Un pequeño relato inspirado en el hombre que iluminará mis días en aquel lejano sueño de encontrar al compañero ideal, con el que ayudarnos mutuamente cuando todo este perdido.
Erase una vez, hace millones de años atrás, antes de que siquiera el primer ser humano pisara el planeta conocido por todos como la tierra, en aquel entonces, un hombre vivía en la luna, solitario y frío como esta, en medio del infinito oscuro del universo sumergido en un mar sin fin de hermosas estrellas dispersas por todo aquel manto interminable.
Este hombre, de expresiones suaves y mirada triste, vivía en soledad desde que tenía consciencia, casi desde el inicio de los tiempos, solía salir a explorar y a visitar los demás planetas, pero tan solo a la lejanía, era demasiado tímido para osar acercarse e irrumpir en atmósferas ajenas a lo conocido para él, por lo que tan solo se limitaba a contemplar otros tipos de vida desde los cielos en compañía con bellos luceros, cuando ya se cansaba de estar horas observando otros lugares simplemente volvía a la luna como era de costumbre, pero siempre procurando que fuese antes de que el ciclo lunar se hubiese completado, puesto que cuando la luna estaba llena, él no podía salir, y sin él en su interior sería una luna sin brillo y nunca más lo tendría, por lo que nunca más daría paso a la noche, en consecuencia el día se podía apoderar para siempre de los planetas y de toda vida albergada en ellos, cosas terribles podrían suceder si no se cumplía aquel ciclo tan importante que mantenía en equilibrio la vida.
Un día una inesperada visita tuvo lugar en el frío astro, una mujer proveniente de Venus, el planeta del amor. Esta chica, aburrida en su planeta por ser a menudo despreciada, decidió salir a explorar y embarcarse en una pequeña aventura, sumado a esto el hecho de que siempre había estado maravillada con el esplendor que emanaba la luna cuando estaba llena, sin embargo nadie sabía que de gracias a aquél hombre esto podía ser posible, y que con su ausencia dicho fenómeno no se podría concretar en lo absoluto, su trabajo siempre estuvo atribuido a cualquier suceso casual del universo, pero esta chica, insatisfecha con aquella vaga explicación, decidió buscar la respuesta por su propia cuenta y es así como llegó al solitario satélite y dio con este hombre de igual característica.
Una vez la luna estuvo en su fase menguante esta mujer consiguió entrar y conocer al fin al causante de esta bella luz y la labor que ejercía, él la vio y quedó sorprendido ante tal inesperada visita, una chica de cálidas expresiones se presentaba ante él, armoniosa y de mirada acogedora, al contrario de él, quién era gélido y de un carácter más ponderado, ambos opuestos en aquel sentido, por lo que se complementaban, y no solo eso, también tenían cosas en común, como lo era el hecho de que eran un tanto reservados pero gustaban de la compañía de alguien más, aunque él se negase eso así mismo, sabía que en su interior le emocionaba la idea, pero el siempre sostuvo que su destino era estar solo por la eternidad.
La luna siguió su ciclo natural como era de esperarse y como siempre había sido, a causa de esto, ya era tiempo de que aquella mujer se viera forzada a abandonar el lugar, por propia petición del hombre, y así lo hizo.
Así estuvieron por bastante tiempo, la mujer le visitaba y le brindaba su compañía, compartían experiencias y recuerdos. Luego de largas conversas y caminatas por la superficie lunar contemplando las estrellas, ambos se encariñaron el uno con el otro, se observaban muy a gusto y bastantes felices, sin embargo, en sus corazones había un sentimiento de inseguridad que les invadía cada vez que el ciclo lunar se completaba, ambos lo sentían, la incertidumbre de no volver a verse, la mujer, ajena a lo que acontecía en el interior de la luna cuando estaba llena, no dejaba de pensar en que pasaría si no le volvería a ver nunca más, dado que su amado tenía que permanecer encerrado en lo que esta duraba, misma inquietud del hombre frente al temor de perder a su amada, pensando en como rompería su corazón si no volvía con ella, sin embargo no se habían atrevido a conversar de aquello, hasta que un día, cuando el ciclo lunar nuevamente se iba a completar, la mujer fuertemente decidida dio el primero paso e insistió en quedarse con él aquella luna.
— Os ruego mi dama, deberíais iros, cada vez que esto acontece tengo la incertidumbre de no volver, esto debido a que no siempre es igual, le seré sincero... es horrible permanecer aquí, desde que tengo consciencia hay noches en que esto se vuelve un infierno, noches en que esto no es más que un infierno de sufrimiento y dolor aquí, cada vez más violento, he de afrontar estas cosas solo, como el universo me ha creado, si alguien más se encontrase aquí cuando ello ocurriese, no os puedo decir con certeza que pasaría, pero he de suponer que nada bueno y no le deseo por nada de la galaxia a usted estas experiencias, yo he sido creado para aguantar esto, hasta donde tenga que aguantarlo, así que os ruego que os vayáis mi luz, si no he de volver cuando acabe la luna llena solo recordadme y no sufráis por mi, cada vez que veáis la luna seré yo iluminando vuestro camino.
Pero ella se negaba y ante aquellas sinceras palabras entendió que eran los momento menos indicados para dejarlo a solas y abandonarlo a su suerte, esto reforzó su decisión, se lamentó no haber tenido la iniciativa antes, pensando en las miles de lunas que tuvo que afrontar solo, el obstinado pensamiento en no volver a verle le atemorizaba. Él, en el interior, tampoco quería dejarla ir, pero sabía el riesgo que corría si permanecía ahí, por eso mismo debía convencerla en abandonar el lugar, porque le amaba, tanto como ella a él.
—No os dejaré mi luna, estaré con vos en buenos y malos momentos, como debería ser siempre, no me importa lo que digais de eso, se que es egoísta, pero así lo he decidido, ni siquiera vos podéis negarme el hecho de que deseo permanecer con usted hasta el fin de los tiempos y conectar nuestras almas, hasta más allá del cosmos y este universo interminable, así tenga que sacrificar mi existencia misma lo haría por vos y aquel deseo de darle todo lo que tengo. Habéis sido tan amable y paciente conmigo desde el inicio de mi visita, a pesar de demostrar a simple vista un carácter un tanto frívolo, en el fondo sois la persona más bella que he conocido en lo que llevo de existir y doy por seguro que no habrá nadie mejor, sois único, mi amado faro de sueños y emociones en este universo.
Y manteniendo su postura la mujer permaneció ahí con él, el hombre dio un largo suspiro negando con la cabeza, ya se había resignado a la idea de que no podía convencerla de lo contrario, dado que el tiempo que les quedaba tampoco era el suficiente, permanecieron ahí abrazados, lloraron y luego rieron, ambos se tenían el uno al otro, y eran conscientes de ellos, eso les hacía inmensamente feliz.
La luna se completó. Afrontando el destino que esa larga noche les esperaba, aquel hombre ahora se volvió un ser hostil, su personalidad cambió completamente, se tornó salvaje y perdió el conocimiento junto con el control de sí mismo, la luna brilló más que nunca.
Ella temió por un momento, pero con su calidez le seguía abrazando sin soltarlo, los demonios de este hombre salían y se apoderaban del astro explorando e infundiendo el miedo, transformando la ya tan mentada luna en una luna roja como la sangre, tal como lo había vaticinado el hombre. Esa noche fue terrible, sin embargo poco a poco estos espectros fueron apaciguados por la calidez de esta mujer, la que en unos largos minutos y casi infinitos minutos había transformado aquellos demonios en unos bellos ángeles, cuales resplandecían intensamente, y con ello, la luna restauró su brillo como siempre y nunca lo había hecho, más luminosa que nunca, y entonces todo volvió a la normalidad, el hombre recobró el sentido y ella sobrevivió, estando siempre ahí para él, con él, para que cuando pase lo mismo nuevamente no tenga que temer nunca más.
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♥Cada vez que miréis la luna recordad que vuestra luz puede estar en cualquier parte del mundo, la luna, la misma que mirais todos y cada uno de ustedes. ♥
