Narrador omnisciente
La noche fría, tan fría como su mente, con un toque tan tentador como su mirada y con un claro peligro, el cual refleja toda su aura. Ellos no se fijan en eso, se fijan en que lo estén haciendo a la perfección, que ni un error fuera capaz de salir a la luz y aun peor, que él fuera capaz de verlo. Él no recuerda cuando empezó a hacer esto, tal vez cuando tenía suficientes propiedades para no poder dejar rastro por donde pasaba. Él es muy inteligente, nunca ves un rastro, Pero ¿cómo coño era posible? Ni su ''mejor amigo'' lo sabía. Pasa un largo rato... tal vez horas, pero para él en ese momento no era relevante el tiempo, solo era relevante cuáles serían los dos ''Afortunados'' según ellos, pero él prefería llamarlos los dos juguetes. Su mirada azulada era lo único que se veía en el balcón entre las gotas de lluvia, ellos no lo veían a los ojos, sin embargo, sabían cuando él los miraba, era como si un escalofrió recorriera su cuerpo cada vez que él los miraba, pero ellos no podían des-concentrarse, esto es muy importante, al menos para ellos lo es. Para él no, solo eran dos más de su larga lista de juguetes.
Él alza el brazo y solo señala a los dos chicos, sinceramente solo le había puesto la suficiente atención a uno y eligió a la otra al azar, solo le ponía de buen humor lo que le pasaría a los demás. Todos ellos se detienen; los dos afortunados sonríen triunfantes sin saber lo que les espera y los demás caen al suelo instantáneamente, muertos. Cinco chicos y cinco chicas, todos muertos a causa de un disparo en la cabeza, el cual hace que un sonido ensordecedor se haga presente haciendo que, en ese alto balcón, una gran sonrisa aparezca, sin embargo, no puede ser visible a causa de su cubre bocas.
Los dos afortunados... los que vivirán el infierno en carne propia. Una chica de diecinueve años, la hermosa Amanda Price, con un cuerpo envidiable y una sonrisa encantadora; bailarina de danza contemporánea y única hija de uno de los abogados más reconocidos del país y obviamente heredera de toda su fortuna. La chica solo quería ser la maestra de baile personalizado de según un anuncio en Internet (El cual fue inmediatamente eliminado de Internet cuando los candidatos llegan a la mansión) una hermosa niña de trece años, hija de uno de los narcotraficantes más grandes según lo que le contó uno de sus ''amigos'', aunque a ella poco le importó... gran error, uno que le podría costar la vida o la dignidad. Y un chico... físicamente atractivo a los ojos de todos, el cual, con unos segundos, ya pudo cautivar a su nuevo 'dueño', otro gran error. Él era un joven de veintidós años, atlético, ojos azules, labios rellenos y con varios tatuajes recorriendo su hermosa piel, su nombre es Ethan Walker, un joven al cual le encantaba la danza y el deporte, de bajos recursos, sin embargo, a sus odios había llegado una promoción, enseñarle danza a un niño de clase alta, por el cual pagaban exageradamente caro, según lo que escuchó era hijo de narcotraficantes, pero pensó que eran solo rumores, como los que una vecina chismosa diría en el barrio en el que él creció, pero al cruzar las puertas, tuvo un mal presentimiento sobre esto. Tal vez era muy exagerado o paranoico y simplemente estaba imaginándolo, pero Ethan... debiste quedarte en casa esa noche.
Él los espera en su habitación, sentado en un sillón a espaldas a la negra y moderna puerta, viendo cómo la lluvia cesaba mientras que las estrellas empezaban a ser visibles junto con la luna, la hermosa luna llena, él amaba este tipo de noches. De niño su madre le enseñaba a apreciar la belleza que podría brindar la naturaleza y que las personas podían ser tan bellas como esta. Su admiración por la luna fue interrumpida por el seco toque de unos nudillos, un sonido bastante familiar; contra la puerta. Era el mayordomo, Erick, trayéndole a su jefe justo lo que le pidió, dos jóvenes bailarines. Un claro y alto tono de voz sale de la boca de él, pronunciando un ''Pasen'' y se levanta del cómodo sillón ya mirando fijamente la puerta. Lo único visible en su imagen son sus ojos. Pocas personas han visto su cara y así eran mejor las cosas. Erick abre la puerta y sin alzar la mirada se retira rápidamente volviéndola a cerrar cuando se asegura que los muy asustados chicos estén adentro. Él se empieza a acercar a ellos hasta quedar a unos centímetros de ellos. Ellos tiemblan y no son capaces de ver hacia arriba, para conectar su mirada con la de él.
- Bienvenidos su nuevo hogar mis queridos y nuevos juguetes, claro, hasta que alguno de los dos haga que los asesine a ambos. De ahora en más soy su nuevo amo.
Ethan Walker P.O.V.
Esto era muy importante para mí, tal vez no venga de una familia tan adinerada como la de los demás, pero confió en mi talento y sé que el padre de él me va a aceptar, no es por ser presumido, pero ganarles a ellos sería más fácil que la tabla del uno.
