Run For Your Life, if you can little boy

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Quisiera decirle a los lectores que espero con ansias que este pequeño one-shot les guste tanto como el anterior (Si es que llegaron a leer I Want you), y que su gusto y amor por este shipp crezca.

Y de igual manera, esto quiero dedicarlo (como siempre) a todas las fieles fans del perfecto Starrison, ojalá les guste un montón.



















































"El problema del vigor sexual resulta especialmente interesante porque representa la confluencia de voluntad y amor"







































El sonido de la música de aquella fiesta era más que relajante para aquel chico de ojos azules quien se encontraba acurrucado en el regazo de su chico escuchando tranquilamente las bellas melodías.

Era satisfactorio y facinante la tranquila música mezclada con el bello aroma del pecho en el que se encontraba recargado, sobre el pecho de su "Daddy". Aquel que decidió acomodarlo de mejor manera en el momento en que se dió cuenta de que su pequeño "Baby" comenzaba a caer en un sueño.

-Ritchie, bebé- llamó de manera meliflua, a aquel pequeño que portaba un traje negro y se había deshecho de su saco para así quedar con solo su chaleco y su camisa totalmente blanca.

-Es hora del pastel precioso- habló entusiasmado, pues sabía lo mucho que le gustaba a su bebé ese tipo de fiestas, así que no esperó más y lo despertó en el momento más esperado de la noche, bueno, al menos para el pequeño Ringo quien había estado esperando toda la semana a que se llegara el viernes para poder asistir al cumpleaños del fiel amigo de ambos, aquel chico llamado Paul.

Y es que John había trabajado tanto en esa fiesta para su pequeño Paulie, que le pareció más que perfecto invitar a George y a Richard al cumpleaños número veintiuno de su novio.

Por otro lado, Ringo se emocionó de una manera que hizo estremecer a George de ternura por ver aquellos hermosos ojitos brillar al momento de ver como Paul se acercaba al pastel para soplar con emoción las
veintiún velitas.

Tres soplones y aquellas pequeñas velitas que antes estuvieron prendidas fueron apagadas por el feliz cumpleañero, mientras en los ojos del pequeño azulino se reflejaba una emoción por ver a su amigo contento e irradiando felicidad. Sin embargo, su emoción aumentó cuando se dió cuenta de que la hora de dar pastel a los invitados había llegado y eso significaba, para aquel chico de baja estatura, que podría devorarse tranquilamente uno de sus manjares más preferidos de toda su vida. Pastel de vainilla, o algunos ricos mochis.

Pero había un problema, el pobre pequeño había olvidado que su cuerpo no recibía tan bien lo azucarado y que ponía en riesgo su salud.

A Daddy no le gustaba que Baby se enfermara y menos por comer tanto dulce, y si su Daddy no quería que comiera esas cosas, él no lo haría, y si lo obedecía y lo hacía bien, talvez este le entregaría un premio.

Ambos chicos se levantaron de su asiento, tomados de la mano dirigiendose hacia aquella mesa donde, era de esperarse, Daddy elegiría los dulces que su bebé consumiría y que no fueran tan malos para su salud.

-Daddy, quiero unas gomitas- exclamó aquel ojiazul en forma de un puchero dirigido hacia George para que cumpliera con su capricho y poder darle la comida que él quisiera. Sin embargo esto fue negado por el guitarrista quien no dijo nada, más que un No.

Después de varios manjares rechazados, el pequeño Richard ya no podía más, y no le quedaba de otra mas que tragarse su orgullo. Pero a pesar de eso, el ojiazul se las ingenió para intentar alcanzar un pequeño Cup cake con crema color azul y con chispas de arcoiris sin ser descubierto por su Daddy, pero fallando su cometido al ser detenido por aquel colmilludo que lo observaba con amenaza.

Run For Your Life [One-shot] Starrison Donde viven las historias. Descúbrelo ahora