacaciones? —comenté a la feliz pareja que caminaba abrazada a mi derecha.

—Demasiado buenas. —respondió James volteandose a mí. —Hace más de dos meses que Michelle llegó, y aproveché las vacaciones para conquistarla.

La abrazó y le dio un beso en la mejilla, queriendo pasar a sus labios.

—¡Tranquilos Romeo y Julieta! Guarden su romanticismo para un lugar más privado.

Ambos rieron.

Estábamos a punto de entrar al salón. Pude sentir un dolor de cabeza tan punzante que hubiera sido preferible que me decapitasen.

Le comenté a Javier inmediatamente, pues no quería entrar a clases así.

—Michelle, ¿Qué tal si me esperas dentro y buscas un lugar en el que nos sentemos los tres juntos? Yo acompaño a Luke a la enfermería.

Yo no soportaba el dolor. Casi corrimos a la enfermería. James me pasó un brazo por el hombro.

La enfermería se ubicaba en el primer piso. Nosotros nos encontrábamos en el tercero.

En el trayecto, pude sentir como James se debilitó y casi cae, de no haber sido que se sostenía de mí. Nos detuvimos un poco.

—¿Estas bien?

—Si, sigamos.

—Creo que a ti también te toca visitar la enfermería. —reí forzosamente.

Mi Corazón También Lo Siente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora