U N O

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UNO

Italia, 6 de mayo, 2015.

—Eres una fiera, Tessa.

Blake ronroneó en mi dirección, ocasionando que una extraña sensación me invadiese. No podía describir cómo me sentía, debido a que, ni siquiera yo concebía una respuesta lógica y concisa. No obstante, permanecía segura en un aspecto: me alegraba regresar a Francia. De una u otra forma, me regocijaba en la idea de volver.

Blake Rosso, el único amigo que hice luego de mudarme, reía viendo un estúpido programa en el televisor. Todo en él era así: deleitoso, espontáneo y simple. A veces pensaba que su vida era demasiado abrumadora como para poseer una personalidad tan relajada y, además, querer ligarse con una «chica problema». Ciertamente, lo estimaba y apreciaba, sin embargo, no lo entendía.

Romper mi relación con Castiel había dejado una huella en mí; una imborrable y detonante. Desarrollé una especie de miedo a las relaciones y a todo lo que implicase enamorarse —exceptuando al sexo sin compromiso y ligues efímeros—; consideré que quizá el pelirrojo significó más de lo que, en su momento, creí.

—Eso no es un cumplido —mascullé.

—Sí lo es —afirmó—. Tienes este algo que te hace destacar. En fin, ¿cómo se siente volver a casa?

—Aterrador.

—Claro que no —negó—. Verás a tus viejos amigos y podrás rehacer tu vida en Francia.

—¿Amigos? —inquirí, irónica—. Hace años que no hablamos siquiera por mensaje. Los alejé y les fallé. Verlos a la cara me hará sentir como una perra sin corazón.

—Eres una perra sin corazón —rió—. En el buen sentido, Tess. Lo digo de verdad, no eres una mala persona.

—Acabas de contradecirte mucho, Blake —sonreí—. Gracias.

Apagó el televisor y se arrellanó más a mi lado en la cama. Existía una razón por la que confiaba plenamente en Blake: él nunca mentía. No lo hacía jamás. Sin importar que decir la verdad pudiese dañarlo, prefería eso a engañar y perjudicar a otros. De modo que, se metía en problemas constantemente y el hecho de tener un padre con mínimos problemas de ira, no le favorecía.

«Prefiero reír de cada cosa a gruñir cada cinco segundos, Tessa». «Aparento que estoy bien. Si preguntas es porque no te importa».

En ocasiones, yo debía mentir por él. Porque necesitaba defenderlo, como él hacía conmigo. Sin importar que luego se enfadase por ello.

—¿Qué será de mí sin ti, Dulce? —cuestionó—. Eres la mejor amiga que tengo.

—Bueno, puedes venirte conmigo y yo te escondería en mi cuarto. Funcionará.

Sonrió.

—No creo que esa sea una idea muy brillante.

—A la mierda entonces. No lo pienses y solo vente conmigo —pedí—. Puedes terminar la carrera en Anteros Academy y...

—No voy a irme. Deja de llorar sobre mí.

Golpeé su hombro y él fingió un chillido. Algo dentro de mí sintió que no debía dejarlo, empero, preferí ignorarlo porque estaba claro que él no deseaba irse. Y yo no podía obligarlo. No me imaginaba una vida sin Blake, simplemente no me veía sin sus comentarios salidos, sin sus bromas, sin sus risas...

—No estoy llorando.

—Qué bien, porque no quiero que te detenga el hecho de dejarme —soltó—. Cuando las personas están hechas para cosas grandes, Tessa, los insignificantes peones de su juego como yo, no debemos impedir que alcancen su cima. No somos el juego, somos lo innecesario de él.

Sedúceme [CDMU, Castiel].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora