El distractor

La casa de la abuela

La verdad a mi nunca me ah gustado ir a la casa de la abuela, especialmente por que se que desde que supo de mi existencia decidió olvidar que tenía una hija y dejar de apoyarla. No entiendo todavía como tuvo el corazón para abandonarla de esa manera, yo no podría.

Tarde una hora en elegir mi atuendo, era muy difícil pensar que ponerse para cualquier ocasión en casa de la abuela. Al final decidí ponerme un vestido strapless blanco con rallas en azul marino y vuelo en la parte de abajo, unas flats azul marino y llevaba el cabello suelto aunque lo recogí de mi cara hacia un lado. Lo se, muy ñoña, pero muy yo.

Después de una hora y media de camino llegamos a la casa de la abuela, toda la familia estaba reunida. Estaba mi tío Jaime con su adorable esposa y sus dos hijos, el súper tío Javier con su esposa y sus tres divertidos hijos, la tía Rocío y su nefastisimo hijo, y el tío Fede con su nuevo novio. Los abuelos estaban en el fondo.

Llegamos y saludamos a los abuelos, a los tíos y a los primos.

Después nos sentamos a comer, como los otros miembros de la familia. Saboreamos una rica barbacoa que había preparado la esposa de tío Jaime. Después de un rato todos se pararon a bailar, incluso Chris saco a bailar a la abuela (luego de unas copitas se le olvidaba que no nos quería). Yo, como siempre, me había quedado sentada viendo a mis primos bailar ridículamente. Pasaron algunas canciones y se sentó junto a mi un chico que yo no conocía, obviamente no pertenecía a la familia y yo no me había fijado con quien había llegado.

-¿Aburrida?- me dijo de repente. Yo voltee y entonces lo vi. Alto, cabello oscuro, ojos marrones, pestañas abundantes, largas y rizadas; cejas pobladas pero definidas, mentón cuadrado...

-La verdad, si.- nunca me han gustado las fiestas en casa de mi abuela, especialmente si me arruinan una tarde de vídeos. Pero eso podía cambiar.

-Mmm... Ven, vamos a bailar- entonces me tomo de la mano y me llevo al centro del jardín, donde habían puesto una pequeña pista de baile de madera y donde estaba la familia congregada moviéndose al ritmo de la música.

-¡No, no! ¡Yo no se bailar!- y la verdad es que si sabía, por algo toda la vida eh ido a clases de baile, pero la no quería bailar con un perfecto desconocido (por más guapo que fuera).

-No importa, yo tampoco. Sólo muévete y ya.- me dijo y comenzó a bailar como robot moviendo sus brazos de arriba a abajo mientras su cuerpo se movía de un lado a otro. Me dio mucha gracia su baile y me comencé a reír.- Lo ves, por lo menos ya te hice reír.- y me guiñó el ojo y no pude evitar sonrojarme como un tomate. -¿Cómo te llamas?

-Ágata, ¿y tu?

-Ricardo. Tu nombre es muy bonito. También tus ojos, son muy, muy bonitos, Ágata.- yo ya estaba acostumbrada de cierta manera a que me halagarán por mi color de ojos, pero no pude evitar volverme a sonrojar cuando lo hizo el.

-Gracias - fue lo único que atine a decir. Ya me había puesto nerviosa.

-¿Eres prima de Cecy?- ahora ya sabía de donde había salido este modelo noruego. Probablemente este sea el nuevo novio de mi prima del que tanto habla mi tía.

-Si, y tu eres su...- comencé a preguntar sin poder ocultar mi decepción. Ni siquiera me dejo terminar de hablar cuando me interrumpió para aclararme quien era: el hermano de su novio.

-No, yo vengo con Félix. Es el novio de Cecy y mi hermano mayor.-me dijo mientras una media sonrisa adornaba su rostro.

Nos pasamos toda la tarde platicando, me contó que era su último año en la preparatoria y que quería estudiar arquitectura, descubrí que vivía muy cerca de mi casa y que entraría a la misma universidad que mi hermano y a la que quería entrar yo. Me pidió mi número y me dijo que pronto nos volveríamos a ver.

Cuando regrese a mi casa no podía olvidar esos hermosos ojos marrones y esa sonrisa de comercial. Ricardo era guapísimo.