D O S

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DOS

11 de mayo, 2015.

—Repite conmigo Tessa: no debo tomar alcohol.

Rodé los ojos y solté un suspiro cargado de frustración. La imagen de Blake a través de la pantalla era descuidada y cansada, supuse que se debía a que lo había despertado mucho más temprano de lo usual para hacer una videollamada. En parte porque seguía sin acostumbrarme a que ya no sería posible hablar tan frecuente como antes, cosa que me hacía extrañarlo.

—Ya lo sé —resoplé—. Entonces te dejo continuar durmiendo. Ah, no olvides activar la alarma de clases, no llegues tarde a la universidad y no te metas en problemas. No le escribas a Quinn y mantente al margen de todo.

—Luces como mi madre —sonrió—. Vale, incluso a distancia encuentras la forma de darme órdenes.

—Solo te recuerdo lo que debes de hacer. Nada de faltar o fallar, ¿de acuerdo?

—De acuerdo —asintió, pasando una mano por su cabellera—. Dile a Treena que le mando muchos besos y que la extraño.

—Lo haré, adiós.

—Hasta lu...

—¡Espera! —lo interrumpí, antes de que cortara—. ¿Qué crees que deba usar hoy? ¿Formal o atrevida?

—Atrevida —me guiñó un ojo—. Nos hablamos.

Y cortó.

Sonreí antes de apagar el computador y tomar mi maleta para escoger la ropa que usaría. Mi primer día en Anteros Academy marcaba el inicio de muchas cosas que deseaba experimentar: nuevas amistades, fiestas y situaciones totalmente distintas. Si mi vida de universitaria rebelde terminaba este año, la viviría lo más divertido y desenfrenado que se pudiese.

La casa de mis padres lucía igual: vacía, insípida y aburrida. E internamente me alegraba por no tener que vivir aquí, si iba empezar de nuevo tenía que hacerlo desde cero.

No desordené nada al sacar unos jeans ajustados y un top de color azul. Sin embargo, como solía ocurrirme, terminé intercambiando el jean por una falda del color del top y reemplacé el antes mencionado con una camisa blanca de botones dorados. Finalmente cambié la camisa por una blusa del mismo tono y agregué unas mallas al atuendo, finalizando con unos zapatos de color azul cielo.

—Creo que los jeans quedaban mejor...

—¡Dios, detente! —Refunfuñó mi mamá, junto a mi hermana menor, quienes habían entrado a mi habitación—. Te ves bien.

—Pero si cambio la falda por unos pantalones ajustados y la blusa por un top, añadiéndole las plataformas y...

—Tienes cinco minutos para bajar, Tessa Lapoint. Cinco o te vas caminando —advirtió.

—¡Está bien! —exclamé, fastidiada.

Mamá salió dejándome con la pequeña Treena, quien sostenía un peluche de conejo blanco contra su pecho mientras me miraba con curiosidad. Le sonreí antes de coger mi maquillaje y comenzar a alistarme, porque estaba segura de que mi madre no dudaría en decirle a papá que se fuese sin mí. Así de bruja podía ser.

—Blake dice que te extraña, Tree —le informé, a lo que la pequeña abrió ampliamente los ojos y agrandó la sonrisa—. Te manda besos.

Movió tímidamente sus labios consiguiendo que toda mi atención se centrase en ella, pero como era de esperarse no dijo nada. Había pasado un año y ella seguía sin decir palabra alguna. ¿Qué le afectó tanto? ¿Por qué de repente se decidió a no hablar? No lo entendía; no sé qué pudo ser tan grave o fuerte como para dejarla de aquella forma, y eso era lo que más me preocupaba.

Sedúceme [CDMU, Castiel].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora