Entre lágrimas nació el amor

Capitulo 1: Bajo la luna de invierno

Capitulo 1: Bajo la luna de invierno

Si alguien se hubiera tomado el tiempo de despertarse a las 3:25 de la mañana en Paylthrow Road, se habría dado cuenta de que el cuerpo delgado y estilizado de Greta Collins se deslizaba con lentitud en aquel orfanato que, para todo el pueblo, solamente tenía la palabra "siniestro" para ser descrito.

La mujer que manejaba todo lo referente al orfanato de Paylthrow Road seria definida como la clásica mujer solterona de la familia. Tenía el cabello gris siempre arreglado en un apretado muño para nada estético. Era algo rellenita, bastante bajita y con una permanente expresión de asco y amargura en el rostro, que resultaba increíble como una mujer con tal apariencia y actitud pudiera manejar un lugar lleno de niños que necesitaban de alegría  y apoyo a diario.

Pues la respuesta es más simple de lo que parece. Ilsa Hoffman no era una mujer que desempeñaba su cargo como debería. Es mandona, ruda, cruel y bastante mala con los niños (Y con las personas en general). Pero si le preguntaban a Greta Collins, no era solo es lo que la llenaba de deseos por escaparse de ese lugar, oh no. Ilsa Nancy Hoffman podía ser realmente una persona odiosa, pero no es exactamente eso lo que hacía querer a Greta mandar a todo y a todos al demonio.

-Detente allí, Collins.

La mirada de Greta cambio rápidamente de una irritación profunda a una dulzura inmensa. Sus intensos ojos azules se dirigieron al apuesto joven enfrente suyo. Anthony Smith era un chico que cualquier mujer definiría como perfecto, sino fuera por la aparente desnutrición que portaba el chico y la evidente tristeza en su expresión. Su cabello rubio y los brillantes y enormes ojos verdes lo hacían resaltar entre los demás. Pero lo increíble era ver la inmensa tristeza escondida en aquellos orbes tan hermosos.

-Hey, Smith. ¿Cómo estás?

-Tú sabes cómo estoy, Gret.- dijo con cierta burla- Hemos vivido en este maldito lugar juntos durante cada día de nuestros jodidos dieciséis años. Y creo que te has dado cuenta de que este lugar se vuelve peor con cada día que pasa.

-Eso ya lo sé, Anthony. Estoy perfectamente consciente de que este lugar es horrible. Y que podremos salir de aquí hasta el día en que cumplamos diecinueve años. Y también sé que puede que nos maten de hambre o de alguna enfermedad que nos contagien las ratas antes de que pasen tres años. Créeme, lo sé. Pero no veo cómo podemos evitarlo, Tony.

La expresión de Anthony fue tan demoledora que, por un momento. Gret se dio cuenta de que tal vez había sido demasiado dura. Pero ella no podía seguir aguantando tanto tiempo. Ella sabía en su corazón que Anthony tampoco podía, pero no tenían dinero ni recursos para escapar. Según los pocos datos que había conseguido gracias que se había hecho amiga de una de las ayudantes de la señora Hoffman (que por cierto, ella había despedido después de enterarse de su amistad), la única manera de salir de ese lugar era por autobús o tren.

La estación de autobuses pertenecía a la señora Hoffman y nadie del orfanato podía pasar sin que ella se enterara. Hasta ese momento el plan era que Ilsa Hoffman supiera que trataban de escapar, si ella llegaba a saberlo, entonces estaban muertos. El tren era la única opción que quedaba para salir de Paylthrow Road, el único problema es que la estación estaba a un día y medio a pie, cosa que no sería tan grave si el camino a la estación no fuera en medio de un espeso bosque nevado. Además, por ambos boletos del tren tendrían que pagar cincuenta libras. Y contado los pocos ahorros que habían podido recolectar entre los dos, solo llegaban a treinta y dos.

-Deja de pensar en eso, Greta.- la voz de Anthony tenía un tinte de tristeza, pero se mantuvo firme- Lo resolveremos.

Greta no contestó. Simplemente se amoldó al cuerpo de Anthony y se dejó arrullar por su respiración. Frente a ellos, la luna se mostró grande y hermosa. El frío comenzaba a llenar el ambiente, pero no importaba, porque solo así, esas almas podían sentirse acompañadas.