Introducción.

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Santiago Vidal, observaba a través de los grandes ventanales de su imponente oficina como la lluvia caía con fuerza. Ese ruido ensordecedor lo atormentaba. Le recordaba esa fatídica noche en la que todo terminó cinco años atrás.

Resopló con un sentimiento de congoja anidado en su pecho, con sus tristes ojos azules miró el agua golpear el vidrio, de la misma forma en que los recuerdos martillaban su corazón.

Colocó sus manos sobre la cornisa, y suspiró. Divisó como una bruma de neblina cubría los grandes rascacielos, tornando el cielo gris, tal cual su vida se transformó desde aquel instante. De nuevo aquella sensación de soledad cubrió su corazón, los remordimientos, no lo dejaban en paz hace ya un largo tiempo, en especial en las tardes lluviosas que tanto le recordaban a ella.

No comprendía por qué ese día los recuerdos taladraban su cabeza. Quizás se debía a que su boda estaba muy próxima, o tal vez la respuesta a sus dudas era tan simple: Aún la amaba, a pesar del tiempo, de la distancia, y de sus mentiras, su corazón era tan necio que se negaba a olvidarla.

Sus ojos se llenaron de lágrimas al rememorar aquella noche.

***

—P- Por favor escúchame —suplicó ella.

—No tengo nada que escucharte, no quiero volver a saber de ti —enfatizó arrastrando las palabras de la furia que sentía—. No me incumbe lo que hagas o dejes de hacer con tu vida. Si alguna vez te ame, ahora te odio por falsa, mentirosa e interesada —espetó con la mirada llena de resentimiento y el semblante cubierto de decepción—. Todo fue por mi dinero, ¿verdad? —La zarandeó. —¡Contesta! —vociferó.

La joven, lloraba sin tener que decir. Él no deseaba escucharla, la trataba tal cual a una cualquiera, como una aprovechada.

—Todo lo hice por amor a ti... Por favor déjame explicarte. —El joven no creyó en sus palabras, la rechazó. Lleno de ira, sin medir su fuerza, la empujó, y ella cayó al suelo de rodillas ante él—. Perdóname, mi amor por favor, déjame explicarte —rogó sin calmar su llanto.

—¡Levántate! —ordenó él enfurecido. No podía contener su enojo, se había enamorado de ella, y confiado en sus palabras, era la mujer de su vida, con quien pensaba casarse y formar una familia, se sentía decepcionado, herido, burlado, y humillado.

Los dos lloraban al mismo tiempo, mientras la incesante lluvia caía sobre sus cuerpos.

—Por favor —susurró bajito la joven.

Él la agarró con fuerza de los brazos, y la levantó del piso.

—No vuelvas a llamarme: mi amor —vociferó tensando la mandíbula—. Esa palabra te queda grande a ti. No me busques, no me hables, desaparece de mi vida, haz cuenta que estoy muerto para ti.

****

El timbre de su IPhone lo sacó de sus cavilaciones, respiró profundo al ver que era su futura esposa Eliana, la que lo llamaba.

—Amor, no olvides que hoy en la tarde tienes cita con el diseñador —expresó la chica—. Espero no faltes, deben hacer la última prueba de tu traje.

—Ahí estaré —respondió, quedándose pensativo.

—Pero qué cariñoso estás hoy —reclamó Eliana.

—Estoy un poco atareado, tengo junta directiva en diez minutos.

—Lo comprendo, cariño. Solo recuerda que después de esa reunión, te estaremos esperando.

—No lo olvidaré —concluyó la llamada y resopló. Tomó asiento en su mullido sillón de cuero, y sacó de uno de los cajones de su escritorio un estuche de terciopelo, lo abrió, observando el anillo que iba a entregarle, su corazón tembló al recordarla.

SI ME VES LLORAR POR TI.  Libro 5  (Serie Romance ) (Completa solo en Buenovela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora