—¡HOY ES EL DÍA, HOY ES EL DÍA!— entré al cuarto de Harry y salte sobre su cama— ¡Levante papá! ¡Por fin hoy es el día!
—Alex, Santa Claus no existe, pondré tus regalos después...— dijo todavía adormilado.
—¿Que?— pregunté confundido— ¿Cómo que Santa Claus no existe?
En ese momento Harry se levantó exaltado de la cama cayendo en cuenta de lo que dijo.
—Dios... Alex, ¿Nunca te lo dijeron? Perdóname, de verdad perdóname...— se arrodilló junto a mi.
—Relájate, era un chiste— empecé a reír— obvio se que no existe. Pero me gustó lo de los regalos.
—Me espantaste— se levantó— pensé que tendría que darte una charla de apoyo motivacional.
—Nah...— nos quedamos viendo unos minutos hasta que recordé por que estaba aquí. Aventé a Harry a la cama y seguí saltando— ¡PERO HOY ES EL DÍA, WUJUUU!
—Alex... ¡Alex!... ¡ALEX!— dejé de saltar y lo miré— ¿De que rayos hablas? ¿Día de que?
—¡Hoy es Lunes! Es el día en que regreso a la escuela y veo a Bailee y a mis amigos y tú me regresas mis cosas— sonreí.
—Wow... despacio— dijo poniéndose una bata encima de su pijama. La diva— Yo nunca dije nada sobre regresarte tus cosas. El celular, los controles de la TV y las llaves del auto todavía no decido cuando dártelas.
—¿¡Estas loco!?— grité— teníamos un trato, el castigo solo era de dos semanas. O sea que hoy se termina.
—El castigo de la escuela si, pero conmigo es muy aparte— se encogió de hombros— ¿Ya compraste tu laptop?
—No, todavía me falta cobrar una semana de la tienda— negué con la cabeza.
—Ahí está, ¿entonces con que vas a ir a la escuela?— se cruzó de brazos— no tienes laptop.
—Por favor, te lo ruego, ya entendí que lo que hice estuvo peor que mal, estos dos semanas han sido de lo peor, por favor dame mis cosas, ¿si?— rogué.
—Agh... está bien— sonrió— ve a cambiarte y después te las doy.
—¡Gracias!— lo abracé y salí de ahí chocando con Liam.
—¿Que pasa enano, por qué tan rápido?— preguntó Liam notando mi emoción.
—¡Hoy es el día, Liam!— lo sacudí— ¡Wujuuu!
Me miró raro y siguió caminando.
Corrí por el pasillo hasta llegar a mi habitación. Me duché rápido y me arreglé hasta parecer lo más decente que pude.
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—¡Estoy listo!— grité entrando a la cocina.
—Buenos días para ti también— dijo Louis riendo. Estaba sentado en la isla de en medio mientras tomaba su café.
—Lo siento, buenos días a todos— sonreí— ¡Harry estoy listo!
—¡Deja de gritar, estoy justo aquí!— gritó entrando a la cocina con mi celular en mano— ten, mocoso. Cuídalo.
—¡Gracias, gracias, gracias!— salté emocionado.
—Los controles ya los puse en tu cuarto, y... toma— saco de su bolsillo las llaves de mi camioneta.
—¡Estupendo!— grité.
—Supongo que ya te tienes que ir— dijo Niall viendo su reloj.
—Si, ya me voy— tomé mis cosas.
Por fin volvería a manejar a la escuela. Aunque extraño que los chicos de 5Sos se turnaran para llevarme cuando Harry tenía flojera. Hace una semana que regresaron a Australia, pero prometieron volver pronto.
Me quedé unos minutos en el auto antes de partir a la escuela. Revise twitter y vi todo lo que me había perdido, hasta que noté un tweet de Bailee. Le tomé captura de pantalla y encendí el auto, empecé a conducir... pero no hacia la escuela, todavía.
B A I L E E
—Eres un tonto— le dije a Froy, mientras se acomodaba los tenis.
El muy tonto se los había puesto al revés.
—Vámonos— dijo una vez listo— el Uber está afuera.
Salimos de la casa con nuestras mochilas en mano, nos subimos al Uber que había llamado Froy y partimos a la escuela. Estos días han sido muy aburridos, no he visto a Alex y lo peor es que ni siquiera sé hasta cuando.
Llegamos después de quince minutos, ya que había mucho tráfico. Camine como todos los días a mi locker. Alissa no había podido venir hoy y Neels y Froy estaban justos... como siempre últimamente...
Abrí mi locker dispuesta a meter mis cosas pero algo me lo impidió. Habían algunos girasoles, mis favoritos. Una bebida de starbucks y un screenshoot del tweet que puse ayer. "lo único que en verdad necesito es un té negro de fresa de Starbucks".
—Pero que...— revise si había una nota, pero nada.
—Pensé que te gustaría...— cerré mi locker y detrás de la puerta estaba ahí el. Mi novio.
—¡Oh por Dios!— me abalancé a él enredando mis piernas en su torso— Te extrañe tanto.
—También yo, no tienes idea cuando— me dio un beso. Lo extrañaba tanto— Pero ya volví.
