5.- Devorado por los gusanos

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Desde la distancia, Triwell y yo pudimos ver el potente haz de luz que se proyectaba desde la posición de Barbagris. La luna se veía más brillante que de costumbre, algo andaba mal, pero no había tiempo de detenerse.

El sendero se hacía más claro, marcando un paso diferente al del camino establecido. Nos desviamos siguiendo el designio de la Diosa y gracias a ello llegamos a un prado con pastos verdes, vivos. Críalobos me miró y la sonrisa brotó instantáneamente en nuestros rostros, el agua estaba en alguna parte. 

Calmamos un poco la marcha y seguimos caminando por varios minutos, pero no encontrábamos la fuente del agua, solo veíamos pozas y sectores con hierba, como si una lluvia hubiese ocurrido hace algunas horas. Triwell y sus fieles lobos se detuvieron de pronto y empezaron a gruñir.

- Espera Ojo azul, algo no anda bien... mis lobos y yo detectamos una presencia asesina - Dijo Triwell deteniéndome del brazo mientras olfateaba el aire.

Nos mantuvimos en posición esperando un ataque sorpresa. La tierra empezó a temblar y  en cuestión de segundos de dejó ver la amenaza. En medio de un confuso ataque, uno de los perros de Críalobos fue tragado por la tierra dejando un foso profundo.

- ¡Corre, son gusanos de tierra! - exclamó Triwell

Empezamos a correr lo más rápido que podíamos, huyendo de la amenaza invisible que representaban estos gusanos, aunque nos manteníamos por el sendero iluminado por la majestuosa luna. A medida que corríamos los lobos de Críalobos iban siendo tragados uno a uno. La adrenalina se apoderó de nuestros cuerpos, sentí un temblor bajo mis pies e instintivamente salté, de la tierra emergió la enorme y críptica criatura. Un gusano de 6 ó 7 metros brotó de las entrañas de la tierra rugiendo.

- ¡Te mataré por lo que le hiciste a mis perros! - Exclamó Críalobos

El alterado elfo saltó sin pensar sobre la bestia subiéndose a la cabeza, Triwell le dió varios golpes fuertes. El gusano estaba aturdido por el asedio que estaba ejerciendo Críalobos y empezó a tambalearse de un lado a otro. Finalmente el monstruo no pudo resistirlo y terminó cayendo a tierra, Críalobos le dio un golpe final con el que perforó la cabeza del monstruo. Una vez que recuperó el aliento, rompió en sollozos.

- Perdónenme, lobos... prometo que su muerte no será en vano... - dijo el sabio elfo entre sollozos
- Críalobos, hay más de esas bestias, no podemos quedarnos aquí - le dije mientras le daba golpecitos en la espalda.
- Lo sé, debemos seguir corriendo - me contestó secándose los ojos con el antebrazo y poniéndose de pie.

La tierra no dejaba de temblar, corrimos por nuestras vidas dando saltos apenas sentíamos vibrar la tierra bajo nosotros para así  esquivar los ataques de los hambrientos gusanos, sin darnos cuenta logramos llegar a un sector rocoso por donde los gusanos no fueron capaces de seguirnos, uno salió a mirar y al ver que estábamos fuera de su alcance, dio media vuelta y se enterró.

Extenuados, nos sentamos sobre una roca que tenía la superficie plana. Jadeando no dijimos nada hasta recuperar el aliento. Sin prestar mucha atención a mi alrededor, Triwell interrumpe mi ensimismamiento poniendo una mano en mi hombro e indicándome algo en el cielo con su otra mano. Sin entender la mirada atónita de Críalobos, miré hacia donde apuntaba. Lo que ahí había era algo sorprendente, un enorme Orbe de agua flotaba sobre un lago cristalino, la esfera recibía el reflejo de la luna dando un espectáculo bello y hermoso. No había duda, estábamos cerca.

El sendero marcado por la Diosa desaparecía justo atrás del lago, tomamos una barcaza que estaba en la orilla y la pusimos en el agua, con ella navegamos a través del lago hacia la otra orilla, nos tomó tiempo pues la masa de agua era inmensa. Quién hubiera maquinado toda esta belleza estaría al otro lado.

Era increíble la magia que se respiraba, la humedad, extrañaba tanto el agua...

- ¿Crees que este hechicero quiera ayudarnos? - le pregunté a Críalobos.
- Estoy seguro de que lo hará, sus poderes no tienen comparación en cuanto a hechizos de agua, el problema mas bien es otro... - señaló Triwell dubitativo.
- ¿Cuál sería? - Pregunté con gran preocupación
- Los Raptores... si nuestro pueblo recibe agua se hará mas fuerte y de seguro ellos querrán reducir lo poco que queda de nuestra cultura a cenizas, verán en nosotros una amenaza, la única forma que tenemos de sobrevivir es acabar con la Orden de los Raptores... - Dijo Triwell 
- Mira Triwell, yo solo espero que la Diosa nos ayude y le haga entrar en razón - le contesto
- Si, yo también espero lo mismo... - Dice Críalobos perdiendo su mirada en el firmamento.

Finalmente llegamos al otro lado, estuvimos toda la noche remando para poder llegar, nos bajamos de la barcaza y la dejamos fuera del agua. Un camino de piedras cortadas de forma geométrica guiaban a una pequeña cabaña en la cima de la colina.

Nos pusimos frente a la puerta de madera y golpeé sutilmente, pero nadie contestó. Insistí pero tuve el mismo resultado.

Triwell me hizo a un lado y golpeó enérgicamente

- ¡ALOÓ! - Gritó golpeando con fuerza

La luna desaparecía en el firmamento, desvaneciéndose entre los débiles rayos del sol que estiraban sus brazos por encima de nosotros. Estábamos cansados pero no nos íbamos a retirar sin tener al menos una oportunidad de hablar con el hechicero. 

Cuando el sentimiento de decepción empezó a abordarnos, la puerta se abrió, aunque no por completo. Desde el borde abierto se veía un ojo brillante de color turquesa.

Tomándonos por sorpresa nos quedamos mudos ante la interrogante

- ¿Quiénes son y qué quieren? -

El Sendero de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora