Mi Omega Especial (Omegaverse) Jungkook y {_____________}

En el pasado.

Probablemente ahora estarán preguntándose ¿Qué? ____________, ¿una princesa? Si bien es un giro extraordinario, todo tiene una razón, un inicio. Donde la hebra del destino empezó a hilarse, fue cuando comenzó también a enredarse, uno con otro, estrellándose, cortando, cosiendo. Y es ahí, en el comienzo, dónde la extraordinaria vida de _________ originalmente fue dictada por las moiras. Ahora verán. La gran historia detrás de la mujer que algún día sería adorada por los suyos, y del hombre que la amó con todas las fibras de su ser.

Kim Seulgi fue una mujer alfa con un carácter sumamente deplorable, se encontraba casada con un dulce y tierno omega, madre de dos hijos: Hyunjin y Sheila. Seulgi era una pequeña alfa se encontró al mundo ella sola, sus padres, ambos alfa, solían pelear por todo pues al ser tan territoriales y tener los mismos instintos era difícil que estuvieran de acuerdo en algo. Seulgi y su joven hermano mayor Yoonseo eran callados y retraídos, criados en un ambiente hostil y grotesco, sus personalidades se tornaron hacia lados opuestos. Todo se decidió el día que los madres de Seugi y Yoonseo perdieron la vida en manos del otro. Seulgi escuchó gritos, odio y luego.... silencio. Lo que encontró no era una escena de reconciliación, cuando la policía llegó los niños fueron delegados a sus tíos, pero la mala actitud y frialdad por parte de Seulgi terminó por convencer a sus tíos de enviarla a un internado, que en realidad era más parecido a un orfanato. Yoonseo pataleó, gritó e imploró que su hermana no le fuera arrebatada, pero sus súplicas llegaron a oídos sordos, y Seulgi fue llevada lejos. Cuándo se llevaron a Seulgi, y ellos se abrazaron, esa fue la última vez que Yoonseo vio a su hermana en el reino de los mortales. Que sus almas se encuentren en el Hades. Seulgi se preguntaba el porqué YoonSeo lloraba, era un alfa, los alfas debían ser rudos y no llorar, ¿cierto? Tal y cómo sus padres.

La historia de las Moiras cuenta que Yoonseo se casó y tuvo un sólo hijo, de ojos brillantes y pelo rizado y gracioso. Sin embargo, destinado a una muerte temprana junto a su esposa, su pequeño hijo pasó al cuidado de la hermana de la madre. Una dulce y adorable mujer, que prometió amar a ese niño como suyo propio.

Después de años de vivir penurias y abusos constantes en el orfanato, Seulgi se vió obligada a asesinar su lado suave y manchar su alma lentamente de un odio severo, su mente contaminada por un mundo cruel y asqueroso. Así como la oscuridad vino, también lo hizo e poder, su altura aumentó, sus músculos eran fuertes y su mirada se volvió dura, llena de desprecio. Fue esta fuerza y determinación a sobrevivir a pesar de todos y todo, llamó la atención particularmente de una antigua diosa.

Selene era más antigua que ningún mortal, pero era bastante nueva en el mundo de los dioses. Era respetada gracias a la sangre de su madre y de su padre, y se le había asignado una misión perfecta para entretener al Olimpo. Zeus había arreglado su pequeño juego, destruyendo a una joven humana, jugando con ella, comiéndose su corazón y humanidad poco a poco, hasta que se volvió justo lo que él quería: Un monstruo. Digno del Olimpo, digno de divertirlo, a él. Digno de él.

Desesperada por sus constantes fallas de encontrar una digna heredera, y bajo el escrutinio del Olimpo, encontró la determinación de Seulgi placentera, pensó que quizá eso había faltado antes. Determinación, coraje, odio, fuerza. Las mujeres que había escogido antes, a quienes moldeó, eran inteligentes, habilidosas pero no sentían odio ni coraje, eran felices, no eran perfectas. Selene era una diosa, no apreciaba a los humanos, eran efímeros, ella era eterna. Las vidas de las mujeres que le habían servido con devoción le eran irrelevantes, Selene tenía una misión, y tenía que cumplirla incluso si le costaba la vida de todos los humanos.

Así es como decidió crear a _____________, una mujer perfecta, fuerte, con coraje, pero incapaz de odiar. La creó, como un peón, una mortal desechable, poco esperaba ella enamorarse de su propia creación, de su juguete, de su mortal, de la hija que ella misma había creado.