La incesante alarma de las 6 de la mañana había interrumpido su apacible sueño, sin ningún apuro tomó pesadamente el teléfono de su derecha, mientras intentaba desbloquearlo sin lograrlo.
El tercer intento es el vencido se decía.
Puso el teléfono de vuelta en su lugar para intentar regresar al mundo de los sueños, sin embargo no lo consiguió por más que intentaba cerrar los ojos, no lograba dormir, así que se levantó, se vistió e intentó comenzar con sus tareas pendientes de la universidad.
Una vez concluido todos sus asuntos, se preparaba para una siesta cuando alguien le dio una sorpresa.
Su amigo Youngjae, compañero de departamento y gran confidente. Le había concertado una cita a ciegas, Daehyun se oponía a que su compañero le tuviera que conseguir ese tipo de reuniones y más con alguien que no conocía.
- Vamos Dae, será divertido - expresó.
- Ni loco seguiría uno de tus tontos planes - exclamó mientras lo golpeaba en la nuca.
- Oye - dijo tocándose en el lugar adolorido - mis planes no son tontos, solo quiero que salgas alguna vez y que mejor una cita.
- ¿Como estás tan seguro, eh? - cuestionó, mirándolo incrédulo.
- He contactado con un viejo amigo que conoce a una chica muy linda, ella esta soltera y quiere conocerte - expresó con una sonrisa, intentando ser convincente.
- Pero yo no te pedí esto, Youngjae, te gusta hacerme sufrir - decía Daehyun con un gran desánimo.
- Es mi venganza - dijo sin ningún miramiento - por las veces que dejas plantado cuando quiero salir.
- ¡No puedo creer lo que dices YOUNGJAE!, exclamó señalandolo con el dedo.
- Vamos Dae, deja de hacer berrinche, que tienes una cita y no debes hacer esperar a la hermosa señorita.
Con toda la pesadez del momento y sin mucho interés, Daehyun se metió a la ducha, mientras renegaba contra si mismo por seguir el juego a Youngjae. Sabía que el tibio chorro de agua podría tranquilizarlo y ordenar sus pensamientos.
Daehyun era un chico que estudiaba mucho, por ello no salía ni tenía citas, era dedicado y le gustaba ser así, pero ahora estaba considerando en que talves era buena idea salir, aunque sea solo esta vez y en menos de diez minutos se encontraba frente al espejo, terminando los últimos toques, el cabello castaño que tenia era tan rebelde que debía controlarlo cuidadosamente para terminar y mostrarse frente a Youngjae, así él, podría examinarlo y dar su aprobación final.
- Como siempre quedaste muy bien, aún cuando te negabas ir, te esforzarte en tu apariencia - expresó Jae, mostrando una sonrisa triunfal.
- Aunque tenga ganas de salir o no, debo lucir bien ¿no crees? - dijo ocultando totalmente su interés en el asunto.
- Tienes que estar a las 4 de la tarde en el Coffee Shop ¿quieres que te haga un mapa? - habló el menor burlándose del contrario.
Daehyun sabía perfectamente donde estaba, era el mismo lugar en el que ambos amigos se reunían para tomar café después de las clases de la universidad, para disfrutar de un ambiente relajado y ameno.
Salió presuroso del apartamento, sin despedirse de su amigo, tomando sus llaves y una chaqueta gris por el frío de la época y abordó el colectivo que lo acercaría a la cafetería.
En el trayecto comenzó a observar todo lo que lo rodeaba y un miedo comenzó a apoderarse de él. Que pasaría si no le agrada a la chica, o no sabría que decirle o preguntarle y todo terminaría en un gran fracaso, no podía evitar sentirse inseguro, probablemente por una experiencia pasada que le había impedido poder salir nuevamente en una cita, pero debía dejar el pasado y pensar positivamente, porque esta vez, todo sería diferente, así que tomó valor suficiente y descendió del autobús, sus pasos eran lentos mientras se acercaba al café, abrió las puertas del mismo y al encontrarse en un lugar tan familiar, se sintió confiado dirigiéndose a su mesa favorita y poder respirar tranquilo.