Y al final no me he equivocado, la sonrisa no se me borraba del rostro, junto con otra chica a la cual no le puse mucha atención, pues sé que puedo ser mejor que ella. Sin embargo, la felicidad, como todo, se acaba en menos de lo que pudiera pensar, fue como caer cuarenta metros en tres segundos. Sabía que todo esto era demasiado perfecto para ser real. He metido la pata, quien lo diría, esto parece una película de terror, todo es alegría y luego todo eso se vuelve un nudo en tu estómago y adrenalina mezclada con miedo en tu sistema, todo por un instinto de supervivencia, nunca había sentido este nivel de peligro, peligro por mi vida. Justo ahora no me importaba nada más.
Cuando el chico que estaba observando desde el balcón se aleja, automáticamente un sujeto aparece frente nuestro. ¿Alguna vez has visto una película de agentes secretos? Pues este parecía uno. Se da media vuelta y empieza a caminar hacia la gran mansión, la cual dejaría con la boca abierta a cualquier pobretón como yo, parecía la casa de los sueños de cualquier persona que tuviera vista. Por sentido común, la chica desconocida y yo seguimos al hombre a una distancia prudente.
La mansión... si se veía bien por fuera, no sabría cómo describir el interior, tenía un estilo moderno impresionante, era de un blanco crema y unas escaleras que parecían infinitas y se desprendían de cada lado de la gran entrada. Por un segundo me preocupo por estar mojado y ensuciar el fino piso, el cual parece que sería imposible ensuciar. Subimos al segundo piso y ya no le prestaba atención a la casa, pues el miedo por mi vida era mayor que mi curiosidad, al pasar por un pasillo que parecía infinito, al fin el hombre se detiene y golpea la puerta con los nudillos.
En este momento mis rodillas ya me tiemblan al igual que mis manos y mis labios; si pensaba que esto era lo peor, no tenía ni idea de lo que me esperaba, pues al entrar junto con la chica y el escuchar esa voz, esa voz que pareciera que fue sacada de una película de terror, por un milisegundo pensé en que no sería real, no podía serlo, al menos eso creo. Y, por último, como si no fuera poco, esos ojos... los ojos más maravillosos que hubiera podido ver en lo que me resta de miserable vida, esos ojos que tratan de ver en lo más profundo de tu alma, un azul cielo que simplemente era perfecto. Un escalofrío paso instantáneamente por mi cuerpo, haciendo que la piel se me ponga de gallina. ''De ahora en más soy su nuevo amo.'' Esas palabras resuenan en mi cabeza sabiendo que esta era mi perdición y es completamente mi culpa.
Me quedo hundido en mis pensamientos. Mi madre, mis hermanos y mis amigos, nunca los volveré a ver y al saber eso, me dan ganas de llorar, pero no puedo, no puedo demostrar lo débil que soy frente a él, al mismísimo demonio. Una pequeña risa se escaba de sus labios, mas no es visible por culpa de su cubre bocas. ¿Por qué la vida es así? ¿Por qué mi vida es así? Si escapo mi destino es el mismo de las personas que estaban conmigo hace rato, y si sedo solo prolongare mi vida unos días más antes de que él se aburra de mí y me mate al igual que a la chica al lado mío.
- Aquí hay unas reglas bebé... Primera, no te opondrás a nada de lo que yo diga o haga, aquí tú no tienen ni voz ni voto; Segundo, te dirigirás a mi como amo o señor Köhler o amo Köhler, como gustes; Tercero, Siempre decir por favor y gracias; Cuarto, siempre estar aseado, porque nunca se sabe lo que pueda pasar; Cuarto, mantendrás una buena alimentación y, por último, pero no por ello menos importante, nunca entrar al sótano o a otra habitación a menos que yo te ordene lo contrario, si desobedeces una sola vez, serás comida para perros, les encanta la carne fresca.
Trago saliva y me quedo mirando la impecable alfombra blanca, en la cual se ve reflejado mi pálido rostro y muevo ligeramente la cabeza en un asentimiento, soy el nuevo juguete de un depravado sexual que al parecer es un psicópata. Y no creo que me vaya a poder escapar de esto. Pero algo que no dudó en inquietarme por completo era que él le estaba hablando específicamente a solo uno de nosotros, sin embargo, no creo que ninguno haya sido capaz de haber alzado la mirada mientras que él estaba hablando para poder darnos cuenta. ¿Qué pasará con el otro? ¿Será comida para sus perros? ¿A qué tipo de enfermo mental se le podría ocurrir esto? No entiendo. Me pregunto cuántas veces y a cuantas personas ha sido capaz de matar. Cuánta sangre ha sido derramada por su culpa.
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Perversa Tentación
Mystery / ThrillerÉl los ve bailar, los ve bailar para su placer, los observa detenidamente a cada uno grabándose en su perversa y enfermiza cabeza sus rostros y cada una de las curvas que poseen. Nunca debieron aceptar la irresistible e ilegal propuesta, es increíbl...