Amada Hermana

Recuerdo cuando te hice la pregunta, "¿Qué harías si yo muriera?" esa fue mi pregunta. Tu respuesta, fue muy diferente a las de los demás por que supe que eran totalmente sinceras.

Eso me sorprendió, te preocupaste por una extraña, por una persona que apenas conocías. Desde ese entonces supe que eras una muy buena persona.

Desde ese día dejé de lastimarme. Dejé de hacerlo... Por ti. Empecé a sonreír por ti, cada vez que estaba triste te recordaba y me reconfortaba pensar en que me dieras un abrazo para tranquilizarme. Cuando tenía un mal día pensaba que el día siguiente quizás sería mejor y que podría hablar contigo me animaba.

Me dabas ánimos incluso cuando no lo sabías Hermana.