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Las luces se pagaron y una música lenta y pesada comenzó a sonar. Boa Hancock siguió hablando.
-Para celebrar este día, una de nuestras hermanas piensa llevar a cabo un espectáculo. Recuerden -alzó su dedo índice, captando, aún más, la atención de todos los allí presentes. -que no es juguete ni un pedazo de carne, si no que se siente libre como mujer y no tiene miedo de mostrarlo al mundo. Sin más dilación, Demon.

Una silueta oscura apareció andando por el escenario. Sus caderas se movían al ritmo del golpeteo, ahora suave, de la música.
Una cascada de pelo negro rodeaba la parte superior de su figura, como si se tratase de un ser etéreo abrazado por la oscuridad.
La sangre comenzó a tronarme en los oídos. ¿Cómo podía estar tan caliente si ella ni siquiera había mostrado su cara?
Un fogonazo de luz blanca iluminó sus suaves rasgos, tapados por una mascara que combinaba las caras sonriente y triste. Parecía un ser que se divertía con los humanos, pero ella era real. Muy real. Y su cuerpo emitía un magnetismo que al mío le era imposible de ignorar.
Su camisón oscuro se pegaba a sus curvas como si se tratase de una caricia, sin dejar apenas a la imaginación. Sus piernas, largas, estaban musculadas, eran fuertes pero seguían estando acorde con un cuerpo como el suyo. Todo tan femenino, tan... Peligroso.

Se fue acercando a las mesas y la música incrementó su rapidez. Se movía con gracia, moviendo las caderas y meciendo su cuerpo.
Dio un par de vueltas sobre sí misma y paró, dejando brillar su mirada. Ahí, nuestras pupilas se encontraron: un azul tan frío como el hielo.
Mi espina dorsal fue recorrida por un escalofrío. Yo había visto esos ojos antes, hacía meses, sí, pero era algo que había dejado marcada mi alma a fuego, y nunca podría desprenderme de ello.
Sus cejas hicieron un movimiento sugerente y, al ver que tenía mi atención, se acercó a mí. Parecía una serpiente, peligrosa, silenciosa.... Letal.
Según se puso a mi altura, sus dedos comenzaron a recorrer mi pecho, primero por encima de la camiseta que llevaba, para luego introducirse por debajo de ella. Sus uñas arañaron y rascaron a su antojo, deteniéndose donde estaba mi cicatriz. Sin dejar de mirarme a los ojos, la recorrió entera, dejando un cosquilleo a su paso. ¿Cómo sabía dónde tenía yo esa cicatriz?
Se sentó sobre mi regazo, abrazándose a mi cuello, y comenzó a mover sus caderas sobre mí.
Su pelo nos cubrió como si de una cortina se tratase, creando un espacio privado sólo para nosotros.
Sus ojos no se apartaban de los míos.
Mi erección se hizo aún más presente al notar cómo ella se mecía lentamente, a la vez que se apretaba contra mí. Una sonrisa de satisfacción apareció en sus labios al escucharme sisear.
Acercó sus labios a mi oído y lamió mi lóbulo, jugando con él entre sus dientes.
-¿Sabes? -me dijo en un susurro. -Todos sois iguales.
Un dolor punzante me atravesó entonces. Alarmado, miré cómo se alejaba de mí y me sonreía. Tenía mi pendiente plateado entre los dientes. Mirándola sorprendido, vi cómo lo escupía encima de la mesa, con asco.
Comenzó a alejarse de mí, mientras yo llevaba la mano a mi oreja, la cuál sangraba. Me había arrancado el pendiente que me comprometía con... Tashigi.
Mis ojos se abrieron de sorpresa. Era ella. Nadie más podría haber sabido todo eso. Mi cicatriz, cómo atormentarme así, el compromiso.... Y el odio que destilaban sus palabras. Era ella. Era Robin.
¿Ahora era una de las Kuja?
Mientras mi cabeza discurría, ella había vuelto al escenario. Acabó el show con una pose en la cuál quedaba medio inclinada, como una pantera a punto de saltar.

Los aplausos no se hicieron esperar.
Ella no sonreía, ni mostraba emoción alguna.
Boa Hancock apareció entonces y la cubrió con su abrigo. Robin la miró agradecida y se apretó contra la tela, envolviéndose en ella.
-Ya ven, señores. Libre de hacer lo que quiera, como quiera y cuando quiera con su cuerpo. Un aplauso pars mi hermana Kuja.
La multitud se levantó, al ver a ambas juntas. Era un espectáculo sin precedentes.
Boa Hancock, la emperatriz de los suburbios, junto a una mujer que parecía la reina del hielo.
¿Dónde había quedado ahora la pasión que demostró bailando? Ese fuego en sus ojos se había apagado, quedando únicamente un cascarón vacío de independencia. Una expresión que yo había visto muchas veces, mientras ella se reunía con Crocodile.
Era como si se abstrayese de este mundo, encerrándose en ella misma.
Al encenderse más luces, me fijé bien. Estaba más delgada, pero a su vez, sus curvas se habían marcado más, haciéndola aún más deliciosa. Marcas pálidas brillaban sobre su piel, únicamente las veías si sabías donde debías mirar. Esas marcas se hicieron conmigo delante, demostrándome que hasta las diosas sufren y caen. Pero ante mí tenía un fantasma, vívido, de lo que fue Robin. ¿Esto era lo que había estado haciendo?

Confuso, recogí mi pendiente, envolviéndolo en un trozo de servilleta y metiéndolo en mi bolsillo.
Franky y Luffy me miraban, con mil preguntas en sus ojos, a la vez que satisfechos.
Con que éste era el regalo adelantadísimo de mi despedida de soltero...

Negándome a mirarles, enfoqué de nuevo mi vista en el escenario, donde varias mujeres más se habían reunido con Robin y Boa. Si lo que querían era confundirme, lo habían conseguido.

-Creo que vas a necesitar un nuevo agujero -Luffy me dio un golpe en el lóbulo de la oreja, sacándome un siseo de dolor.
-¿Sabíais dónde estaba todo este tiempo? -pregunté, apretando los puños.
-Lo cierto es que no -ambos se encogieron de hombros. -Habían llegado rumores de una mujer fría como el hielo, pero caliente como el infierno, que había sido "adoptada" por la emperatriz. Así que.... ¿Por qué no venir a comprobarlo? Además... -Franky se acercó a mí - estoy súper seguro de que lo has disfrutado. Estaba claro que ha ido a por ti.

Intentando no ponerme colorado, miré hacia otro lado, mientras ambos se reían a mi costa.

-Ahora en serio, Zoro -Luffy se recompuso. -Teníamos que hablar con ella. Nami dijo que no se casaba con Sanji si Robin no estaba presente, y no están las cosas como para que el pobre hombre se nos corte las venas por amor.

-Tch.... Podíais haber venido vosotros solos, o con Nami. ¿Qué mierda pinto yo en todo esto?

-Que es más divertido... Está más que claro que, en lo que a ella respecta, no te ha olvidado -Luffy sonrió de par en par, provocándome escalofríos. Esto no me gustaba nada.... Al final iba a ser yo el que acabase dando explicaciones.







N/A: NICO ROBIN HA VUELTO.
Esta segunda parte será mucho más corta, y pondrá la guinda a la historia que comenzó con Fortune.
Disculpen que no haya actualizado Bellemere, pero me encuentro, ciertamente, bloqueada.

Anyway, espero que lo disfruten, le den mucho amor y que me cuenten qué es lo que quieren que suceda. Tanto aquí como en Bellemere.

Feliz año, y miles de besos.
Los quiero 💙💙💙💙

Sam

Empire (Zorobin)   •PAUSADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora