cuatro meses más tarde - primeros exámenesMi convivencia con Felix no es mala, soporta todas mis manías absurdas y no me ha matado, al menos no todavía, por ser un maldito desastre. Quiero decir, que desordene mi habitación le da igual, pero lo del salón lo lleva algo mal. Aún así no se ha ido y lo agradezco.
Quitando lo del desorden, los cuatro meses que han pasado nos han unido mucho, y tenerlo como amigo es maravilloso; tirarnos en el sofá a ver películas (a veces abrazados, pero ese es tema para más tarde), ir a comprar juntos o incluso estudiar ambos en la biblioteca eran las cosas que más me reconfortaban. No me sentía solo nunca.
En relación a mis sentimientos hacia su persona, digamos que se han incrementado. Y mucho he de decir. Además de guapo, es atento y cariñoso... ¡Y sabe cocinar! Cosa que debo agradecer porque si me dejase hacerlo a mí, la cocina parecería el infierno. Llamas y humo por todas partes, y eso a la hora del desayuno. Aún no entiendo como quemé el microondas. (Otra de las razones por las que no entiendo como Felix no se ha ido ya.)
Incluso he conocido a su mejor amigo, un tal Chan, que parecía estar obsesionado con que Felix saliese conmigo. Y que no se me malinterprete, ojalá tenga razón. Pero me pareció un comportamiento un tanto extraño para alguien al que acababa de conocer. Quitando ese pequeño detalle, me había caído muy bien. Sobre todo porque le gustaba el anime.
[ . . . . ]
Salí de la universidad, mis problemas con la ansiedad decidieron hacer una aparición sorpresa antes de los primeros exámenes de mi segundo año. Tomé el autobús que me llevaba directo a la calle donde vivía intentando no pensar demasiado en todo lo que tenía que estudiar y hacer. Pensé en llamar a Felix para avisarle, pero sabía que estaba en clase y no me apetecía molestarlo con mis problemas y menos conseguir que se preocupase por algo que era común en mi vida.
No tardé mucho en llegar al apartamento. Lo primero que hice fue ponerme ropa más cómoda y alejar todo lo que tenía relación a los exámenes, mi salud siempre era lo primero en casos como estos. Lo segundo fue comer algo. Lo tercero fue escabullirme a la azotea sin mi móvil. Necesitaba paz y tranquilidad.
Con la cabeza apoyada en la pared acabé por dormirme, la azotea era un lugar silencioso y casi nadie subía. Supongo que por eso me gustaba tanto estar arriba y disfrutar del ruido de la ciudad a lo lejos y de la brisa que corría. Me acostumbré a subir en mis primeros ataques de ansiedad un año atrás y ahora era su oasis.
Abrí los ojos al sentir que alguien se colocaba delante de mí, acariciando mi rostro. Me encontré con un Felix acalorado y con preocupación en el rostro. Mierda, incluso así estaba precioso.
-Jisung, hey...¿Estás bien? -su voz sonaba baja, y algo quebrada.- llevo horas intentando saber de ti...
-Felix...estoy mejor, ¿sí? -sin evitarlo, acuné su rostro con mis manos, dejando que mis pulgares lo acariciasen.- Fue un pequeño ataque de ansiedad...y me dejé el móvil en casa.. Lo siento mucho.
Los brazos de Felix me rodearon como si estuviese desesperado por tenerme cerca, y los míos hicieron exactamente lo mismo. Su olor, su respiración, sus caricias.... Todo conseguía relajarme más todavía. Su efecto sobre mí empezaba a asustarme un poco. Se separó al cabo de unos minutos, pero sus manos seguían agarrando a las mías.
-Tenías que habérmelo dicho, Jisunggie...hubiese venido para estar contigo. Vas primero que la universidad, quiero que lo sepas. -Felix besó mi frente consiguiendo ponerme más nervioso y provocando una sonrisa en mis labios.- Y, quiero que sepas también...¿Cómo decirlo..? Me gustas mucho, pero mucho. Y sé que lo más probable es que me veas como un amigo y eso me basta... pero me encantaría que me dieses una oportunidad...
-Lix...Esto...-El rostro de Felix se contrajo un poco, supuse que tenía miedo por mi respuesta.- A mí también me gustas muchísimo, y estaré encantado de darte una y mil oportunidades.- Y mis labios se estrellaron en suyos. Por primera vez en mucho tiempo sentí el cosquilleo en el estómago, como si fuesen mariposas. El beso era dulce y necesitado, ambos esperamos demasiado por él.- Te quiero.
-Te quiero muchísimo. -Su sonrisa me hizo querer besarle de nuevo. Pero mis ojos se perdieron la constelación de sus mejillas que adornaban sus ojos. Supongo que él lo notó, porque fue quien inició el segundo beso.
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• Constelaciones • Jilix
Romance''Las constelaciones son grupos de estrellas que, uniéndolas con líneas imaginarias, forman figuras perfectamente identificables en el cielo nocturno. A la fecha la Unión Astronómica Internacional ha reconocido 88 constelaciones en toda la esfera ce...