Una joven mesera se acercó a él, entregándole la carta, de manera amable le indicó que regresaría de unos minutos, los mismos que aprovecharía para esperar a la joven que debería llegar pronto. Sin prisa leyó detalladamente todo lo que la cafetería ofrecía la lista, pensando que, de un momento a otro, ella llegaría.
Pero esos minutos se hicieron eternos, mientras la mesera regresaba una y otra vez, esperando que ordenaba algo, cada momento era más desesperado que el anterior. ¿Acaso lo habían dejado plantado? ¿ Será posible que él haya sido tan idiota? ¿Cuánto más la esperaría?
No tuvo más remedio que pedir el café de siempre, porque mantenía la esperanza de que la joven había tenido un gran inconveniente, motivo que justificaba su atraso, o talves sea un asunto más grave, cosa que le preocupaba mucho más. Así que se le ocurrió llamar a Youngjae, él podría tener alguna información sobre ella. Sacó el móvil con rapidez sin embargo no encendía.
- Maldita suerte la mía - pensó.
Solo a él podrían pasarle estas cosas, con el celular apagado y sin ninguna noticia se resignó a quedarse todo el tiempo que fuera necesario, todavía conservaba esa pizca de esperanza de que ella entrara por esa puerta.
Así que pasó las horas siguientes con la vista en dirección a la entrada, detenía su vista a cada chica que ingresaba, pero ninguna se le acercaba.
Todo terminó hasta que pudo observar que apagaban las luces de ingreso, percatandose de ser la única persona que se encontraba ahí, cabizbajo, contenía las lágrimas y la impotencia de está decepción, sentía haber sido rechazado y en esta ocasión no tuvo la oportunidad de tener una cita y hacerlo mejor que la última vez.
Intentaba sacar la billetera para pagar su escaso consumo cuando alguien se acercó sin hacer ningún ruido. Daehyun observó a un joven de ojos claros y cabello rubio que le dijo.
- Buenas noches, me temo que ya cerramos y...
- No te preocupes, ya me voy - sentenció Daehyun, intentando ponerse de pie. Pero el más joven lo detuvo.
- Lo quería decir, es que me disculpe, pero lo he estado observando desde que entró - dijo el muchacho, quien se sentaba frente a él como si quiera iniciar una conversación - Es la primera vez que veo a alguien quedarse por tanto tiempo.
Daehyun estaba sorprendido de que alguien lo había vigilado toda la tarde, ni siquiera se había percatado de ello, era muy extraño todo aquello, pero el otro siguió hablando.
- Creo que debo presentarme, me llamo Junhong y tengo 18 años, mi padre es el dueño del local, por eso trabajo aquí - declaró sin ningún problema - No quisiera que se vaya sin haber probado un poco de él más delicioso pastel de la casa. ¿Acepta?
Nuevamente Daehyun no entendía lo que el contrario hacia, porqué era tan amable con él ni cuales eran sus intenciones.
- Perdón, pero debo irme - expresó Daehyun, mirando a los ojos - vine aquí porque tenía una cita y jamás llegó, solo quiero ir a casa.
La tristeza de Daehyun era notoria así que el más joven pronunció.
- Entonces tenga una cita conmigo, no quiero que se vaya así, deje que yo lo haga sentir mejor. Solo si usted quiere.
Daehyun sabía que esto ya había llegado a una situación que no había esperado pero sin pensarlo mucho aceptó. Ya sea por el hambre o la compañía lo hizo, pero no pudo evitar preguntar a Junhong del porqué hacia eso, a lo que el menor con franqueza respondió.
- Siento que usted es una persona muy interesante, además no puedo negar que es muy atractivo.
Sonrojado y apenado intentó desviar su mirada. Era la primera vez que alguien le decía un cumplido tan lindo, se sentía tan feliz, como jamás se había sentido.
Ese día, Daehyun comprendió que las cosas a veces están destinadas, y todo lo que le había pasado era para que en ese momento, él conozca, al amor de su vida.