Hay tantos yo dentro de mí, que ya no reconozco a ninguno.

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-Dime Harriet, ¿quién de todas las personalidades que viven allí adentro te da miedo? -pregunto el medico anotando cada detalle en su libreta color marron.

Se había asombrado de que Harriet regresará a sus sesiones después de la discusión que habían tenido hace algunas semanas.

La joven ex rizada exhaló todo el aire que su cuerpo contenía cerrando los ojos. Sus dedos apretaban el dobladillo violeta de su corta falda. -E-Edward -le tembló el labio inferior.

-¿Quién es Edward, Harriet?

Louis sabía perfectamente quién era Edward. Lo conoció esa noche, cuando todos sus sentidos lo dejaron en la peor situación del mundo.

Sonrió. -Nuestro Jefe, el que nos da permiso salir -susurró riendo.

-¿Y qué es lo que quiere?

-A tí. -Louis encarno una ceja, anotando cualquier palabra que la chica mencionara.

-¿Y porque no he tenido el honor de conocerlo? -pregunto mordiendo la punta de su lapicero.

Harriet soltó una risa cínica y abrió su mirada verde observando al médico. -Porque él dice que eres estúpido. -se mordió el labio inferior aun sonriendo. -Y quiere hacerte daño, mucho pero mucho daño.

Louis se cruzó de piernas en el sillón, viendo detalladamente a Harriet a los ojos.

-Bueno, creo que es tiempo de qué Edward y yo tengamos una verdadera plática, ¿No lo crees, Harriet?

La mirada de Harriet se volvió sombría, llena de odio.

-¿También te lo cogerás? -escupió con rabia.

La mente de Louis ya había formulado un plan y tenía que ponerlo en práctica ahora o nunca.

-Tal vez... -susurro viendo fijo a la ojiverde. -Pero me estoy dando cuenta que ese imbécil no es capaz de hablar conmigo frente a frente, ¿me tiene miedo? Creo que el único estúpido aquí, es él. -hablo firme, sintiendo sus vellos corporales ser erizados de miedo.

Harriet no quito la mirada de Louis, simplemente cerró los ojos, bajo la mirada y dió un largo suspiro.
El silencio invadía la habitación, la respiración de Louis era el único ruido presente. Una gruesa y rasposa risa se escuchó desde el asiento dónde se encontraba la rizada, tan escandalosa que los vidrios del apartamento de Louis parecieron temblar.

Louis sintió sus pies flojear y la garganta seca. Tenía que ser fuerte, esta vez no se podía desmayar. Tenía que enfrentar a Harry, lo haría por Niall.

-¿Edward? -pregunto temeroso. La mirada del rizado se conectó con el azul de los ojos de Louis, una mirada oscura que fue acompañada con una sonrisa de dientes aperlados. -Vengo a pedirte que dejes de amenazar a Niall, no le daré vueltas al asunto, sé que eres tú, Harry y Marcel serían incapaces de hacerlo. No me hagas repetirlo de nuevo.

La sonrisa de rostro de Edward no desapareció en ningún segundo. -¿Eso es todo? Pensé que íbamos a divertirnos.

El coraje poseyó el cuerpo de Louis. -Eres un cabrón, ¿lo sabías? ¿Por qué meterte con Niall? Él es un buen muchacho, él jamás haría algo para lastimarte.

Edward parecía ser el único en divertirse en la conversación.

-Él jamás podría lastimarme, ¿acaso has visto el tamaño que tiene? Y ni hablar del tuyo.

La cara de Louis estaba roja de coraje, apretaba los dientes con rabia. Sabía que Edward lo estaba haciendo enojar para que lo atacará.

-¡Yo solo te voy a decir una cosa! -grito mientras se acercaba dónde se encontraba Edward. -Vuelves a acerca....

Fue interrumpido por las grandes manos de Edward en sus mejillas y sus labios sobre los suyos. Esos labios, ya los había probado. Los movimientos que hacía Edward, el castaño los sabía a la perfección, era posible.

Su boca fue abierta con dureza para que la juguetona lengua del rizado entrará sin permiso alguno, comenzando un beso vulgar entre ambos.

Edward fue el primero en separarse. -Louis, escúchame. -pero pareciera que aún el castaño se encontrará en las nubes. Edward levantó su mano y le dió una ligera cachetada a Louis en su mejilla derecha haciendo que reaccione. -Tengo que protegerte, es lo único que puedo decirte.

Louis no comprendía lo que el rizado le estaba diciendo, él no tenía enemigos, bueno, solo uno. Edward.

-Del único que me tengo que proteger es de ti. -escupió con rabia, alejándose del ojiverde.

-No salgas de casa.

El castaño enarcó una ceja.

-No te entiendo.

-Es por tu bien, lo lamento.

-¡No! Edward, explícame, por favor.

Y volvió a ocurrir lo mismo. Bajó la cabeza, una larga respiración, ojos cerrados y Harriet estaba de vuelta.

-No me siento bien. -se quejó.

-Vete por favor.

-Pero... Yo..

-¡Quiero que te largues ahora mismo! -grito haciendo que Harriet se estremeciera y saliera de la casa de Louis.

Todo era un lío en la cabeza de Louis, ¿A qué se refería Edward? ¿Protegerlo, de quién?

Necesito 6 personas para los últimos capítulos.
Go, go.
Gracias por leer.








Múltiple [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora