Dolor

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Ella estaba acostada boca abajo en la camilla. Tenía pantalones y la bata de hospital subida, exponiendo su espalda. La vista era horrible. Había cicatrices enormes. De distintos grosores y largos. Todos deformaban la superficie de su espalda.

Sus brazos descubiertos mostraban distintos tonos de negro, morado y amarillo.

Tenía cinco dedos marcados en el brazo izquierdo.

Su cara, nunca me había dado cuenta de la cicatriz que iba desde debajo de su labio inferior hasta casi la mandíbula. Era delgada y casi no se notaba. Tenía la ceja partida, al igual que unos de sus labios.

Pero lo que más me atormentó fueton sus ojos. Llenos de dolor. Perdidos en la nada, probablemente tratando de huir de la realidad.

Mikel maldijo por no bajo y caminó hacia ella. Le cogió la mano delicadamente y besó su coronilla. Ellie apretó su mano, sin salir de u propia fortaleza.

Pude ver en el rostro de Mikel lágrimas. Me sorprendió, puesto que en mi vida nunca había visto a un hombre llorar.

Después de unos minutos, se apartó con resignación. Me miró y habló con voz ronca.

-Llamaré a los del equipo y al entrenador.

-¿Y sus padres?

El me miró muy serio.

-Somos todo lo que tiene, Dylan.

Él salió de la habitación y yo me quedé pensando en lo que me acababa de revelar el chico.

Me senté en una silla al lado de Ellie.

Miré su cara. Era completamente distinta a la chica graciosa, brillante y listilla de todos los días. Pareció envejecer muchos años. Y, aunque no la conocía muy bien, podía admitir que extrañaba su sonrisa.

Ella pareció salir de s ensueño. Me apretó la mano y parpadeó unas cuantas veces. Lágrimas crudas cayeron por sus mejillas. Sollozos salieron de su boca. Le toqué la mejilla para que me volviera a ver.

Cuando lo hizo, acaricié su mejilla, secando unas lágrimas de camino.

-Todo estará bien-le susurré y besé su frente.

-¿Cuánto tiempo he estado aquí?

como cinco horas.

-Lo siento.

-No pasa nada, linda.

En ese momento entraron los del equipo. Todos traían globos, peluches y galletas.

Cuando la miraron, una combinación de horror, enojo y dolor cruzó sus caras.

Comenzaron a abrazar uno por uno a Ellie. Ella sonreía, pero noble llegaba a los ojos.

Comenzaron a charlar y yo jale a su entrenador fuera de la habitación.

-¿Usted sabe lo que le pasó?-interrogué con furia.

Él me miró y suspiró.

-Es una larga historia.

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