Amigos, reuniones y sorpresas.

124 10 3
                                    

Podía soportar una hora de burlas por parte de Kacchan, pero ella también tenía un límite, su estancia en el extranjero la hizo menos dócil y mansa, si llegaban a colmarle la paciencia explotaría y junto a su mejor amigo era más fácil llegar a ese punto.

―No puedo creer que sigas usando esa mierda de ropa cuando tienes dinero para vestir algo más...

Kacchan no termino su frase puesto que con poca delicadeza le dio un puñetazo, Uraraka ni siquiera parpadeo, estaba tan acostumbrada a ese tipo de riñas que solo permanecía callada o riendo hasta que veía necesario intervenir para terminar la pelea antes de que causaran un destrozo.

―Y yo no puedo creer que tu boca siga siendo igual de sucia que cuando me fui ―respondió, el joven rubio se giró a observarla furioso, Midoriya solo le sonrió burlona.

―¿Sigues enamorada del bastardo bicolor?

Aquello fue mucho, se lanzó en su dirección, Uraraka la detuvo, pataleo sin poder deshacerse de su agarre, al notar la mirada sarcástica de Kacchan deseo poder estrangularlo.

―Deku, no puedes dar un mal ejemplo, si alguien te llega a ver golpeando a uno de los héroes más importantes de Japón, los villanos podrían usarlo en tu contra ―con aquellas palabras de su amiga, respiró profundamente antes de calmarse ―Y tú, debes aceptar que la extrañaste y que en más de una ocasión ibas a ir a amenazar a Todoroki como un hermano mayor sobreprotector en nuestro tiempo de la U.A.

―Cállate ―gruñó enfurruñado Kacchan, aquello la hizo sonreír, a pesar del carácter explosivo de Kacchan, este era sobreprotector con todos sus conocidos.

―¿A dónde vamos? ―decidió cambiar el tema de conversación, en especial ante la mención de Todoroki, intento ignorar el comentario del rubio defendiendo su honor frente a un chico al que ni siquiera había declarado sus sentimientos, entre menos pensara en el tema mejor.

―¿No le dijiste? ―Kacchan enarcó una ceja en dirección a su novia, Uraraka sonrió de manera nerviosa.

―Esa sonrisita me da miedo ―Midoriya observó preocupada a su mejor amiga, estaba comenzando a temer por su propia seguridad.

―Llegamos ―interrumpió Uraraka, ambos se detuvieron frente a un restaurante, lo reconoció inmediatamente, en aquel lugar fue la última vez que la clase A se reunió, justo después cada uno tomo caminos diferentes, verse era una tarea bastante difícil.

―¡Midoriya!

Giró su rostro y vio a un Mineta corriendo hacia ella, había crecido un par de centímetros y la mirada pervertida no cambio para nada, antes de que si quiera pudiera tocar una parte de su cuerpo lo mando a volar un par de metros lejos de ella. Al inicio de sus años como estudiante era demasiado tímida, con el tiempo y la confianza adquirida se había vuelto más desenvuelta.

―No has cambiado, tus golpes siguen doliendo como en la U.A ―Mineta sobo su mejilla, esta comenzaba a hincharse ―y tu ropa no deja nada que ver, lo que hace mucho más atractivo ver que hay debajo de esta.

―Es bueno verte también ―dijo, le incomodaba que hablaran de su cuerpo como si de un objeto se tratase.

―Los demás están adentro, iré a anunciarles que llegaste.

Mineta volvió a correr adentro del lugar, Midoriya con los nervios de punta se giró en dirección a Uraraka, esta se limitó a encoger los hombros a modo de disculpa, la estrepitosa risa de Kacchan la hizo fruncir el ceño, a ella esta situación no le causaba nada de gracia, todo lo contrario, temía dar la vuelta en cualquier momento, activar su quirk y marcharse sin dar explicación alguna.

HeroínaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora