1.- Ojo Azul

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Los corazones destrozados de quienes dieron la vida por su gente, que dieron su sangre por su pueblo, cantan en coro armonioso aullando a sus sucesores para que peleen fervientemente por mantener el sacrificio de sus viejos ancestros...

La Diosa de la luna observa a su pueblo abatido, debilitado por las guerras, la hambruna y la enfermedad. No se puede dormir tranquilo viendo como tu gente día a día se muere; no se puede quedar de brazos cruzados mientras se marchitan las cosechas por falta de agua.

¿Porqué la Diosa ha impuesto este terrible castigo sobre su gente? Algunos creen que se olvidó de nosotros, yo no lo creo así... más bien pienso que ella quiere que resolvamos nuestros problemas sin su ayuda, pero mis hermanos pierden su fe antes que todo. ¿Qué puedes hacer ante ello?...

Es por eso que emprendí mi viaje, para poder conseguir agua y alimentos para mi pueblo. Mi nombre es Ojoazul; soy un elfo y como mi nombre lo dice tengo un ojo de ese color, el otro ojo lo perdí hace mucho tiempo cuando aún era un niño y mi aldea sufrió un ataque de la orden de los Raptores. 

Debido a las circunstancias en las que crecí, soy una criatura bastante tímida, no me gusta mucho conversar y rara vez participo de reuniones en la aldea; visto ropas que han sido atacada por los años y la pobreza; en mi espalda cargo un arco y unas cuantas flechas de mala calidad. Sin hacer mucho ruido abandono mi hogar, dirijo mi marcha por las rutas del marchito bosque de Erawood; ¿¡Agua, dónde te has ido!?

El camino se hace difícil con el estómago vacío, cada piedra, cada rama seca, incluso el ligero viento en la cara es una molestia. De pronto, me doy cuenta que en mi camino hay un elfo anciano  tirado sobre la hierba marchita, clamando por un poco de agua, no tengo mucha en mi haber, pero no le puedo negar un trago al pobre viejo. El anciano bebe el agua con mucha ansiedad, luego se seca la boca con su polvorienta manga, logra ponerse de pie y su vitalidad regresa a la normalidad.

- Muchas gracias, estaba deshidratado y me estaba muriendo, me has salvado la vida...

- No hay de que señor - contesté resignado, hice lo que cualquier hijo de la Diosa hubiera hecho en mi lugar

- Dime, ¿cómo te llamas y porque deambulas por estos parajes?- me preguntó el anciano - Mi nombre es Ewelik Barbagris

- Me conocen como Ojo azul; mi clan está muriendo por la falta de agua y alimento, me dispuse a recorrer los territorios de los raptores con el fin de encontrar mejores tierras donde podamos cultivar...

- Ya veo, ten ésto, te ayudará en tu búsqueda - dijo el anciano mientras me entregaba algo envuelto en papel

- ¿Qué es esto? - le pregunté

- Es una joya de invocación, cuando necesites ayuda lee el escrito que está dentro de la piedra y acudiré en tu ayuda, no dudes en llamarme si me necesitas. Por cierto... una cosa cosa más... te recomiendo que no vayas en aquella dirección, es muy peligroso, mejor toma el camino del este que es más largo pero no te encontraras con tantos caballeros raptores, no te ves en la mejor condición física ni mágica para poder enfrentarte tu sólo a esa gente. Si sigues mis instrucciones encontrarás una llanura aledaña al lago eterno; en ése lugar hallarás a un poderoso elfo mago llamado Argodamar, quien maneja hechizos de invocación de agua, el te será de mucha utilidad. 

El anciano caminó hacia el bosque perdiéndose entre las hojas secas bajo un torbellino de viento susurrando 

Pronto desapareció entre las hojas secas en un torbellino de viento susurrando ...

-"¿Qué hacen los girasoles marchitandose al sol?, le rinden culto al astro solar sin saber el terrible final que les espera por permanecer estáticos adorando al ídolo solar."

El Sendero de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora