Como es de esperar, mi mala suerte me acompaña desde que me levanto hasta que me duermo, por suerte sueño muy poco porque osino en ellos también me ocurrirían puras desgracias.
Despierto muy asustada, mi alarma nuevamente no había sonado y era mi primer día de clases en mi nuevo liceo que esperaba fuera mejor que el maldito liceo anterior.
Mi madre es la madre mas despistada del planeta, nunca se da cuenta que debe despertarme si no me ve tomando desayuno con mi hermano, creo que hasta ella se olvida de mi existencia en la casa.
Me levanto de la cama apurada, no podia llegar tarde a mi nuevo liceo asi que me dirijo al baño lo más rápido que pude pero estaba ocupado.
- Abre la puerta Ignacio, estoy atrasada-le grito a mi hermano desesperada, pero el solo se burla de mi haciendo sonidos extraños con la boca. Realmente me irrita tener que compartir el baño con mi hermano menor que mas encima es un completo niño problema en todo lugar, en la escuela, en el centro, en la calle, en la casa, hasta en la iglecia, ese niño no tiene remedio.Además siempre burla de mí y me hace la vida completamente imposible.
Espero unos minutos fuera del baño a que salga mi hermano hasta que abre la puerta y sale con las manos estilando de agua, me muestra una sonrisita a lo que yo sonrió pues al menos hoy se lavo las manos después de ir al baño. Pero como era de esperar me tira agua en la cara y sale corriendo. Era obvio que algo tramaba con esa cara de niño bueno.
Suspiro pues al fin podía estar en el baño, me miré en el espejo y veo que otra vez una horrible espinilla tenía en mi frente, que horror debía asistir al liceo más bella que nunca. Me lave mi cara y maquille mi rostro con base. También delinie mis hermosos ojos verdes con lápiz delineador negro muy intensamente.Hoy esperaba seducir a algún compañero de curso, me dije sonriéndome en el espejo.
Me vestí rápidamente y salí del baño corriendo para poder sacar una fruta de la cocina y correr por mi vida para poder llegar a tiempo al puto nuevo liceo que quedaba a 15 cuadras de mi casa.
Saque una manzana roja que se veía muy sabrosa, y me despido de mi madre,pero ella ni respondió. No importaba ya sabia que no me respondería, nunca me toma en cuenta en su vida.
Cerré la maldita puerta y salgo corriendo para alcanzar una micro que me podria dejar en la esquina del nuevo liceo.
El chofer de la micro se detuvo al verme correr tan de prisa para alcanzarla.