En una mansión oculta entre los árboles el viento acarrea gritos, gruñidos y a leguas se huele el peligro.
Una grupo de tigres cambiaformas que lograron burlar la seguridad de la manada atacaban sin piedad todo lo que se movía. Mientras que casi todos los familiares y sirvientes del matrimonio Kim han sido evacuados, en el lugar aún se encuentran la omega y alfa líderes de la familia junto con su hija más pequeña que recién se había presentado como omega.
"Cariño, debes irte.
No dejes que ____________ me vea así." Dijo Sheila, salpicando sangre
"Llévatela y protégela, amor mío""No.
SheiLa, no me iré, me niego totalmente a dejarte morir" HeeJun murmuró entre dientes, sus ojos rojos de dolor y el corazón palpitándole con fuerza
"Me duele, pero sabes que no lo lograré.""Si tu mueres lo haré contigo.
No te abandonaré." Dijo HeeJun"No. Tienes que irte ahora, no puedes dejar solos a nuestros hijos.
Tienes que cuidarlos, a todos y cada uno de ellos."
Cerró sus ojos con fuerza
"Por mi, si no puedes hacerlo por ellos.... Hazlo por mí."
Se oyeron grandes rugidos e intenciones oscuras atravesaron la pared.
"Ya vienen, tienen que marcharse, yo... Los entretendré aquí."
Apuntó con su cabeza a un pequeño pasadizo, por el que habían salido todos los que se encontraban ahí, ante el impacto de la llegada de los intrusos se derrumbó dejando solo la mitad del conducto. Pasar por ahí requería agilidad.
"Mami, Papi, ¿Qué pasa?"
Una pequeña cachorra estaba confundida pues no veía a ninguno de sus hermanos, era ajena a la conversación de sus padres y al peligro que les acechaba.
"No te preocupes, cielo."
Sheila le dedicó una gran y quebradiza sonrisa, su labio inferior estaba cubierto de sangre, había una profunda herida surcando su precioso pecho y respirar cada vez se le hacía más y más duro. Apenas conseguía mover un dedo."HeeJun, por favor. _______________, tienes que protegerla. Tienes que protegerla." Sheila se aferró a los brazos de su amado y lloró sobre su pareja, abrazando a la joven omega en sus brazos.
"Sheila, Sheila." Imploró con voz cortada "No puedes abandonarme Sheila.""La puerta no resistirá más."
Notó SheiLa quién comenzaba a desesperarse, sentía el fuego emanar de su tórax, quemaba respirar, pero era peor saber que su amado y su pequeña terminarían como ella
"¡No, ya váyanse! ¡Pronto será demasiado tarde! ¡Demasiado... Demasiado...!""No me iré." Gruñó él, mientras sostenía su mano ensangrentada entre las suyas.
"¡Maldición, maldición! ¡HeeJun, HeeJun, no seas egoísta, tienes que pensar en nuestros hijos!" Ella le rogó con todo su corazón
"¡Si soy egoísta es porque eres la otra mitad de mi alma, y mi vida no tendrá sentido si no estas tú en ella!"
Sólo pudo apretarla contra si más porque HeeJun, que era su luna, iba a sufrir como nunca, odiaba tener que dejarlo tan pronto, le dolía un infierno, pero era su hija, ambos pusieron de su parte para verla nacer. Al menos ella tenía el derecho de crecer y que uno de sus padres lo viera. Aunque fuera solo uno, estaba bien.
"Ella merece más que esto. Somos tu y yo, HeeJun, quienes decidimos que ella tuviera una vida, no tuvo otra opción que nacer, nuestro egoísmo la ha traído aquí ¿No tiene el derecho de encontrar su otra mitad? ¿No crees que merece ver las nubes y el cielo... tal y como tú y yo lo hicimos?" Lloró su alma al escuchar el crujido de una puerta quebrándose.
"No..."
En medio de su llanto, dejó por unos momentos ese mundo terrenal y oscuro y reapareció en un lugar luminoso que estaba completamente vacío y, en cambio, sólo una neblina de colores pálidos se hacía presente.
No muy lejos vió una figura femenina, era alta y hermosa, con un gran sombrero rosado que cubría gran parte de su rostro, la piel suave que parecía nieve, la cintura estrecha, a la par que las caderas, SheiLa se preguntó quién sería y que estarían haciendo allí ambas.

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Mi Omega Especial (Omegaverse) Jungkook y {_____________}
Fanfiction_________________, la protagonista fuerte e independiente. Jungkook, alfa de una manada rencorosa. ¿Su relación sobrellevará todo? Un mal acecha, aquel que busca obtener por odio lo que un día anheló. «La diosa de la luna se ha de presentar Y un des...